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La honradez de la cerradura (1950)

La honradez de la cerradura
88 min.
6,2
204
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Sinopsis
Ernesto recibe la visita de una vecina prestamista que le pide que le guarde una cantidad. Poco después de la muerte de la mujer, un hombre acusa a Ernesto de haberse gastado el dinero. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La honradez de la cerradura
Duración
88 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Adaptaciones de Jacinto Benavente
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6
El dinero sólo trae desgracias.
A Luis Escobar Kirkpatrick es imposible mirarle más de cinco segundos sin que te dé la risa tonta. Esa eterna expresión de persona despistada prestando atención a algo que sólo ella sabe, ese mentón en fuera de juego respecto a la frente, ese ictus de persona de alta alcurnia a la que le es indiferente dicha condición…. y ese modo de hablar, que en cuanto dice lo que sea difícil es no troncharse, aunque te dé la noticia de que tu hijo ha muerto en un accidente. En su papel del Marqués de Leguineche para la Trilogía Nacional de Berlanga, además de no dolerle el realizar un ejercicio de autoparodia, regaló frases increíbles para la posteridad, rollo aquel ”perdóneme que la reciba en albornoz pero es que aquí seguimos el horario madrileño” o ese inmortal y vigentísimo hasta el fin de los tiempos ”pero pero pero por qué te ha entrado esa manía de trabajar si en nuestra familia no ha trabajado nunca nadie y nos ha ido divinamente” que le soltaba visiblemente cabreado a Jose Luis López Vázquez, otro Dios que también merece una gymkana de genuflexiones. Un hombre, Don Luis, que además de ser cumbre de la risa en este país, ídolo para otros ídolos del lolz tales que Hidrogenesse, homosexual –y quizá hasta pionero en España de las admirables dotes de este colectivo para el comentario sarcástico, esas declaraciones que a quien las alocuta le hacen ser llamado ”marica mala”-, falangista, marqués de las marismas, runner, bético y madridista, fue –según parece- un gran escenógrafo que dedicó gran parte de su vida al teatro, de inicio bajo la protección de la Falange española. Aunque le recordemos ahora dando susto a los Parchís Hacendado –los Regaliz- en Buenas Noches Señor Monstruo Don Luis llegó a dirigir varios teatros e incluso realizó cortos de animación y dos películas. Una, La Canción De Malibrán, fue un musical a la salud de la susodicha. La otra, La Honradez De La Cerradura, resultado de haber ganado un concurso convocado por la Dirección Nacional de Cine con la adaptación de la obra original de Jacinto Benavente, afamado autor no tanto por sus obras como por ser el fundador de la excelente cadena de restaurantes 100 Montaditos.

Esta su primera- y penúltima- película tiene un tramo final que se podría enmarcar en el policiaco cuasi negro ibérico cincuenta-sesentas, si bien el ochenta por ciento restante del film se emparenta más con los episodios de Edgar Neville para La Ironía del Dinero y con cierto cine moralizante que se dio en la autarquía. Una clase de cine aleccionador de la masa sobre la maldad inherente al dinero no ganado con el sudor de la frente de uno o de Alizee, un género casi en sí mismo –por la cantidad de películas que se dieron en su día adscribibles al género, no se sabe muy bien si por mano censora de guiones o ya de base al concebirlas sus autores- que a los que amamos el dinero por encima de cualquier otra cosa nos duele e incomoda, pues siempre se acaba tildando al papel válido para transacciones de malo o pésimo cuando no directamente a la manera de quien trae mal fario, rollo que el dinero es transmisor de penas, desgracias y penurias, que el dinero es Juan Pardo o Miguel Ángel Lotina. En resumen, que se dice que el dinero es una maldición en vez de felicidad o una vía validísima a la misma, algo de todas maneras intolerable. Y aquí el ejercer de tesoreros del dinero de una vieja acaudalada les trae a Francisco Rabal y Mayrata O´Wisiedo –de la que recomiendo su libro Chico No Sabe Que Es Perro- un carrusel de disgustos, chantajes y malpasarlos que casi convencen a quien vea el film de que haga lo mismo que la protagonista y arroje sus dineros de procedencia ajena por la ventana, a lo El Séptimo Continente de Haneke casi cuando lo del wc o cuando Krusty hacía de Bill Hicks con sus monólogos de predicador iracundo y convencía a Homer de quemar sus dólares.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
EMOCIONES
Estupenda adaptación libre de la obra de J. Benavente en la que L. Escobar, ademas de director, es el autor del guión.
Película de factura pulcra y sobria, de ambientación y fotografía muy cuidada que hacen los honores a una cámara diestra capaz de describir perfiles humanos con unos cambios de plano magistrales.

Largometraje de fuerte carga psicológica en que las emociones juegan un papel preeminente.
La parsimonia del suspense, el desencanto de la decepción, las vacilaciones que produce el miedo, los ojos huidizos de la sospecha y la angustia tras la pérdida de la calma son retos de los que el director sale triunfante porque mueve con astucia los recursos a su alcance.
Magnífica labor.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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