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Parque Vía (2008)

Parque Vía
86 min.
5,8
310
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Trailer (ESPAÑOL)
Sinopsis
Beto es cuidador de una casa en la Ciudad de México, vacía desde hace muchos años y en la que antes trabajaba de mozo. La soledad de los últimos diez años, así como la rutina y la monotonía de su trabajo, han hecho que esté cada día mas encerrado en una vida que la mayoría considera asfixiante. Sin embargo, a él le da la seguridad y la estabilidad que no encuentra en el amenazante mundo exterior. Tanto así que ha desarrollado un miedo patológico por este mundo en el que únicamente se relaciona con dos personas: la señora de la casa, por la que siente un profundo agradecimiento y un respeto tal que se traduce en incondicional obediencia, y Lupe, amiga, confidente y amante. La noticia de la próxima venta de la casa enfrenta a Beto a un dilema entre atreverse a salir y vivir o buscar la manera de permanecer en su confinamiento. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ México México
Título original:
Parque Vía
Duración
86 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
Premios
2008: Festival de Locarno: Mejor película
2009: Premios Ariel: 3 nominaciones incluyendo Mejor guión
2009: BAFICI: Selección oficial largometrajes a concurso
8
Mejor solo que mal acompañado
Una película sencilla pero grandiosa. Prácticamente toda la película se desarrolla dentro de una lujosa casa, ya que se narra la vida de su cuidador “Beto”. Beto lleva viviendo solo en la casa cerca de tres décadas. Al oír solo del exterior por la tele y la radio noticias de muertes, accidentes y asesinatos, le entra pánico a salir a la calle, por lo que evita tener el más mínimo contacto con ella. Beto hará todo lo posible por no abandonar la casa (su hogar) o encontrar otro sitio donde pueda vivir tranquilo lejos de la calle.

La grandeza de esta película reside no solo en la sencillez del argumento y de cómo se cuenta. Sino también en que todos los planos de la película son increíbles, los planos de la casa son magníficos, nada mas empezar la película, el director nos hace una presentación de la casa recorriéndola, trata a la casa como si de otro personaje se tratase. Es capaz de transmitirnos lo que siente Beto: una sensación de soledad y tranquilidad, a través de las imágenes de la casa, y una sensación de agobio en la calle. Transmitirnos lo que siente el personaje es lo que buscan muchos directores, pero pocos son capaces de lograrlo.
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10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
9
El mundo es ancho y ajeno...
Es una película de las que te impregnan, y cuando acaban te quedas un rato largo pensándola, porque es de las que te implicas tanto que te cuesta regresar al sofá de casa. Aquí me pasó. Casi enseguida, estaba con Beto, el cuidador de una casa enorme y lujosa, que está para alquilar desde hace diez años y un día, más o menos. Lo cuento así porque parecería una condena de soledad y de aburrimiento, si no fuera porque está allí feliz, mimetizado con la casa, protegido por sus enormes muros de fortaleza urbana en medio de una ciudad que parece la más peligrosa del mundo.

Cuando el exterior es oscuro, grande y siniestro, Beto echa las cortinas, cierra la puerta y hace, incansable, sus rutinas de cada día. Siempre las mismas. Las que le dan la seguridad de que la vida es un espacio controlable a ritmo de reloj. No se siente prisionero ni esclavizado por esas costumbres, día a día repetidas. Todo lo contrario. La casa es un lugar abierto y amplio por donde se mueve libre. Lo que le aterra de verdad es la calle, el mundo de ahí afuera, el de detrás de las cortinas. Las noticias de los periódicos y el telediario de cada día, le confirman que el mundo es un sitio cerrado, peligroso y asfixiante donde no se puede vivir seguro. Mantiene su agorafobia a salvo en su casa castillo y vive tranquilo en su soledad, esperando las visitas de su dueña, a la que mira con ojitos de lacayo enamorado; o bajando las almenas, cada viernes exacto, a la hora precisa, para que Lupe le dé calor y cariñito. Todo perfecto, controlado, limpio, sin sorpresas ni aventuras.

Hasta a mi me lo parecía. Me asomaba con Beto a la ventana para ver a los posibles inquilinos, o echaba las cortinas por la noche para descansar, sabía lo que iba a desayunar y lo que cenaba por las noches, sonreía cuando saludaba a Lupe con su misma frase, o a la señora de la casa. Y temía que todo aquello se rompiera el día, inevitable, que aquella casa se alquilara y hubiera que salir a la calle afilada, al mundo peligroso y al futuro incierto...
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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