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La peor persona del mundo (2021)

La peor persona del mundo
117 min.
7,1
15.241
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Sinopsis
Julie va a cumplir los treinta y su vida es un desastre existencial. Ya ha desperdiciado parte de su talento y su novio Aksel, un exitoso novelista gráfico mayor que ella, la presiona para que contenga su energía creativa y siente la cabeza. Una noche se cuela en una fiesta y conoce al joven y encantador Eivind.
Género
Drama Comedia Romance Comedia dramática
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Noruega Noruega
Título original:
Verdens verste menneske
Duración
117 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Noruega-Francia-Dinamarca;
Links
Premios
2021: Premios Oscar: Nominada a mejor guion original y película internacional
2021: Premios BAFTA: Nominada mejor actriz (Reinsve) y película en habla no inglesa
2021: Festival de Cannes: Mejor actriz (Renate Reinsve)
2021: Premios del Cine Europeo: Nominada a mejor actriz y guion
2021: Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor película en habla no inglesa
6
El acto de sinceridad que necesitaba una generación
Si habéis nacido y/o crecido en Occidente y estáis en el rango de edad que, de manera generalmente consensuada, se asume como el más propicio para casarse y tener hijos –o al menos pensar seriamente en ello- os enfrentaréis abiertamente al ver esta película a todas esas cuestiones con las que muy probablemente os rompan la cabeza si no habéis tomado la senda que ese conjunto heterogéneo que solemos denominar como "la sociedad" admite como único camino posible, como "ley de vida", en palabras de los sujetos que conforman las generaciones precedentes.

Carrera profesional estable, vida en pareja, maternidad, lazos familiares estrechos e incorruptibles… los que no hace tanto constituían los pilares de las sociedades occidentales, lo "socialmente bien conceptualizado", están hoy cuestionados de una manera imposible de imaginar hace una o dos décadas, nos cueste más o menos admitirlo abierta y honestamente. Y precisamente la protagonista de esta heterodoxa tragicomedia romántica reúne en su persona todos esos debates, internos y externos, todo ese compendio de dudas existenciales, cuyos críticos más simplones y superficiales se limitan a explicar en razón del egoísmo e individualismo imperante en una generación a la que le han dado todo hecho (o eso dicen). Lo cual puede valer para entender la parte, pero desde luego no el todo.

Precisamente ese individualismo, ese narcisismo, parece ser lo que mueve a Julie (una brillante Renate Reinsve, premiada en Cannes con todo merecimiento) a tomar decisiones trascendentales a partir de impulsos momentáneos, de estados de ánimo que alcanzan su particular pico, sin meditar las posibles consecuencias para sí misma y, sobre todo, para las personas de su entorno afectivo más inmediato (la elección del título no es una mera figura retórica). Pero, a poco que la película va dejando entrever sus sucesivas capas de significado, tanto en lo explícito como en lo implícito, vemos que esas decisiones repentinas no son meros arrebatos instintivos e irracionales, sino el resultado de un malestar emocional creciente, cuyas causas, más o menos legítimas, no se podrían desarrollar tan fácilmente en un hilo de Twitter ni en una columna de opinión de un periódico.

La marcada estructura episódica del relato ayuda muy bien a distinguir los momentos clave en la particular montaña rusa emocional de la protagonista, que alcanza su clímax en una reveladora, a la par que hilarante, "secuencia alucinógena" en la que quedan por fin al descubierto los numerosos traumas y fantasmas que han ido conformando su personalidad y su manera de actuar. La película alterna una base general de drama intimista con desvíos hacia ligeras licencias fantásticas o la recién citada ensoñación, que tejen ese subtexto de discreta comedia negra, pero la clara primacía y constancia de lo primero es lo que acaba apelmazando en cierta medida la narración en su tercer acto.

Al final nos deja con una cierta sensación de haberse "quedado a medias", de poder haber dado mucho más de sí. Lo que diferenciaba a esta película de los miles y miles de dramas que exploran la misma temática u otras similares eran precisamente sus lances alejados de lo convencional, de lo no esperado en un relato de este tipo y con este tono, que finalmente parecen quedar en un segundo plano ante ese tímido intento de redención final de la protagonista. Tengo la convicción de que la mejor aportación de La Peor Persona del Mundo será el debate que alrededor de la misma y de su mensaje se puede (y se debe) generar, más que el relato en sí mismo, que aprieta pero no ahoga lo suficiente.
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134 de 148 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
La persona más compleja del mundo
Joachim Trier sabe construir personajes, describir momentos cotidianos o hablar de la realidad que le rodea. En todas sus películas lo que realmente destaca es lo humano. Trier entiende que no existe tal cosa como un "individuo", pues todos somos lo que otros han hecho de nosotros. Nos dejan y dejamos huellas en los demás. Ahí reside la complejidad de Julie, y, quizás, o al menos para mí, la gracia de la película.

Julie no sabe qué hacer con su vida porque nunca ha sido ese tipo de persona que se queda estancada. Julie experimenta, disfruta, sufre y se agobia con todas sus diferentes pasiones. Ese forma de existir también la traslada a su vida personal y sexo-afectiva. Si no decides qué hacer con tu propia vida, en cuanto al ámbito laboral, no pasa nada; si no te comprometes y juegas con la vida de otros, puede acabar mal la cosa.

Joachim Trier consigue una dirección explosiva, llena de dinamismo, humor y lágrimas de rimel. Su manera de conducir la película hace que empatices y entiendas a todos y cada uno de los personajes, siempre dejándote claro de qué lado se sitúa él mismo, pues por algo la protagonista es Julie y no su padre, por ejemplo. Y ahí es donde reside otro punto importante del film: el feminismo del diálogo de un guion escrito por hombres. Trier te muestra que se puede hacer feminismo, sin ningún tipo de inconveniente, y de una manera mordaz y concisa. Si le sumamos ese feminismo a la gran virtud del director de crear personajes complejos, se nos queda la cosa en un estudio crítico y profundo de personajes muy interesantes.

Junto con Thelma, mi película favorita de Trier, no tanto por su calidad, que la tiene y es abundante, sino porque siento que la ha hecho con cuidado, cariño y elegancia. Y porque es un ejercicio de cine libre, no en tanto en cuanto Dogma del 95 o Nouvelle Vague, que se disfruta muchísimo.
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