Los rurales de Texas (1964)

Entretenido spaguetti western, rodado antes del boom de las cintas de Sergio Leone y, por lo tanto, bastante fresca, aunque mediocre al por mayor.
Pero no aburre y se pasa el rato de forma amena, bien sea porque Primo Zeglio, el director, le imprime un ritmo adecuado, no cansino, bien porque los personajes acaban resultando esquemáticos, pero simpáticos; o al menos no chirrían ni resultan absurdos.
Vista más de cincuenta años después de su estreno, lo cierto es que se ve sin rubor. Se mantiene lo suficientemente fresca para resultar agradable.

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Conforma un poco a los que somos de pueblo encontrarnos con un grupo de defensores de la ley que se hacen llamar Rurales, aunque se trate de los Rangers de Texas.
Oficialmente se crearon en 1835 en vísperas de la Revolución de Texas para proteger a sus habitantes de los ataques de los indios. Se decía de ellos que "cabalgaban como los mexicanos, disparaban como los de Tennessee y peleaban como el diablo". Tras la guerra civil norteamericana aumentó su número, interviniendo también en las guerras con México y luchando contra el bandidaje. De hecho, su intervención fue decisiva en la pacificación del Oeste y en la erradicación de los cuatreros.
Uno de estos rurales es Bob Logan (Martin) que recibe el encargo de capturar a su antiguo amigo Joe Cassidy (Scott), evadido de la cárcel donde sufría condena por un delito que al parecer no había cometido. Efectivamente, pronto veremos que es inocente y que busca capturar a los verdaderos culpables del crimen que le atribuyen.
Historia convencional desarrollada a través de un guion sencillo pero bien trazado. Realización rutinaria con personajes vistos ya muchas veces sin una pizca de originalidad. Interpretaciones correctas.
En la parte femenina tenemos a una joven ranchera acosada por los poderosos, Mary Sheridan (Andersen), con un hermanito algo puñetero, "Cuando una chica quiere atraparte siempre hace tarta de manzana". Junto a ella la malvada Linda Ranson (Solar).
Una vez más nuestro rural tendrá que enfrentarse a los malos en solitario por la cobardía de la población. Su ejemplo actuará de revulsivo y al final "El gallinero se convierte en jaula de leones", con alguna excepción, "Los capones seguirán siendo capones". A destacar el paso adelante que dan en el momento decisivo las mujeres frente al apocamiento de los hombres.
La cinta en general es floja aunque entretiene y sirve para pasar un rato agradable si no se tienen grandes pretensiones.