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Un desliz fatal (TV) (2020)

Un desliz fatal (TV)
89 min.
3,7
476
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Sinopsis
Ellie es una abogada infelizmente casada que, tras reencontrarse y estar a punto de tener una aventura con David, un antiguo conocido, se ve atrapada en una red de engaño y pesadillas cuando descubre la peligrosa obsesión de él, un tipo peligroso e inestable.
Género
Thriller Drama Celos Telefilm
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Fatal Affair
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
2
'La inspiración encumbrada: lo que el viento (costero) se llevó'
Si algo rescato de esta pésima producción es que al menos es honesta en cuanto a su contenido, ya que su tráiler es el film, de hecho debe estar armado así a propósito porque de lo contrario no la mirás ni de casualidad.

'Fatal Affair' es el mejor ejemplo de cómo no hacer un thriller o, llegado el caso, de cómo engañar al espectador catalogando de thriller un dramón novelesco de mierda.
Esta porquería fílmica no tiene fallas ya que ella es una falla en sí misma, y a Netflix le encanta producir bostas como estas, al parecer es su hobby.

Las actuaciones son demasiado pobres, todas y sin excepción. De hecho no logro comprender qué carajos hace Omar Epps actuando en esta cosa, un tipo que sobresale en sus papeles, cagándola entera, inentendible.

Lo mejor: que más allá de sus errores, es preferible esta cosa a una de esas distópicas que pululan por todos lados con sus aires pseudo-filosóficos ya que, al menos, ésta no es deshonesta en cuanto a su contenido.

Lo peor: su guión, decididamente chato y choto, ninguneando de principio a fin su supuesto género cinematográfico y exhibiéndose así mismo como un excelente retrete a estrenar.
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12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
Crítica de Un desliz fatal por Cinemagavia
*Rutina y crisis

Un desliz fatal tiene bastantes antecesores temáticos que hacen que la sinopsis de la película nos induzca directamente a la desidia. Los elementos están ahí, sin mucho disimulo. El matrimonio, sin ir más lejos, formado por Elli Warren (Nila Long) y Marcus Warren (Stephen Bishop) sufre del desgaste de los años. Ambos triunfan en sus propios ámbitos (abogada y arquitecto), se han comprado una lujosa casa y tienen una hija de la que parecen sentirse orgullosos. Pero, claro, no todo es perfecto. Elli no parece muy apegada a su marido, y la pasión se ha extinguido entre ellos.

Justamente en esta etapa de dudas maritales de fe, Elli se encuentra con un amigo de la universidad, David Hammond (Omar Epps). Y, en comparación con la abulia que percibe en su marido, la chispa que parece desprender esta antigua amistad acaba pareciendo algo apetecible. Por un cúmulo de casualidades Elli y David acaban juntos una noche en una discoteca. Todo parece particularmente predispuesto para que pueda consumarse un encuentro tórrido entre ambos, pero finalmente Elli se echa atrás y deja a David colgado. Lo que ella no sospecha es que precisamente David, además de no dar su brazo a torcer, es un peligroso perturbado con tendencia a los ataques ira.

Elli sufrirá un acoso cada vez más intenso por parte de David. Y en este punto tenemos que notar uno o varios déjà vu en Un desliz fatal. En efecto, este argumento ha dado de sí ya bastante en otras ocasiones. Quizá el caso más llamativo sea Atracción fatal (1987), pero también tenemos el caso de Obsesionada (2009) u Obsesión (2015). Y como antecedente remoto, el interesante debut de Clint Eastwood en la dirección, Escalofrío en la noche (1971). La cuestión es. ¿Puede hacerse algo interesante con este manido argumento?

*Nada nuevo bajo el sol

La originalidad no tiene por qué ser condición necesaria para hacer una película interesante. Si no te centras demasiado en el «qué», siempre puedes recurrir al «cómo», y presentar algo de sobra conocido con sangre y espíritu nuevos. Desafortunadamente, no es el caso de Un desliz fatal. Los alicientes formales son nulos, toda vez que la película participa sin rebozo y con descaro de la factura telenovelesca más rutinaria. Todo parece estar filmado con desidia, limitándose toda la audacia del director a un par de trucos de abracadabra, sin abandonar nunca el piloto automático.

El guion no solamente es un refrito en las líneas maestras, la mayor parte de Un desliz fatal es previsible si nos dedicamos a escrutar cada una de las situaciones. El mayor cambio conceptual podría ser el racial, ya que los protagonistas principales son afroamericanos. Más allá de eso sabemos que David es una persona tóxica que amedrentará a Elli y su familia movido por su obsesión hacia ella. Y Elli por su parte, comenzará a valorar esa vida tan rutinaria que miraba con desdén.

Juega a favor de Un desliz fatal que el metraje no llega a una exigua hora y media, con lo que el aburrimiento no es particularmente largo. En el tramo final Un desliz fatal parece querer desperezarse del sopor, pero es más por la fuerza de las ominosas circunstancias que por algún ardid cinematográfico. Tampoco es una película deshonesta, en el sentido de que no oculta su condición de película para televisión. Si entran en Netflix verán que esta claramente definida como estilo de telenovela.

*Los implicados de Un desliz fatal

Los actores se contagian del aura de desgana de Un desliz fatal. No hay nadie con una expresividad digna de mención, o un personaje que ofrezca un matiz vivaz, distintivo. Tampoco se les puede culpar demasiado. Sus papeles son arquetípicos. La esposa insatisfecha aburrida de su matrimonio, el psicópata que parece majo hasta que muestra su verdadera cara, y en conjunto una familia que acaba uniéndose para afrontar el peligro inminente del acoso de un loco.

Los intérpretes han tenido algún momento de cierta celebridad. Omar Epps interpretó uno de los papeles principales de la serie House y trabajó en Brothers (2000) de Takeshi Kitano. Nia Long, por su parte, sin tener papeles demasiado estelares sí que ha participado en algunas producciones resultonas en taquilla: Esta abuela es un peligro, Premonition… El mayor peso de la película recae sobre sus actuaciones, que no pasan de ser inocuas y sin demasiado fuste. Si acaso destacase algo, sería el rictus malévolo de Omar Epps.

La dirección de Peter Sullivan como mucho se encarga de tratar de crear una atmósfera de creciente angustia que finalmente no hace mella y que, como mucho, aspira a la indiferencia. De la puesta en escena poco se puede decir, cumple casi todos los requisitos de los telefilms hechos como en una cadena de montaje, y huyendo de cualquier tipo de pretensión salvo la de generar algún pequeño susto.

*Conclusión

Un desliz fatal es un thriller que no perturba, un drama que no conmueve, y una colección de clichés presentados sin demasiada gracia. Netflix pone el piloto automático para crear un producto de gama baja por si acaso araña algunos cuantos usuarios predispuestos. Solamente puede ser de interés para los fans irreductibles de los psicópatas en todas sus formas, con hora y media libre por delante y sin muchos entretenimientos alrededor.

Escrito por Mariano González
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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