El trigo está verde (1979)

La décima, y última colaboración, entre el director George Cukor y la actriz Katharine Hepburn, es una nueva adaptación de la novela semi-biográfica de Emlyn Williams, actor y dramaturgo galés quien también dirigió la primera película en que actúo Richard Burton “Los últimos días de Dolwyn” (1949). La primera versión de “EL TRIGO ESTÁ VERDE”, la había dirigido, con éxito, Irving Rapper y fue protagonizada, nada menos, que por la mayor "rival" que tuvo siempre la Hepburn en el terreno de la actuación: la gran Bette Davis.

Es pues, sin duda, un nuevo reto el que ha asumido la campeona de los Oscares, al aceptar, con 72 años de edad, representar de nuevo a Miss Moffat, la sensible y compromertida maestra quien -al enterarse de que en Gales, donde ahora habita, no hay niños mayores de 12 años porque, a esa edad, son llevados a las minas de carbón donde se vuelven viejos en poco tiempo-, opta por crear una escuela para aquellos condenados a la oscuridad física e intelectual, por su involuntaria desgracia de haber nacido pobres.

Aliada con la señorita Romberry y con el señor Jones, a quienes persuade de que “lo mejor de la enseñanza es que continuamente se está aprendiendo”, Miss Moffat se empeña en abrir la mente de aquellos jóvenes y acercarlos a la literatura más sobresaliente del mundo.

Entre sus alumnos sobresale Morgan Evans, y al descubrir su cálida conexión con la naturaleza la cual expresa en una fluida y exultante poesía, Miss Moffat asume su prosperidad y su vinculación a la escuela de Oxford, como una meta indeclinable.

Es este un ejemplar ejercicio de vocación, de compromiso con el prójimo, y de responsabilidad con la vida. Miss Moffat sirve a los adultos mayores -y por supuesto a los demás seres humanos-, como magnífica semblanza de lo que puede lograrse con una buena dosis de brío, unas cucharadas de amor y una pizca de arrojo.

Katharine Hepburn sorprende con esa vitalidad de que sigue haciendo alarde y su presencia enaltece a un personaje lleno de valor, que consigue estimularnos en nuestro necesario empeño de servir a todos nuestros congéneres.

Lo más interesante, ver a Katharine. Ya comenzaba a notarse el párkinson en los movimientos de cabeza.
La cinta, me ha resultado escasa de ritmo y pasión. No se profundiza en problemas que se tocan levemente al inicio. Se plantean incidentes con escasa enjundia pero en general se ve sin dormir y casi con agrado.