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Guest (2010)

Guest
124 min.
7,2
572
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Teaser (ESPAÑOL)
Sinopsis
El cineasta José Luis Guerin muestra las experiencias vividas durante un año como invitado de diversos festivales de cine, en los que presentó sus trabajos. Sus andanzas por ciudades desconocidas le permiteron retratar personajes y momentos fugaces que dejaron en su cámara una huella similar a la de los dibujos improvisados con un par de trazos. El resultado es un retrato de las gentes que conoció, al apartarse de las rutas habituales de las principales ciudades del mundo. (FILMAFFINITY)
Género
Documental
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
Guest
Duración
124 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
10
JLG II: el Padre de la DGeneración (II)
(viene de "Unas fotos...")

Porque Guest es un filme insólito que recoge la idea godardiana del cine-moi (no un cine-je, retomando la diferencia lacaniana moi/je donde “je” es el yo social, resultado de lo simbólico, y “moi” el yo interior y personal, fruto de lo imaginario): el cine o el hombre imaginario, como dijo Edgar Morin. Insólito, ignoto e ignaro: porque en toda la historia del cine español jamás se ha visto un filme parecido, exceptuando algunos momentos de la arrebatada obra de Will More, si acaso. Guerin se aúpa entonces él mismo como padre generacional en su tierra. Funda un cine que no es en absoluto novedoso en términos históricos, pero que es completamente “nuevo” en términos táctico-políticos.
Defensa de un cine mínimo y pobre, que representa el lugar desde el que nos habla una nueva generación: la DGeneración (o Generación Documental). Dicho neologismo, acuñado por Josetxo Cerdán y Antonio Weinrichter para un encuentro realizado en el Festival de Las Palmas en el año 2007, nos sirve para reunir en una misma categoría a un buen número de autores de diversas edades y procedencias, todos ellos unos niños, y de los cuales José Luis Guerin es el Padre reconocido. Ya sea la obra de Isaki Lacuesta, Andrés Duque, Óscar Pérez o el colectivo Los Hijos, el movimiento DGeneración surge a la luz de eso que dio en llamarse “documental creativo”, lanzado a comienzos del siglo 21 desde las universidades Pompeu Fabra y la Autónoma de Barcelona. Guerin y el infaustamente desaparecido Joaquín Jordá eran los adalides de la causa. En construcción (2001) sería su primer aldabonazo en la por entonces marchita actualidad cinematográfica. Aquellos eran los humus sobre los que fermentaría este nuevo cine infantil, vitalista y revulsivo. En palabras de José Enrique Monterde, este movimiento representaría el “resistencialismo” frente a la industria (1) y, ya malograda la figura de Jordá (cada vez, por cierto, más reivindicada), queda Guerin, el Padre y el maestro, como “centro de los excéntricos”, en ese “movimiento de dispersión” que sigue Gonzalo de Pedro (2). Valga la analogía, como rector de los infantes degenerados.
Casi diez años después, y con solo un filme más entremedias (En la ciudad de Sylvia, 2007), Guerin vuelve a sus orígenes del diario filmado (la desconocida parte de su obra previa a Los motivos de Berta, 1985), pero lo hace con el bagaje de un connaisseur, con las maneras de un maestro.
Por ello, por su habilidad con el montaje, por su estilización en los planos, el diario de Guerin se distancia del automatismo de Mekas, de David Perlov o Ross McElwee (grandes autores de diarios filmados), convirtiéndose, sí, en un “registro” de “cosas vistas y oídas durante…” (así da comienzo Innisfree -1990- e igualmente En construcción), en este caso durante el circular viaje que, empezando y finiquitando en Europa, llevará a Guerin por rincones de todo el orbe, especialmente Latinoamérica
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21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Víctima de la autocomplacencia
Nada nuevo bajo el sol. O bajo las sombras, como diría Guerín. Otra vez se plantea el ya casi sempiterno dilema: ficción y documental...¿Cuáles son los límites? Yo lo tengo claro y lo dice en la cinta Chantal Akerman: no los hay. Una buena película de ficción tiene algo de documental y al revés.
No entiendo las altas puntuaciones y las críticas tan elogiosas. No tiene nada de original ni de valiente porque camina por una senda ya transitada muchas veces y además es plúmbea porque, lo que daría para un mediometraje, Guerín lo alarga innecesaria y gratuitamente. Entra en un bucle de repetición de situaciones de miseria y "denuncias" que no llevan a ningún lado, solo al sopor. Hay momentos afortunados y personas que dicen cosas muy interesantes, por ejemplo el tipo desdentado con una camiseta de Superman en Bogotá.
Lo peor de todo es que se nos intente vender esta película como arriesgada o novedosa. El diario documental es una idea de Jonas Mekas, idolatrado por Guerín que parace haberse convertido en un simple discípulo suyo. En cuanto a la "docuficción" de los marginados, tampoco aporta nada después de conocer la película más importante que se ha hecho en los últimos años: "En el cuarto de Vanda" que además y después de montada (es decir, manipulada y la subjetividad es siempre ficción - Heisenberg-) aportaba unos momentos poéticos en una especie de sinergia de imágenes y diálogos de la que carece ésta totalmente (a excepción del corte de "Portrait of Jennie" que es realmente un momento muy bello, un oasis en el desierto). Hay muchos más ejemplos...la superlativa "Los muertos" de Lisandro Alonso también es una falsa ficción o una ficción con pretensión de documental.
Por lo tanto, creo que el cine de Guerín ha entrado en una especie de callejón sin salida después de la magnífica "Tren de sombras" y las notables "En la ciudad de Sylvia" y "En construcción". Debería dejar de mirarse el ombligo e intentar no repetirse y evolucionar.
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10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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