Poder maléfico (1974)

Al fenómeno de “El Exorcista” (The Exorcist, 1973) de William Friedkin le precedieron “malas” imitaciones. Y en concreto la descarada “El Anticristo” (L´Anticrist, 1974) de Alberto de Martino y éste “Poder Maléfico” (Chi Sei?, 1974) estrenada en América con el título de “Beyond the Door” (Más Allá de la Puerta) y que le colaron una secuela “Beyond the Door II” (1977), brillante testamento cinematográfico que nos legó el gran Mario Bava y que se dio conocer aquí como “Shock: Suspense”. Evidentemente con un argumento más elaborado y ajeno a esta “explotation” que más se aposentaba en los parámetros del clásico de Friedkin, solo para vender más.

En “Poder Maléfico” conocemos a los Barrett, la feliz familia americana que van de compras, llevan a los niños a jugar al parque y viven en un acomodado apartamento en el centro de San Francisco. ¿Qué más se les puede pedir? ¿Otro niño más quizás? Porque la felicidad de los Barrett llega a tal punto que sus dos hijos son más maleducados y repelentes que el Demonio que está por venir, lanzándose tacos entre ellos (a pesar de su temprana edad), pero que no alteran la felicidad y convivencia instaurada por los padres: él, Robert (Gabriele Lavia) un ambicioso productor musical y ella, Jessica (Juliet Mills) ama de casa que tuvo una misteriosa relación en el pasado con Dimitri (Richard Johnson) un hombre de mundo que los acosa constantemente para persuadirles de una amenaza propensa. Y es que Jessica lleva un nuevo retoño en sus tripas, concebido con fines malignos por malos espíritus que acaban poseyendo a la madre y poniendo de patas arriba el hogar dulce hogar.

El problema de “Chi Sei?” (cuyo título del italiano vendría a ser traducido como “¿Quién eres?”) radica en mal momento de su estreno. Y enfrentarse al gigante de “El Exorcista”, el espíritu que posee a la pobre Juliet Mills (hija de John Mills y hermana de la waltdisneyiana Hayley) no superaría un casting para entrar en el reino de Satán (cuatro vomitos, voz grave y un par de piruetas de rigor por el dormitorio). Aunque no hay que negar que el film goza de buenos momentos (el cuarto de los niños con los juguetes que cobran vida o la secuencia en que el padre es acosado constantemente por músicos callejeros), pero la narración, a momentos es desaprovechada e inconexa. Ovidio G. Assonitis (en EEUU, Oliver Hellman para venderse porque sonaba guay) tuvo más suerte financiándose como productor y, que unos años más tarde, daría a conocer al mundo a un desconocido James Cameron codirigiéndole al mando de “Piraña II, los Vampiros del Mar” (Piranha Part Two: The Spawning, 1982).

En la época del estreno de ¨El Exorcista¨, obviamente salieron copias descaradas, unas mejores y otras peores. Esta es de las reguleras, donde también mezcla el tema de ¨La Semilla del Diablo¨ junto con la posesión, dando lugar a una película que podría haber estado bien... pero no.

A ver, no todo es malo, tiene buenas escenas sobrenaturales, muy buen maquillaje y algunos buenos momentos, pero la mayor parte de la película acaban siendo diálogos que pretenden ser muy profundos pero que resultan totalmente insulsos, haciéndola más larga de la cuenta, e incluso en ocasiones, pesada.