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Lullaby of the Earth (1976)

Película completa (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
Sinopsis
La historia de una niña huérfana, criada en rústica inocencia por una pariente anciana, que es expuesta repentinamente a la brutalidad, avaricia y falsedad del mundo exterior, cuando su abuela muere. A pesar de su sana desconfianza de los desconocidos con la que fue educada, pronto un astuto estafador encuentra su punto débil, esa tentación que ella no puede resistir, y que le lleva a caer bajo su poder. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Prostitución Adolescencia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Daichi no komoriuta
Duración
111 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
6
La trágica historia de la chica que quiso vivir en el mar
El tintineo de una campana resuena entre los bosques y las montañas de templo en templo. La portadora es una muchacha arrancada del seno de la tierra, de los brazos de su hogar, para ser lanzada a una sucesión de fatales experiencias que poco a poco trastocan su vida, aunque su fuerza y testarudez le ayudarán a encontrar su ansiada libertad...

De repente el cine en Japón empieza a perder ingresos, y las compañías entran en batalla para competir a base de producir películas con mayor contenido de sexo y violencia; la edad de oro del cine nipón está ya muy lejos y son las jóvenes estrellas y las "pinku-eiga" las que más público llevan a las salas. No se sabe nada de Kurosawa y Oshima ha levantado una polvareda de polémica con "El Imperio de los Sentidos"; entre tanto Yasuzo Masumura, que lleva en el negocio veinte años, decide cambiar de rumbo tras dos "thrillers", "Akumyo" y "Domyaku Retto".
Realizará otros dos de temática histórica, y con la prostitución de fondo, siendo el primero la adaptación de "Daichi no Komoriuta", segunda novela del aplaudido autor Kukiko Moto, por la cual se interesaría el productor Hiroaki Fuji, quien tras la bancarrota de la Daiei establecería una productora independiente junto al director y uno de sus habituales colaboradores, el guionista Yoshio Shirasaka; para el difícil papel protagonista Masumura escoge, atraído por su fuerza y determinación, a la debutante Mieko Harada. La película se inicia con el eterno peregrinaje de una joven en su búsqueda de libertad espiritual, y durante este viaje examinará sus vivencias pasadas.

Su nombre es Rin, y su historia comienza entre los frondosos bosques de Shikoku, a comienzos de una era Showa dominada por la crisis y las rebeliones ultranacionalistas que van a abocar al país a un estado de conflicto y terrible fanatismo. Esta chica, huérfana y acogida por la anciana moradora de una de las aldeas de la montaña, vive sin embargo despreocupada y feliz, trabajando duro y cazando para sobrevivir; su vida entonces se ve truncada cuando esta abuela adoptiva muere y más tarde recibe la inesperada visita de un tipo de aires honorables que quiere convencerla para viajar con él hasta la isla de Mitarai, donde podrá prosperar.
La promesa de pagar una tumba para su abuela y sobre todo de ver el mar son suficientes para embaucarla; de este modo "Daichi no Komoriuta" retoma lo ya tratado en "Tabi no Omosa", primera novela de Moto, llevada al cine en 1.972 (una muchacha que recorre el territorio de Seto ansiosa por ser libre, lo cual halla en la mar). Ahora la protagonista no deja el hogar voluntariamente, sino que es engañada y encerrada en un pequeño burdel cercano a la costa, donde trabaja de sirvienta; como de costumbre en su cine, Masumura crea una atmósfera sórdida, sucia y decadente alrededor de la protagonista, expuesta a los más bajos instintos, las perfidias y las maldades de todos aquellos que la rodean.

Por esto mismo Rin maldice su suerte, maldice al ser humano y maldice su condición de mujer, sólo encontrando la paz entre las olas del mar (se identificará a sí misma con los peces), pero su fuerza interior le permite apartarse del oficio al que los propietarios del local desean introducirla; al contrario de aquella chica virgen que sucumbía a ese oscuro mundo al final de "La Calle de la Vergüenza", Rin se erige contra él demostrando a todos que una mujer puede sobrevivir sin tener que ejercer la prostitución, esto es, sin escoger el camino más fácil y denigrante. Masumura sitúa su cámara sobre ella y la sigue en su experiencia vital en todo momento.
No obstante este drama tratado por el director con la máxima aspereza y amargura, que debería disparar nuestra lástima y compasión por el personaje y ponernos a ojos cerrados de su parte, logra a medias su objetivo precisamente por la actitud que le es concedida a dicho personaje; y es que desde el principio, con sus modales rudos y desagradables, su carácter inestable, terco e irritante y sus arranques de ira descontrolada, nada en absoluto puede hacer a Rin ganarse nuestra simpatía, ni mucho menos su confianza tras decidir ella echar abajo sus propias convicciones al aceptar sin más la sucia vida que antes rechazaba con tanto empeño.

Al final, para hallar el camino de la libertad individual y la máxima liberación de su espíritu, Rin debe lanzarse al infierno de la lujuria, la opresión, el sufrimiento y la esclavitud, sin escapatoria posible...lo cual nos hace repeler aún más sus procederes y mentalidad (si desea volver al mar y huir del burdel, ¿por qué no buscar un bote y salir definitivamente de la isla?, pues en realidad no hay nada que la ate allí, ni siquiera ese joven pescador a quien cree amar). La visita de otro hombre que desea cambiar su destino, ahora un enigmático pastor, determinará el camino a seguir del alma perdida y el cuerpo malogrado de la chica.
Masumura combina la crueldad del mundo humano con la gran sensibilidad procurada por el mundo natural y espiritual, aquél que aspira alcanzar Rin, encarnada por una temperamental Harada, que fue exprimida física y mentalmente por el cineasta para lograr que se metiera a conciencia en la piel de la protagonista; su sentida actuación le valdría ser elegida para interpretar el inolvidable papel de Kaede en "Ran". Junto a ella grandes secundarios como Eiji Okada, Gen Kimura, Shigeo Kato y en breves intervenciones dos importantes mujeres del cine nipón: la veterana Kinuyo Tanaka, en la última actuación de su vida, y Meiko Kaji, ya muy conocida en aquel momento.

Desgarrador y crudo relato el de Shirasaka y Masumura, que se hizo con varios premios y menciones especiales; sin embargo la falta de simpatía por culpa del extraño e ininteligible personaje principal lo acaba estropeando todo, su imagen de cara al espectador y el devenir de la historia.
El director contó desde luego con mejores heroínas durante su etapa de relación profesional con Ayako Wakao, la indiscutible musa de su cine.
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