Una muchachita de Valladolid (1958)

Esa es la minúscula puntuación que a la hora de hacer esta crítica, tiene esta película como media. Indignante. ¿Ni un aprobadillo, ni un comentario? ¿Dónde estáis pequeños saltamontes?

Es una una españolada regia, que resiste mil visionados. Un clásico debería ser. Esta no es una de Joselito, o de Carmen Sevilla, ni siquiera de Marisol o del Dúo Dinámico. Una delicia de comedia, con un actorazo como el extinto Closas, una impresionante Analía Gadé... ¿y López-Vázquez, y Alfredo Mayo...? Por favor, no hace falta tener 80 años en la actualidad para poder disfrutar de esta peli sin complejos... Nadie te conoce ni sabe quién eres...

¡Vamos, vamos!

Esta película se ve con encanto pero no apasiona. Entre sus puntos fuertes destaca la presencia de Alberto Closas, bordando el papel de diplomático que ocupa el puesto de Segunda Jefatura de una Embajada de España en un país latinoamericano imaginario, y una Analía Gadé haciendo ese papel de chica ingenua que se casa casi de rebote con un diplomático y a veces parece que se sienta como pez fuera de agua perdida en el mundillo de la diplomacia y rodeada de esas fieras con caras angelicales y lengua viperina que son las damas de la alta sociedad.

Y en el mundo de la diplomacia española sí que tuvo éxito esta película porque la expresión "Una muchachita de Valladolid" ha dejado huella.

Entre los puntos flojos destaquemos la pobre producción, se resiente la película de su origen escénico, con una ambientación muy mala de un país sudamericano en lo que se nota enseguida que más allá de la Casa de Campo de Madrid no se fueron a rodar. También es una pena que el papel de José Luis López Vázquez, de Primer Secretario de la Embajada, no se vea más aprovechado.

En suma, una película simpática que pudo ser más de lo que es.