Cena de Navidad (1945)

Tras un ataque bélico en alta mar, el marinero Jones pasa dieciséis días en una lancha sin probar bocado. Mientras se recupera en un hospital militar, la enfermera que lo cuida se pondrá en contacto con el director de una prestigiosa revista con el fin de que inviten al marinero a pasar la cena de Nochebuena en la granja de la experta culinaria Elizabeth Lane.
Excelente película de Peter Godfrey en la que los actores secundarios se comen a los protagonistas, se comen la pantalla y se comen todo lo que se les ponga por delante. Además Peter Godfrey aprovecha la circunstancia para -apoyado en un excelente guión y en unos diálogos magníficos- dirigir la cinta de manera magistral. Pero ¡ostris! es que imagino que tiene que ser una gozada trabajar con un tipo como Félix (S.Z. Sakall). Porque lo hace todo. Félix hace reir, hace de Celestina, hace unos guisos de primera, hace de psicólogo, hace de testigo... No me extrañaría que hasta le hubiese cogido la cámara a Godfrey en alguna ocasión. Y luego está Alexander Yardley (Sydney Greenstreet), jo,jo,¡qué interpretación la suya! ¡qué imponente figura! que grande cuando se marcha de la casa enfadado y suelta: "¡Tengo hambre!" y se va directo a la cocina. Y Una O'Connor cuya sola presencia invita ya a la carcajada. Si es que no nos van a dejar hablar de Barbara Stanwyck y Dennis Morgan.

Una preciosa comedia romántica que posee todo lo que estas cintas deben tener.
Suave romanticismo, personajes entrañables y con carisma, situaciones equívocas y malentendidos, humor e ironía impregnada de cierta dulzura sin ser empalagosa... Ingredientes de primera calidad que conectan con el espectador para sumergirle en un colchón blando y cálido por un par de horas.
Barbara Stanwyck escribe para una revista especializada en el hogar.
Vende sus experiencias hogareñas a millones de amas de casa. Su idilica relación con su marido, sus experiencias con su bebé recién nacido, el calor del hogar de su apacible granja de Connecticut, sus consejos femeninos y felices..., y su gran experiencia en la cocina que le reporta el amor incondicional de su amante esposo.
Lo malo es que la Stanwyck no tiene ni idea de nada de eso. Está soltera, vive en la ciudad, no ha visto una vaca en su vida y no sabe ni freír un huevo. Pero gana una pasta eso sí.
Cuando su jefe, que ignora que su empleada vende humo y movido por afán patriótico ( acaba de finalizar la II Guerra Mundial), se empeñe en invitar a un soldado que ha sufrido un naufragio y a sí mismo a la idilica granja de nuestra escritora, ésta se verá en un aprieto. Si confiesa la verdad le despedirán, es preciso montar un camelo.
Mi buen amigo chulucu, que me precede en esta crítica, ha señalado los excelentes secundarios y la gran vis cómica que aportan al film. Suscribo todo lo que dice. Pero sus destacados papeles no le han permitido hablar de Stanwyck y Morgan.
Lo haré yo.
La Stanwyck está perfecta haga lo que haga y aquí hace un papel de mujer dulce pero superada por las circunstancias realmente encantador. Morgan le da suave réplica como galán romántico ( era muy guapo) que le va como un guante, aunque el peso del protagonismo recaiga en ella.
En conclusión, película de tintes navideños, cálida, suave y divertida. Todo funciona como un reloj para ofrecer al espectador un momento gozoso y relajado. Que lo disfruten.
PD. Gracias chulucu por mostrarme estas joyitas escondidas. A ver si algún usuario se anima a disfrutarlas.