El hombre invisible (Serie de TV) (1958)

Desde que Herbert George Wells (G. H. Wells) escribiera en 1897 ‘El hombre invisible’ con el personaje central de un científico teorizando y practicando sobre la refracción y el sorprendente resultado obtenido, desató una avalancha de realizaciones imparables sobre la historia del personaje y sus andanzas, convirtiéndose en uno de los temas más recurrentes en el cine de diferentes géneros (especialmente el de la ciencia ficción) además de multitud de adaptaciones en otros medios artísticos.

En 1958 el productor Ralph Smart creó la serie El hombre invisible para la televisión ambientada como thriller. Después de un capítulo piloto se decidió aplicar algunos retoques en guión, caracterización y contenido, tras lo cual su productor contactó con el escritor Stuart Black encargado de coordinar el trabajo de los guionistas, entre los cuales Stanley Mann, Leslie Arliss, Direen Montgomery, Willoughby Godard o Michael Cramoys.

Peter Maxwel, Quentin Lawrence y C. M. Pennington-Richards dirigieron la serie durante dos temporadas con un total de 26 episodios (1958-1960) además de la dirección en uno de ellos a cargo de Ralph Smart. La música corría a cargo de Sidney John Kay, de la fotografía se encargaron Arthur Graham, Brendan J. Stafford y Bert Mason, además de la interesante aportación artística de Peter Mullins y Harry White.

Desde el origen la trama arranca con un accidentado experimento secreto que pone a nuestro protagonista el doctor Peter Brady (Tim Turner) junto a Diane (Lisa Daniely) entre otros destacados personajes, en serios contratiempos plagados de dificultades frente a la ambición ajena de poseer la fórmula de la invisibilidad, a partir de lo cual, la serie nos hace viajar por situaciones de verdadero riesgo como las crisis, lo oculto, las sombras, los disfraces, los espacios cerrados, la fuga, la justicia, el atraco, los malos socios, la muerte, el picnic, el teatro, la destrucción, el encarcelamiento, las pruebas, los premios, la oscuridad, los señuelos, las trampas, o los impostores entre otros temas.

Directores como James Whale (El hombre invisible, 1933) Joe May (El hombre invisible vuelve, 1940), Edward Sutherland (La mujer invisible, 1940), Paul Verhoeven (El hombre sin sombra, 2000), o Leigh Whannell (El hombre invisible, 2020), son unos pocos ejemplos sobre la idea de invisibilidad que fue, es y será fuente atemporal de creación cinematográfica para multitud de realizaciones.

El considerable grupo de intérpretes que sobrepasa con creces los doscientos entre las dos temporadas (muchos de ellos sin aparecer en los títulos de crédito), es más que un interesante ejemplo de una de las primeras series para la televión con la suficiente carga de inquietante suspense que debería ser recuperada y vista desde las entrañas de sus 26 capítulos… ¡¡Quién sabe si como le sucede al protagonista principal les acaba invadiendo la invisibilidad!! .