#LadyRancho (2018)

Una película terrible. Supongo que me falta contexto, ya que me sentí perdido en más de una ocasión, algo así como si a un mexicano le pones La Hora Chanante, pero así en frío mi cara sólo reflejaba vergüenza ajena.

Este tipo de películas ya de base tienen un problema, y es que este tipo de humor sólo aguanta para una broma de unos minutos, como mucho. La forma de hablar, el tono paródico y lo que conlleva la película, suena a un chiste que te cuentan durante una hora y media, con una actriz totalmente artificial e insulsa incapaz de hacer un mínimo de gracia.

Con la intención de sacar provecho del surgimiento en las redes sociales de ciertos personajes de la vida del México reciente que protagonizan videos que se vuelven rápidamente virales gracias a un comportamiento vil e intransigente, a los que se le señala con el añadido de lord o lady, surge esta película que esconde detrás de su fachada de comedia toda una pretendida enseñanza de vida.

Camila Pérez-Meyer (Danae Reynaud) es hija única, consentida y mal portada, con un gusto por malgastar el dinero de sus padres y salir de fiesta con su mejor amiga, hasta que una noche el exceso de alcohol le juega una mala pasada y termina protagonizando un video que se vuelve viral, siendo bautizada por los usuarios de redes sociales como #LadyJocho, tras suscitar un hecho violento contra una policía en un carrito de hot dogs.

Sus padres, (Juan Carlos Colombo y Azela Robinson), cansados de su vida irresponsable y superficial, deciden darle una lección de humildad enviándola al rancho familiar, lugar donde sin señal para el celular, deberá aprenderá a trabajar y ser responsable para poder satisfacer sus necesidades más básicas.

La película presenta un inicio donde se toma demasiado tiempo en presentar a su personaje principal hasta hacerlo estallar, en una primera parte donde se supone que la comedia debe reinar, pero contando como único recurso para generar la risa el pobre y particular vocabulario de la protagonista y sus actitudes de niña rica.

Pero pronto el tono de la película se tornará más serio, sin abandonar la ligereza del relato, llevando la acción a una zona rural donde el personaje de Reynaud, a la manera de Paris Hilton y Nicole Richie en el reality ‘The Simple Life’, debe aprender de los trabajadores del lugar y cambiar su perspectiva y postura ante la vida, en una segunda mitad pretendidamente profunda pero que no logra abandonar el tono superficial de la película, más allá de la excelente factura del experimentado Rafael Montero.

A través de situaciones muy forzadas y cercanas al ridículo es como se busca que la película, la cual está claramente dirigida a un público masivo, se torne profunda y reflexiva, pero todo es tan obvio y simplón que apenas llega a ser un relato con personajes planos y estereotipados, vacío y sobre todo, aleccionador.

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