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Los presuntos (1986)

Los presuntos
82 min.
3,7
104
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Sinopsis
Unos mafiosos creen que han sido delatados por Camilo, un fotógrafo de poca monta, y urden un plan para matarlo. Primero envían a Alejo, un asesino a sueldo, pero su metralleta falla en el momento decisivo. A partir de ese momento, Camilo y Alejo se convierten en amigos inseparables. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Crimen Mafia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Los presuntos
Duración
82 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
3
Presuntamente comedia
Estamos ante una de las comedias flojas del gran Mariano Ozores. Mediados de los 80 seria el comienzo de su decadencia aunque nos dejaría todavía alguna película aceptable como No hija no. Los presuntos con un plantel a priori interesante no llega a funcionar en ningún momento, actuaciones con desgana, situaciones que no terminan de funcionar y poco creíbles. Con lo que en general es una película que salvo contadas ocasiones llega a provocar la sonrisa del espectador.
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3
Los soplagaitas del crimen
Peripecia astracanesca y cuchuflante donde las haya por los senderos del cínico submundo criminal, con toda su violencia acechando desde las sombras a los ciudadanos inocentes, como el pobre Camilo, víctima de tales argucias...

Ahí les vemos en la secuencia de inicio, un supuesto grupo de mafiosos al más puro estilo italiano encabezados por Emiliano Redondo y Fernando Sancho, refinados hombres de negocios dejándose las espaldas en el campo de golf; es la manera que tiene Mariano Ozores de dar su propia versión de las historias de familias "malfattore", quizás en un contexto menos oscuro de lo que habría hecho Coppola o Scorsese. Pero es que esto ni es "El Padrino" ni "Casino", es una de las primeras producciones con las que aquél se sumergería en su etapa de decadencia y olvido absoluto.
Recién despegado de Esteso colabora con el productor Carlos Cascales, con quien por supuesto hará comedias, pero todas ellas enmarcadas en algún género concreto, incluso una extrañísima cinta de artes marciales que más de un dolor de cabeza le dio y de la que es mejor no acordarse. Se ha estrenado así juntando a José Luis López Vázquez y el actor y presentador Jesús Puente, pareja ni de lejos tan solvente como la de Pájares-Esteso pero simpática y entrañable en esa tragicomedia política que es "Capullito de Alhelí"; no tarda a volver a unirse este trío (más Antonio Ozores, claro) para una especie de parodia del cine negro, "Los Presuntos", con guión del propio director.

El universo criminal o de espionaje no es algo inexplorado para él, pero sus mejores títulos referentes a él los hizo veinte años atrás, cuando López Vázquez era más joven; el colorido y atractivo de, por ejemplo, "Objetivo: "BI-KI-NI" " u "Operación "Mata-hari" ", es aquí enterrado bajo una capa de cutrez que se aprecia en todos los aspectos, tanto en el visual como en el narrativo o interpretativo. Ahora Puente se pone en la piel del asesino a sueldo más patoso del país (Alejo) con la misión de liquidar a un tipejo rastrero y cobarde que parece haber cabreado a la mafia (Camilo).
Sucede lo que no pocas películas ha ocupado: que la víctima y su verdugo se conviertan en amigos y acaben uniendo fuerzas para luchar con quienes detentan el poder. La inacabable secuencia de asalto-confraternización-amistad evidencia una falta de ritmo absoluta, donde Ozores se empeña en estirar los diálogos y las bromas hasta que el humor del principio se desinfla por completo, si bien esos mismos diálogos gozan de agilidad y frescura...pero aun así la interpretación de ambos actores carece de verdadero entusiasmo (si es que todo son contradicciones). A partir de aquí la trama se abre con ambos cruzando diversos escenarios.

Y en ellos se desarrollarán pequeños episodios humorísticos, como si esto fuese una serie de televisión, generalmente introduciendo situaciones propias del vodevil tan absurdas como subidas de tono; se olvida así todo lo referente al asunto principal del argumento y esto trae a colación algo que para Ozores era una regla inquebrantable: "si no hay guión y, sobre todo, si la película es aburrida, da igual la cantidad de señoritas desnudas que tengas por ahí, porque el público terminará aburrido". Pues este principio se lo carga a cada paso que da "Los Presuntos".
Las interacciones entre López Vázquez y Puente no tienen chispa ninguna, sólo cabría destacar los instantes en que aparece Antonio en su papel de torpe abogado para salvar al barco de hundirse, incluso tendremos las intervenciones metidas con calzador de Alfonso del Real y Juanito Navarro cumpliendo la misma función; de todos modos la fórmula del destape resulta ya más incómoda que graciosa (más aún al seguir insistiendo en la manía de poner a hombres muy mayores (pero mucho, mucho, ¿eh?) como parejas de chicas muy jóvenes). Por otra parte el periplo de Camilo y Alejo destapa otra particularidad a la que apunta el sr. Mariano.

Y es en dar una especial atención al humor negro, más presente que en otros films anteriores; el tono áspero, a menudo violento, y ese tufo a serie "Z" hace pensar que "Los Presuntos" pudiese estar dirigida por gente como José Ramón Larraz, Juan Bosch o Francisco Lara Polop, y no por el hombre que al año anterior se destapaba con la genial "Cuatro Mujeres y un Lío". Ese humor negro, recargado de bastante acidez, viene dado por el ambiente de constante manipulación, traiciones, chantaje y mentiras que lleva a los pobres personajes de un sitio para otro.
El ambiente dominado por las fuerzas del submundo del crimen, presentado de manera más liviana en "¡Qué Tía la C.I.A.!" y cerca de los vaivenes de "El Soplagaitas", donde otro desgraciado de clase media-baja sufría las injusticias de los situados en un escalafón por encima de los demás; si por algo podemos relacionar a ésta con la comedia protagonizada por Esteso cinco años antes es por ese epílogo donde el personaje de Puente se encara con los impolutos mafiosos que nunca han aparecido implicados en la trama (aquí todos los sinvergüenzas se ocultan bajo la etiqueta de "presunto") como entonces lo hizo Ramiro con la clase dirigente política.

Aun con pocos recursos, Ozores se vuelve a lanzar en cuerpo y alma en defensa del ciudadano medio español asfixiado por los distintos poderes que estrechan el cerco alrededor suya, ya sea públicamente o desde las sombras.
Por desgracia el material es un tanto deplorable en esta ocasión y sólo sobresalen, como ya he dicho, algunas escenas con Antonio y Navarro, la verdadera pareja cómica del film, y la breve aparición de la gran María Isbert...además de, por qué no admitirlo, los todavía preciosos cuerpos de las habituales "chicas Ozores" Pilar Alcón y Jenny Llada.
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