Totally F***ed Up (Totally Fucked Up) (1993)

Abre con un artículo de un periódico:
‘Aumenta el sucedió entre adolescentes homosexuales: El Instituto Nacional de Salud Mental indica que un treinta por ciento de los adolescentes que se suicidaron era homosexuales…’.
Un montaje con interferencias televisivas nos introduce en la película con una recurrente seña del autor: “Otra película homo por Gregg Araki”.
El protagonista mira a pantalla y habla al público mientras fuma… El inicio con la presentación de personajes refuerza el retrato, intentando realizarlo lo más verídico posible. Seis jóvenes: radiografía sobre sexo, drogas y, en general excesos, de jóvenes (aquí homosexuales) en forma de confesiones y anécdotas.

Aunque el propio autor da pistas sobre la definición de su película: ‘una historia desaliñada de maricas-y-bolleras adolescentes marginales… Un especie de cruce entre la avant-garde, el cine experimental y una película gay de John Hughes’. Obviamente “Totally f***ed up”, primera parte de la trilogía Teenage Apocalypse, no es una conversión al ‘queer cinema’ de “El club de los cinco”.

El ciclo de cine de Warhol da aquí pistas y señas de identidad de un autor completamente desmarcado de corrientes posteriores como las de Larry Clark. Recordemos que también Araki es fiel seguidor de Godard con sus reminiscencias a “Vivir su vida”, entre otras. Aquí aparecen ráfagas godarianas: ‘Tom Cruise: el Rock Hudson de los 90’, ‘la generación de la alienación’. Diálogos trabajados en pequeños mosaicos que hablan sobre temas que sigue siendo tabús como la adolescencia y la homosexualidad más docu-dramática.
El debacle emocional y esa autodestrucción a la que se dirigen sus protagonistas y pese a su final no indica que se un filme pesimista y destructivo. Más bien Araki se dirige, a su manera, al espectador diciéndole que efectivamente la vida sea una mierda merece la pena vivirla, aunque sea totalmente jodido…

Es muy complejo el mundo de la adolescencia y si esa adolescencia va acompañada de homosexualidad cualquier cosa puede pasar. Hay que situarse en los años 90 en Estados Unidos, en Hollywood, donde se supone que ya se había alcanzado una cierta libertad del individuo en todos los aspectos, y también en el sexual. Uno ve esta película y se imagina lo difícil que tiene que ser ahora esa misma adolescencia en países como los islámicos, por ejemplo. Y uno mira atrás y entiende lo difícil que tuvo que ser para una generación en los 50, y en España, para superar todas las dificultades de ser homosexual. Al principio la película no atrae porque la realización es caótica aparentemente y las disquisiciones de los seis adolescentes parecen incongruentes. Pero poco a poco Araki, que sabe llevar las riendas de la imagen, nos va atrapando en ese mundo adolescente y nos introduce, suavemente, en sus sufrimientos. Y no se trata de adolescentes homosexuales atípicos, se trata de gente normal y corriente, con una familia “normal” y corriente en un ambiente de lo más normal. El deseo de ser madre de la pareja de lesbianas es todo un punto que marca el deseo de cualquiera de ellos de ser feliz. ¿Pero cómo se consigue eso en la adolescencia?