History of Love (2018)

*El vacío de la pérdida

Para hablar de Zgodovina ljubezni (History of Love) hay que deshacerse de un esquema en el que el guion goza de varios diálogos. En esta ocasión, Sonja Prosenc prescinde de la palabra para fabricar un complejo mecanismo emocional, que basa su influencia en la descripción de las acciones y el comportamiento de los personajes. Por lo cual, hay espectadores que hallarán esta experiencia excesivamente pausada. Sin embargo, lejos de caer en esa ralentización injustificada, esta película debe disfrutarse desde el sentimiento, y no tanto de buscar el razonamiento instantáneo. Es una historia que se fundamenta en la compresión cuando ya se ha desvelado su conjunto, lo que muestra una sensibilidad interesante, que enamora por esa fragilidad tan metafórica. Cuando termina, deja una sensación al público de estar sumergido en una meditación formal, taciturna y meditabunda.

Esa ambientación de lo onírico, dentro de una realidad emotiva, permite que el espectador acompañe a Iva, la principal protagonista, en este vacío existencial muy presente. Asimismo, ese torbellino de silencios y de pérdida no se limitan a su horizonte, sino que se expande a los distintos personajes que hacen acto de presencia. A pesar de causar cierta confusión al principio, ahí emerge su calidad en la formulación del misterio y la tensión, poniendo cada pieza en su lugar en su debido momento. De esta manera, se asiste a un proceso trascendental del significado de dejar marchar y buscar un salvavidas, que, a veces, se encuentra en lugares impensables. La poética de la motivación de los personajes que intervienen es fundamental, dado que ninguno es prescindible. Por último, el final culmina un camino delicado y afectivo.

*El puzzle sensitivo

Ante este experimento cinematográfico existencial, Doroteja Nadrah es el alma central de Zgodovina ljubezni (History of Love). Con su expresión sutil y un lenguaje no verbal muy desarrollo, empodera a su personaje y es la perfecta capitana de una historia que necesita de fuerza. Asimismo, a pesar de la templanza a su alrededor, no hay un ápice de desidia en su actuación, sino que refleja esa angustia callada. La elegancia que se asocia a su movimiento en pantalla, contrasta con la firmeza con la que musita las pocas líneas de diálogo que tiene. De esta forma, Nadrah sentencia la importancia de las palabras, que al igual que el buen perfume, en pequeñas gotas es lo óptimo. Hay que valorar en gran medida su trabajo, dado que, al estar apoyado en un guion visual y sensitivo, su función actoral es fundamental y no tiene recursos más que su desnudez dramática.

Kristoffer Joner es el otro contendiente en este duelo experimental, que se sublima en una garra contenida. Esa lozanía se extiende en mantener a su personaje en una posición incómoda, que va transformando en su expresión, dándole un sentido diferente. Gracias a esa luz lúgubre, escenifica toda esa tristeza y pasión que choca con la visión juzgadora que transmiten los otros actores hacia su personaje. Por ende, se combinan todas esas energías en un complejo rompecabezas sensacional. Después, Matej Zemljic, al igual que Zoja Florjanc Lukan, se esfuerzan desde un plano más lejano, pero su impacto está a la misma altura que el de Nadrah. Los tres hermanos representan con vehemencia distintas maneras de abordar la misma situación. Para terminar, Matija Vastl llega en el momento exacto y una rigurosidad minuciosa.

*El diálogo de la imagen

No se puede negar que Zgodovina ljubezni (History of Love) es todo un riesgo, al basar su historia en un constante proceso de causa y efecto. En consecuencia, favorece el constante estímulo de los sentidos, tanto auditivos como visuales. Por ejemplo, esos cambios en la composición sonora, no solo tienen un significado metafórico, sino también posicionan la mirada según la perspectiva que se aborda en ese momento. Sin desvelar ningún detalle, hay espacios sonoros muy bien diferenciados, donde reside la maestría de contar a través de los impulsos. De forma análoga, la banda sonora se compone de piezas que se convierten en un auténtico réquiem, una marcha fúnebre que causa sensación, según transcurre la cinta. Por tanto, cumple con creces este despliegue sonoro, que retumba y vibra ferozmente y clama rotundamente.

Por otra parte, la fotografía es espectacular, utilizando recursos estéticos muy tenues y perspicaces. De igual manera, escoge los escenarios que se van desarrollando con un gran sentido de coherencia. Así, se va formando una lírica visual inspirada y que encuentra su encanto en lo que radia. Mientras que se despoja de falsos aditivos para abrirse ante una corriente vigorosa y serena, luego escenifica ese vacío que se traslada a lugares concretos, donde se comprende la importancia que tiene. Del mismo modo, las escenas en exteriores, vienen dotadas de una gran belleza, con esa solidez y esplendor que emergen de la extensión acuática. Estas dos vertientes confluyen en una sinergia inusual, con un resultado sorprendente y original. No es un título apto para todos los públicos, pero una vez el espectador se quita los prejuicios, caerá rendido.

*Conclusión

Zgodovina ljubezni (History of Love) es una poesía visual y sonora, que prescinde de la palabra para activar los estímulos de una forma magistral. De esta forma, aborda la pérdida, la frustración, el dolor y una nueva esperanza. Es cine que debe ser consumido con suavidad, sin prisas y en plena contemplación. Su elenco actoral encandila por su delicadez y su elegancia, con una expresividad exquisita. Asimismo, la composición de la imagen y del sonido es impresionante, otorgándole un poder donde reside la magnificencia del relato. Decir adiós en un silencio abrumador que desemboca en una oda a la observación introspectiva.

Escrito por Diego Da Costa