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Warring Clans (1963)

Trailer (JAPONÉS)
Sinopsis
Kichi es un poderoso ninja que huye del clan Takeda, y más concretamente de otro ninja llamado Saburoza. En su viaje conoce a dos hombres misteriosos. El primero es un enemigo sin demasiadas ganas de jugarse la vida; Doko Harima. El otro es un alegre vagabundo convencido de que algún día será el señor de Japón, y su nombre es Tokichiro Kinoshita. Este último les convence para unirse a los Bashaku y transportar 300 rifles hasta su señor Nobunaga Oda. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Aventuras Japón feudal Samuráis Ninjas
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Sengoku yarô (Warring Clans)
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
馬借始末記: バッタ、針鼠と猿 (Las crónicas Bashaku: El saltamontes, el erizo y el mono)
Plena era Eiroku, un Japón que se rompe a pedazos por culpa de las continuas guerras que hacen temblar los cimientos de muchos reinos, dividen a señores feudales y marcan el comienzo de grandes cambios para la nación.

Kihachi Okamoto, que con sólo cinco años de carrera en Toho se ha alzado como una de sus mayores promesas, va a gozar de cierta libertad para acometer su primer film de temática histórica, que escribirá junto a Shinichi Sekizawa (guionista de la saga "Godzilla"). Libre recreación de algunos conocidos episodios que tuvieron lugar durante el periodo Sengoku, el de los crueles enfrentamientos civiles y que tan bien usó Kurosawa en sus elaboradas fábulas "ken-geki"; el director, como están haciendo sus coetáneos en ese momento, va a plantear también una visión de la era feudal desde la más ácida, sucia y mordaz perspectiva.
"Sengoku Yaro" comienza al estilo de las obras de su compañero de estudio: con la unión en el camino de los protagonistas de la historia, quienes, durante su transcurso, se irán separando y volviendo a encontrar; son en esta ocasión Ochi, Tokichiro y Harima. Este tipo de inicio estará muy presente en futuros títulos de Okamoto (recordemos "Kiru", por ejemplo); por sus actos, sus diálogos y sobre todo por el peso emocional que éste les confiere, ya quedan perfectamente definidos, y estas emociones fluctúan tanto desde el drama como el humor.

Si ya en sus películas de acción ha hecho buen uso de su particular y socarrón absurdo con la intención de parodiar el género y darle un toque fresco y original, ésta no será una excepción. La aventura a la que nos sumamos de la mano de este trío que prefigura el de "Tres Samuráis fuera de la Ley" tiene unas bases sostenidas en la pura farsa; uno un joven ninja/samurái que decide seguir un camino recto y puro (Ochi), el segundo un cansado y experto guerrero harto de poner su espada al servicio de las injusticias, cercano a Sanjuro (Harima), mientras que Tokichiro no deja de ser la versión aún joven del real comandante Toyotomi Hideyoshi, sirviente de Oda Nobunaga y futuro creador de la sociedad feudal moderna de Japón...
Pero claro, tratado desde la mofa, como el propio film, que ridiculiza en extremo la grandilocuencia y el dramatismo de los "jidai-geki". Estos tipejos fingirán ser quienes no son ante el humilde clan de transportistas liderado por la valiente Sagiri, y a partir de aquí todos los pintorescos personajes ocultarán sus verdaderas intenciones con tal de beneficiarse de la ignorancia del enemigo; Tokichiro engaña al grupo de ésta última para llevar una partida de armas de fuego a Nobunaga, mientras por otro lado hace tratos con una banda de piratas. Resulta curioso el detalle de que estos clanes plagados de aguerridos hombres estén gobernados por mujeres.

Pero aún más cómo la sucesión de engaños hace avanzar la trama: los samuráis protagonistas dicen ser pobres campesinos, los guerreros que comanda Tokichiro para proteger el cargamento son campesinos disfrazados, cargamento que actúa de "macguffin" argumental y que el anterior cambia por piedras para despistar a todos, mientras la princesa pirata Taki le miente y seduce con tal de hacerse con esas armas. Entre traiciones y manipulaciones se crea esta guerra absurda que Okamoto, ferviente seguidor del "western" y sus maestros (como Kurosawa), dispone en grandes espacios abiertos llevándonos de un lado para otro como a sus actores.
Así este periplo mantiene un movimiento constante y veloz, equilibrando aquél las dosis de comedia con los excitantes momentos de pura acción y no poca violencia que tienen lugar entre bosques, montañas y mares, a pie, a caballo o en barco, incrementándose al mismo tiempo la sensación de aventura y el absurdo, que por sus salidas de tono se acercan a registros más "pulp", desmitificando todo clasicismo. Refuerza esta desviación Saburoza, villano que pareciera creado por Keitaro Hasegawa, el ninja de cara cortada y líder del grupo Takeda que persigue sin descanso a Ochi y termina involucrado en el asunto de las armas (lo interesante es que será uno de los pocos que se muestra tal como es).

Yuzuru Aizawa aprovecha los placeres del CinemaScope al igual que Okamoto y modela con gran detalle zonas sombrías y paisajes luminosos bajo un espectro de blanco y negro grasiento y sucio que le da el toque realista que precisa la película, entrando en contraste de una forma sorprendente con el tono más bien leve y a menudo incluso delirante que pretende el cineasta, quien filma un cruce entre "La Diligencia" y "La Fortaleza Escondida", ensamblando como un maestro los géneros y estilos en un engranaje cinematográfico de alta precisión.
Incluso nos brindará ciertos instantes en que se quiebran las atmósferas de la realidad donde la expresión visual y la abstracción lo son todo (en especial esto suele suceder durante las secuencias nocturnas, y la más destacada, que sobresale en el film como si hubiera sido dirigida por Nobuo Nakagawa, es la hipnosis que el guardián de Taki le practica a Sagiri). Además de Masaru Sato, quien con su partitura moderna crea una cadencia musical llena de ritmo que encaja de maravilla con los movimientos y la transición entre escenas, tenemos a ese genial grupo de actores, a quienes Okamoto les hace hablar, expresarse y moverse de manera única, para resaltar su faceta más grotesca y autoparódica.

A la cabeza un impagable Makoto Sato de Tokichiro, seguido del joven actor y músico Yuzo Kayama, un Tadao Nakamaru que se merecería protagonizar su propia película como el ninja Saburoza, y esas dos bellezas, de increíble parecido, Kumi Mizuno y Yuriko Hoshi.
Llegado cierto punto lo mejor es olvidarse de enrevesadas intrigas y dejarse llevar por la emoción y la acción desenfrenada; ese, a pesar de contener cierto tono de romántica tragedia, es el objetivo de esta fábula de katanas, sangre y sake que puede mantenerse como una de las más originales y entretenidas de todo el "chambara".
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