Los hechiceros de la guerra (Wizards) (1977) Animación

Ralph Bakshi creador de series para televisión de animación como Hulk o Iron Man nos presenta este futurista relato donde los tiempos se funden. En un mundo sumido en la desolación de una catástrofe nuclear resurge la vida y la magia. Hadas, elfos y duendes, mitos del pasado, se enfrentan contra un mundo de engendros y mutantes creados por la contaminación nuclear, en una lucha de poderes entre dos diferentes hermanos, uno representa el bien y el otro el mal. Viejos decrépitos que no cesan en conseguir sus sueños de paz y dominación respectivamente. Con una estética interesante a ratos, pero una historia sangrienta, Avatar el gran mago, acompañado de un elfo, un hada pechugona y risueña y un robot, marcha en busca de su hermano que encarna a un nuevo Hitler (la metáfora que aporta a esta historia este monstruo es significativa). Es una pena que no la rescaten para perfilarla mejor pues la historia es buena, sólo que los personajes ni la historia terminan de encajar.
Posterior a este film el director se inspiró en sus dibujos para realizar "El señor de los anillos", por las evidentes dotes de ingenio e imaginación que muestran.

Antes de empezar con mi crítica, he de dar mi opinión sobre Ralph Bakshi: Es una especie de rebelde incomprendido, que no fue aceptado por la sociedad puritana hollywoodiense ni por los círculos sectarios de la animación comercial. Esto le costó pagar con sangre, sudor y lágrimas los múltiples fracasos de su carrera, aunque cual Ave Fénix, siempre levanta el vuelo de entre sus cenizas, lo cual es admirable.
Dicho esto, pienso que "Wizards" (mal llamada en España "Los Hechiceros de la Guerra"... como otros tantos títulos) es una explosión de información que pasa tan rápido ante nuestros ojos, que si se pierde el hilo por un segundo, corremos el riesgo de perdernos el argumento.
Da la impresión de que se limitó el tiempo de la cinta a poco más de hora y veinte. Eso si, mal distribuído, dando la sensación en ocasiones de que se ha puesto "relleno" gastando minutos innecesarios en alargar escenas, para que luego otras se queden muy cortas.
En el apartado puramente artístico, hay un exceso de imágenes estáticas que, aunque rezuma arte por los cuatro costados, no justifica los minutos en los que no hay animación. Parece ser que es aquí donde aflora un reducido presupuesto.
El "gustillo" que le cogió Bakshi al rotoscopio ( dispositivo que permite a los animadores diseñar imágenes para películas de animación y "marca de la casa") hace que este se llegue a convertir en su propio enemigo. Todo ello compensado con unas caricaturas estupendas, sensuales y simpáticas, que llegan a recordar al viejo "Fritz, el gato", la obra maestra con la que Bakshi se "ganó el cielo".

Paralelamente a la historia de magia y guerra y de forma subliminal, se puede leer entre lineas los orígenes del autor, cuyos padres judíos huyeron a Nueva York en pleno exterminio nazi. Todo un compendio de protesta pintado con colores chillones, discursos hitlerianos y fuegos artificiales.

Con todo esto, es una película de culto que, guste o no al gran público, en mi opinión personal la recomiendo.