- Sinopsis
- 26 episodios (1986-1991). Esta serie erótica es una antología de historias libertinas adaptadas de obras literarias desde el siglo XVIII a nuestros días.
- Género
- Serie de TV Romance Comedia Drama Siglo XVIII Siglo XIX Erótico Serie de antología
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1986 / Francia
- Título original:
- Série rose
- Duración
- 27 min.
- Guion
-
- Música
Erotismo con clase
5 de agosto de 2019
Es difícil hacer una review de una serie que tuve la inmensa suerte de descubrir en mi pubertad: Serie Rosa.
Injustamente olvidada, ésta serie era una especie de "Decameron" a la francesa: cada capítulo nos lleva a una etapa de la historia moderna donde sus protagonistas se veían envueltos en relatos eróticos. Pero cuando hablo de erotismo, no hablo de pornografía barata o de los típicos thrillers pseudoeróticos de los 90's que retransmitian las madrugadas de los sábados Antena 3 y Tele 5.
Aquí hablamos de erotismo con mayúsculas: el arte de sugerir y de generar suspense y tensión sexual sin romper la baraja. Se nos cuentan historias y se plantean personajes.
Alguno pensará que para satisfacer las necesidades onanistas puberales ya hay otros medios más directos y sin tanta pompa: ese es el problema. Mientras la sexualidad que nos venden ahora es pura retórica genital. "Serie Rosa" nos ayudaba a entender la sexualidad como un lenguaje, un relato donde lo divertido era ver el desarrollo y el final se dejaba en un segundo plano.
La fotografía, la ambientación y las actrices y actores ofrecían calidad. De ahí que agradezca haberme topado con ésta serie como mi primer acercamiento a la sexualidad en la pantalla plana: aprendemos a degustar un plato no ya por su cantidad, olor y degustación. Valoramos el plato por el rito de ir al restaurante, empezar por los entrantes y poco a poco ser deslumbrados por los segundos y terceros platos.
Desgraciadamente, hoy la primera aproximación sexual que tiene el público son las páginas porno, el gonzo y la adoración genital: algo que nos convierte en meros animales expuestos a la permanente insatisfacción.
Serie Rosa, a parte de una gran serie, era un oda al erotismo de calidad sin caer en lo zafio y mundano.
En especial, mi capítulo favorito era "El Invernadero" con mi amor platónico de todos los tiempos: la actriz Olivia Brunaux.
Lo que vino después es como pasar de comer en "El Bulli" a degenerar en el McDonald y el Burger King.
Injustamente olvidada, ésta serie era una especie de "Decameron" a la francesa: cada capítulo nos lleva a una etapa de la historia moderna donde sus protagonistas se veían envueltos en relatos eróticos. Pero cuando hablo de erotismo, no hablo de pornografía barata o de los típicos thrillers pseudoeróticos de los 90's que retransmitian las madrugadas de los sábados Antena 3 y Tele 5.
Aquí hablamos de erotismo con mayúsculas: el arte de sugerir y de generar suspense y tensión sexual sin romper la baraja. Se nos cuentan historias y se plantean personajes.
Alguno pensará que para satisfacer las necesidades onanistas puberales ya hay otros medios más directos y sin tanta pompa: ese es el problema. Mientras la sexualidad que nos venden ahora es pura retórica genital. "Serie Rosa" nos ayudaba a entender la sexualidad como un lenguaje, un relato donde lo divertido era ver el desarrollo y el final se dejaba en un segundo plano.
La fotografía, la ambientación y las actrices y actores ofrecían calidad. De ahí que agradezca haberme topado con ésta serie como mi primer acercamiento a la sexualidad en la pantalla plana: aprendemos a degustar un plato no ya por su cantidad, olor y degustación. Valoramos el plato por el rito de ir al restaurante, empezar por los entrantes y poco a poco ser deslumbrados por los segundos y terceros platos.
Desgraciadamente, hoy la primera aproximación sexual que tiene el público son las páginas porno, el gonzo y la adoración genital: algo que nos convierte en meros animales expuestos a la permanente insatisfacción.
Serie Rosa, a parte de una gran serie, era un oda al erotismo de calidad sin caer en lo zafio y mundano.
En especial, mi capítulo favorito era "El Invernadero" con mi amor platónico de todos los tiempos: la actriz Olivia Brunaux.
Lo que vino después es como pasar de comer en "El Bulli" a degenerar en el McDonald y el Burger King.
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