Longhorns (2011)

Uno que ha crecido en un pueblo donde entre los muchachos no había ningún pudor ante el desnudo ni el masturbarse en grupo, y a vece masturbando a otro, producía remordimiento ni conciencia de algo mal hecho, puede entender esta película. Además, no se trata de la típica película de alguien que sale del armario, si no más bien, de alguien que se acepta a si mismo. Salir del armario es hacer pública la homosexualidad de uno mismo, pero aceptarla es algo muy distinto, y posiblemente más difícil. Está realizada con gran sensibilidad, que de alguna manera parece suplir la falta de medios – no todos están bien vistos en Hollywood – y me da la sensación que el director, David Lewis, se ha decidido a escribir un guión en el que introduce mucho de su intimidad. Tiene también sus fallos, como por ejemplo las interpretaciones de sus protagonista; aunque para el tono que toma la historia, esa naturalidad con la que interpretan, en particular las escenas de sexo, es muy apropiada a la naturalidad con la que el personaje principal, y algunos secundarios, van asumiendo su tendencia homosexual. Algo que también atrae de la película es el impacto de los desnudos que se producen, de forma natural, pero a sabiendas que eso es, en parte, algo que los espectadores de este tipo de películas también van buscando. ¿No buscan los heteros cuerpos femeninos bien dotados? ¿Por qué los homosexuales no van a buscar, en las películas, cuerpos masculinos bien dotados? La banda sonora - algo que algunos directores no cuidan – en este caso tiene picos de volumen que sobrepasan al volumen de los diálogos, y eso es molesto para el espectador.