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Quiz, el escándalo de "¿Quién quiere ser millonario?" (Miniserie de TV) (2020)

Quiz, el escándalo de "¿Quién quiere ser millonario?" (Miniserie de TV)
45 min.
6,6
1.520
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Trailer oficial HD (INGLÉS)
Premios
2020: Premios BAFTA TV: 2 nominaciones incluyendo mejor actor sec. drama (Sheen)
6
No te creas nada
La serie comienza con una declaración de intenciones cuando nos explica que la razón de ser del concurso televisivo “Quién quiere ser millonario” parte de uno de los mayores hobbies de los británicos: tener razón. Y de los no británicos también. ¿A que llevo razón? Pues eso. Que nos encantan que nos doren la píldora.

En lo que llevamos de año llevamos ya estrenadas dos series cuya trama gira en torno a cómo hacer trampas en un concurso. Qué curioso. Si bien McMillions desgranaba cómo un grupo de personas unían esfuerzos para llevarse -de manera ilegítima- el premio gordo del Monopoly de McDonald, en el caso de Quiz, el escándalo de ¿Quién quiere ser millonario? habla de lo mismo pero esta vez el estafado es el concurso televisivo.

McMillions y Quiz, el escándalo de ¿Quién quiere ser millonario? comparten época, es decir, los hechos ocurrieron a principios de los dos mil tanto en una como en la otra. Y aunque las dos series viven un poquito de la nostalgia, no hay mejor momento para emitirlas que ahora. Si cogemos dos concursos de dos empresas fuertes desde un punto de vista financiero, empresas en las que podríamos creer como parte de lo que significa creer en el sistema, y desmigamos su funcionamiento, hasta tal punto que dejamos al aire sus fallos de seguridad, nos provocará una sensación de desconfianza. Dejaremos de creer. No hay mejor compañero para la desconfianza que la desinformación. Y no hay mejor época para la desinformación que esta.

Stephen Frears, con solo tres capítulos, consigue contar mucho sin una historia con mucho sobre lo que contar. Aparentemente. En el primer capítulo -que habla más bien sobre los antecedentes del juego y cómo se creó "Quién quiere ser millonario"- con muy pocos elementos nos divierte, nos crea tensión y calienta la atmósfera de lo que luego llegará en el segundo y tercer capítulo. La jugada maestra del director, y no destripo nada, es la misma que usa un trilero con la bolita. Nos hace mirar para un lado en un capítulo jugando con nosotros en el siguiente, e igual lo que pensábamos que ha pasado en realidad, no ha pasado así. Stephen Frears cierra un círculo en la serie. Quiz, el escándalo de ¿Quién quiere ser millonario? acaba convirtiéndose en un concurso para nosotros mismos. Un concurso donde tenemos varias opciones para dar respuesta a lo que creemos que ha pasado.

Todo esto es la excusa que monta Stephen Frears para mirarnos a la cara y decirnos ¡pero qué arrogantes que sois que queréis llevar la razón siempre! Es que vemos a un tío que no parece muy listo -que encima es militar, blanco y en botella, joder- ganar un millón de libras en un concurso sobre conocimientos y, cómo no vamos a dudar de si ha hecho trampas o no. Lo tenemos clarísimo. La razón está de nuestra parte. Esto es como cuando estamos en una conversación con amigos o compañeros de trabajo, más bien compañeros de trabajo, y creemos saber qué va a opinar uno de ellos en cuanto abre la boca. Como ya sabemos qué va a decir, ¿para qué escucharle?, ¿y para qué esperar a que termine de hablar? Mejor le interrumpimos y volvemos a rebatir sus argumentos.

Si creemos saber la verdad, tanto que no podemos ni esperar a que se desarrollen los hechos, qué más nos dará, si no vamos a cambiarla. Solo acariciamos nuestra verdad como un tesoro. Y si cada uno de nosotros posee una verdad que es muy distinta a la del otro, ¿para qué acercar posturas? Mejor alejarnos. Polarizarnos.
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17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Toses oportunas
Stephen Frears dirige esta miniserie de tres episodios sobre el escándalo que rodeó la participación de Charles Ingram en el famoso concurso "¿Quién quiere ser millonario?". Relata la génesis del programa, el surgimiento de una comunidad de fans, el triunfo de Ingram, la acusación de haber hecho trampas y el posterior juicio. Utiliza a actores notables y un guion que guarda varias sorpresas.

Frears consigue dar al conjunto un tono liviano, lleno de fino humor inglés, una apariencia amable que sin embargo esconde más profundidad de lo que parece a simple vista. Es durante el tercer episodio donde la serie muestra sus cartas y pone al descubierto sus ideas sobre la influencia de los prejuicios en la forma en que miramos la realidad, cómo en ocasiones podemos llegar a moldear los hechos para ajustarlos a nuestras teorías. Lo que se antoja claro y evidente en un momento al segundo siguiente ya no lo es. Las apariencias son eso: apariencias. "Quiz" invita a la reflexión, pero deja en manos del espectador la respuesta final.

Entretenida, inteligente y bastante reveladora.
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11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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