Dos fantasmas y una muchacha (1958)

Disparatado juguete cómico cuyo prometedor inicio se va desfigurando a medida que la función avanza y paulatinamente se convierte en un una suerte de deliberado esperpento que tiende hacia lo infantil y olvida cualquier sentido de la sutileza.
La idea es buena y posee momentos de interés y situaciones de cierta comicidad pero se echa de menos un criterio más adulto en el tratamiento del humor y también un mayor nivel en la utilización de recursos técnicos.
Pero hay que reconocer que el argumento cierta gracia.

Pasable película cómica sobrenatural, que nos presenta una historia simpática y bastante musical, donde lo que prima sobre todo es el uso de efectos visuales de sobreposición de imágenes, para crear los efectos de los fantasmas, y que la verdad, en su mayor parte están bastante decentes, contando la época y los medios.

Tiene alguna escena que te saca una sonrisa, no es el humor que más me gusta, ni de lejos, pero cumple y en su momento, lugar y época sería muy divertida.
El dúo protagonista se compagina perfectamente, me impresionado sobre todo el más delgado, tiene unos movimientos magníficos, me ha recordado un poco a José Mota.

No os esperéis la gran cosa, pero para entretener un rato no está nada mal.