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The Smell of Us (2014)

The Smell of Us
88 min.
4,7
378
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Extracto (V.O. sin subtítulos)
Sinopsis
Un grupo de skaters adolescentes parisinos mata el tiempo patinando y consumiendo lo que se les ponga delante. Como juego, no por necesidad, algunos de ellos empiezan a trabajar de "escorts" para hombres y mujeres mayores vía internet. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Adolescencia Prostitución Skateboarding Homosexualidad
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
The Smell of Us
Duración
88 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Bélgica;
Links
Premios
2014: Festival de Sevilla: Sección oficial a concurso
2
Adolescencia perenne
No estoy muy seguro de que la fidelidad impenitente hacia uno mismo pueda constituirse en virtud: han existido muchos crímenes sin criminal que los lamente. Larry Clark se limita a seguir un esquema muy rígido que, en los 90 y en momentos de especial atención al VIH, funcionó con 'Kids'. Ahora, una letanía de vellos púbicos, penes insinuados y traseros adolescentes no impacta, ni sacude; es puro bochorno. Lo peor de 'The smell of us' no es su apuesta irredenta por el mal gusto, ni lo deliberadamente desagradable de sus imágenes, que es más o menos soportable: lo peor es que su discurso social es vacío, pues los efluvios seminales están por encima de cualquier discurso. Y ni siquiera es el análisis "sociológico" la naturaleza del Cine (aunque sí de la presunta propuesta de Clark, que ni en sus mejores momentos ha hecho buen Cine), sino, grosso modo, la imagen; pero tampoco hay en 'The smell of us' un uso creativo, inventivo o meramente sensato de la cámara que se limita a pasear por lo obvio, con la apariencia de un mal vídeo porno casero. Flagrante, en tanto cualquier película, incluso las más mediocres, suelen tener, al menos, un instante de lucidez visual; e imperdonable, en vista de que... ¡¿ni siquiera rodando en París!?

Gracias.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
1
Una extravagancia indefendible. A Larry Clark se la suda todo
A Larry Clark le va que ni pintado aquello de “no es polémico el que quiere, sino el que puede”. El controvertido director norteamericano lleva prácticamente dos décadas explotando un filón que, es innegable, dio sus mejores frutos en la década de los noventa con KIDS y ANOTHER DAY IN PARADISE. Sin embargo, a partir de entonces su trayectoria no es sino un continuo emplazamiento al, en esa época, rompedor universo creativo. Con mínimas variantes, con exiguas variaciones (principalmente las espaciales), el de Tulsa no ha hecho otra cosa más que aferrarse a esa voluntad transgresora sin ahondarla, investigarla o proponerle una fuga enriquecedora.

De ahí que THE SMELL OF US no pueda ser constatada de otra manera distinta a la del hartazgo, la del enfado o la desconsideración. La última propuesta del estadounidense supura un agotamiento creador pertinazmente patético: nos hallamos frente a un bucle presuntuosa y hueramente desenfadado, frente a una reiteración de mostraciones con el afán incomodador caducado por explotación, ante la definitiva capitulación al lado oscuro convertido en “souvenir” de franquicia venida a menos. Clark, que hace ya tiempo que ya no engaña a nadie, parece encantado de cruzar la raya de la extravagancia chusca, caricaturesca y extenuada de sí mismo.

THE SMELL OF US sólo aporta una variante a la consabida puesta en escena del vacío existencial anidado en sus joveznas criaturas protagonistas: la de estar rodada en Paris. La capital gala le sirve de escenario en el que encuadrar las correrías de su coral grupo de chicuelos delgaditos: un grupo de “skaters” , que, en su mucho tiempo libre, se dedican a prostituirse para ganarse unos sabrosos extras económicos. El entramado narrativo, como siempre, empieza y se acaba en este enunciado. Clark se limita a presentar físicamente a los personajes sin que en ningún momento los distintos episodios prostibularios a los que van a verse enfrentados tenga como objetivo adentrarse en algún tipo de conflicto u ofrecer una reflexión de tipo sociológico.

Gratuidad escénica por doquier, encadenamientos de mostraciones sexuales frontales de intencionalidad supuestamente libertaria, despojativa, sacudiente e incomodadora, ausencia de enjuiciamiento moral esgrimida como coartada descriptiva… Clark repite uno tras otro todos los mandamientos de su consabida liturgia autoral. Ese es el fundamento de la caída en la más absoluta de las nimiedades. De tan revisitada, su obsesión con el desprejuicio se ha tornado genuflexión ante la más domesticada de las docilidades. THE SMELL OF US define a la perfección esa paradoja: la de quien se quiere adalid del grito y concluye a esa triste forma del silencio que es la mansedumbre. Folladora, narcótica y destroyer, pero mansedumbre.
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8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
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