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Una librería en París (2021)

Una librería en París
93 min.
5,1
483
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Sinopsis
Vincenzo dedica todo su tiempo a sus dos amores: la librería que posee en París y su hija Albertine. Su vida está marcada por una dulce tranquilidad hasta que un día irrumpe en la tienda Yolande, una mujer exuberante, excéntrica y divertida. Encantado por su energía y belleza, a Vincenzo le florecerán de nuevo las emociones que lleva demasiado tiempo reprimiendo y se cuestionará su forma de afrontar la vida.
Género
Romance Drama Comedia Comedia romántica Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Il materiale emotivo
Duración
93 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia-Estados Unidos;
7
Crítica de Una librería en París por Cinemagavia
*La primera parte salvaguarda la poesía

El inicio de Una librería en París nos transporta, salvando las distancias, al comienzo de aquella película de Billy Wilder en la que veíamos despertar la ciudad a través de los ruidos del mercado de Les Halles, el estómago de París. La ciudad que nunca duerme, en realidad sí lo hace y despierta al filo de las 5 de la mañana, pero, en esta ocasión, no vemos a Irma la dulce ni al gendarme Nestor Patou, sino a Vincenzo y a Yolande.

El día comienza y la librería abre sus puertas como cada día. El rincón de París que se ha recreado para la película, anima a permanecer en ella: un café, una floristería, un teatro y esas calles empedradas donde llueve sobre mojado. Sobre la librería de Vincenzo está su vivienda y en ella se oculta del mundo su hija Albertine, postrada en una silla de ruedas desde hace cuatro años. Albertine ha decidido no hablar y su vida transcurre impasible ante el soliloquio de las personas que la cuidan.

En esta primera parte de Una librería en París, podemos apreciar una magia en las imágenes y en los diálogos de algunos de los personajes, también en sus silencios, que consigue mantenernos dentro de la acogedora librería con ojos curiosos. Quién no ha querido quedarse a vivir en algunas librerías para siempre. O en algunas películas. Y, aunque la poesía parece desvanecerse según avanza la trama, no puede negarse el preciosismo con que Castellitto apela a nuestra intimidad.

*Un hombre tranquilo

Una librería en París recorre los recovecos del dolor y del amor, también de la insatisfacción y del placer. El que dan los libros, por ejemplo. Cuando Yolande le pregunta a Vincenzo cómo es posible vivir de los libros si ya nadie compra en papel, Vincenzo evita la respuesta común desvelando su amor por la literatura. ¿Qué importa que el resto del mundo prefiera internet? Vincenzo ni siquiera tiene móvil. Vive aislado de ciertos vicios del mundo tecnológico y de la necesidad de ser un triunfador. Parece un hombre bueno que, sencillamente, quiere vivir tranquilo.

El personaje de Yolande aparece para voltear toda esa tranquilidad, lo cual no es muy original, pero la interpretación de Bérénice Bejo nos invita a acompañarla sin resistencia. Tampoco hay nada nuevo en el tipo de pareja que Vincenzo y Yolande representan: hombre mayor con mujer más joven, un personaje femenino manido: inestable e impulsivo que lucha contra el amor de su contrario: el hombre circunspecto que ha olvidado cómo enamorarse. El final de la historia podría ser cualquiera, pero solo se puede elegir uno y es cada espectador el encargado de decidir si es el más adecuado.

*Conclusión

Una librería en París está hecha del material de los sueños y la realidad le queda lejos, aunque en ella hay risas y tristeza. Hay pérdidas y encuentros. Hay frases sabias que nos recuerdan que los libros pueden ayudarnos a tomar distancia con el dolor. La historia en su conjunto puede no resultar muy creíble y afianzar ciertos roles a los que el cine nos tiene acostumbrados, pero tiene momentos que hacen de ella un retablo en el que detenerse a mirar las pinceladas hermosas.

Escrito por Susana R. Sousa
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7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La adaptación no convence
Una librería en París es el sugerente título con el que se presenta en España Il materiale emotivo, película del polifacético actor italiano Sergio Castellitto. Su guion se basa en una obra de teatro de Ettore Scola, quien fuera uno de los grandes cineastas italianos de la segunda mitad del siglo XX.

Los primeros fotogramas parecen adecuarse a lo evocador del título en castellano y a su origen escénico, con un telón que se descorre para presentarnos un bohemio rincón de París, un pequeño edificio donde se aloja la librería y un entorno enriquecido con un teatro, una floristería y una cafetería.

La exquisita dirección artística y unos envolventes movimientos de cámara muestran el ir y venir del protagonista en sus rutinas diarias y sus escasas conversaciones con los transeúntes. Sin embargo, no logra convencer al espectador de que está en una ciudad real (pantalla de por medio) y no en un teatro. El público nunca llega a integrarse en las escenas, se queda fuera, en el patio de butacas sin la inmediatez o cercanía que conlleva una auténtica representación teatral.

Las interpretaciones no ayudan tampoco a aumentar la sensación fílmica. La de Castellitto es demasiado contenida y la de Berenice Bejo, espléndida habitualmente, tiene la exageración propia del arte dramático y justo por ello queda desubicada en esta obra y no consigue que empaticemos con su personaje.

Por otro lado, a pesar del encanto ambiental y de la poderosa historia de amor que intenta relatar, todo el metraje está impregnado de una amargura descarnada y agresiva que dinamita las buenas intenciones y la belleza visual de la obra. Las cuidadas metáforas o paralelismos que utiliza se desdibujan a base de brochazos de vulgaridad y de unos secundarios raquíticos por lo desaprovechados.

www.contraste.info
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8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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