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Wolfskinder (2013)

Wolfskinder
98 min.
6,7
53
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Sinopsis
El film nos traslada al final de la II Guerra Mundial, en territorio lituano, donde unos niños alemanes, huérfanos y desamparados, se aferran a cualquier aliento de vida en condiciones infrahumanas, cruzando bosques, pantanales, escondidos en granjas y viviendo y comiendo como animales, al tiempo que huyen del ejército rojo tras sus huellas, de cualquier eco de la guerra. No pueden ni fiarse de la población civil. ¿Dónde encontrar cobijo? ¿Hacia dónde huir? (FILMAFFINITY)
Género
Drama Histórico II Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Wolfskinder
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Lobos en la guerra
La Segunda Guerra Mundial ha terminado, pero en la Prusia oriental todavía acechan las consecuencias del conflicto. Dos hermanos, Hans y Fritz deben cuidar de su madre muy enferma, en un panorama demasiado complicado. La presencia del Ejército Rojo es un contratiempo para los nativos del lugar, que tienen que buscar comida en los sitios más recónditos. Pronto el destino de estos hermanos cambiará, y conocerán a otros niños que, como ellos, tienen que subsistir con la comida y refugios que buscan ellos mismos. Nadie les ayuda.

Ése es el planteamiento inicial de Wolfskinder, película a cargo del alemán Rick Ostermann, un drama devastador sobre los horrores que la guerra tiene en un segmento de población particularmente débil como son los niños. Parece que tienen toda la vida por delante y, sin embargo, en cualquier momento les puede ser arrebatada, dado el territorio hostil en el que tienen que habitar. En los primeros minutos ya vemos que los rusos no se andan con rodeos y disparan a cualquiera que se salga del rebaño. Las violaciones están tan a la orden del día como los asesinatos, sin que parezca importarles la condición social ni siquiera la edad de las mujeres.

A simple vista, Wolfskinder se da un ligero aire a la reciente El gran cuaderno, película húngara que se centraba en dos niños húngaros que se hacen valer por sí mismos ante los nazis. En el caso de la obra germana, también se habla de niños autosuficientes y el tratamiento de la realidad sigue siendo igual o más cruel, no importa reflejar una escena en toda su dureza. Son varios los momentos duros que veremos en la película, llamando la atención, como en la mencionada obra húngara, que casi no hay rastro de los típicos artificios maniqueos que se utilizan para intentar lograr la lágrima fácil. Todo está tratado de manera terroríficamente fría, como si Ostermann nos quisiera decir que eso era lo más normal por aquel entonces (cosa que, por desgracia, nos creemos).

Mucha gente se asusta, con razón, cuando ve niños en este tipo de películas, ya que resulta complicado muchas veces empatizar con ellos. En algunos casos, se debe a que sus motivaciones son demasiado simples o demasiado complejas, en otros casos es simple y llanamente porque la interpretación actoral deja bastante que desear. En Wolfskinder no hay ninguno de estos problemas. Las motivaciones son dos: sobrevivir e intentar que el resto de sus compañeros también lo hagan. Y la interpretación de los jóvenes actores es por lo menos creíble, sobre todo por mérito del guión, que no concede espacio a los típicos asuntos (lloriqueos y demás) y construye personajes muy consistentes, cuya fuerza sólo decae ligeramente en un par de situaciones aisladas.

Hablando del guión, hay que mencionar la parquedad en diálogos, muy a tono con lo que se pretende transmitir. El silencio abunda, como debe de ser, en una atmósfera de posguerra que sufre la pérdida de población ocasionada en el conflicto, y los pocos que quedan sobre sus pies o bien no tienen ninguna gana de hablar, o no tienen con quien hablar, o directamente no deben hablar para no atraer la atención de los rusos. A nivel de desarrollo, sin embargo, se echa un poco de falta un poco más de chispa en la evolución de la trama, que pasada la mitad de la película empieza a perder fuelle y no volverá a sus niveles anteriores ni siquiera en un final que incluso se podría calificar de decepcionante por ser ligeramente inadecuado respecto a lo visto previamente.

Bastante recomendable esta Wolfskinder por ofrecer un relato humano de manera distinta, apegado a la realidad de aquel momento, y por hacerse eco de un territorio frecuentemente olvidado cuando se habla de las consecuencias del mayor conflicto bélico que haya vivido la humanidad. Hay que tener conciencia de lo que se va a haber, quizá un poco de estómago (es dura sin llegar a ser desagradable) y el suficiente interés histórico como para disfrutar de una obra digna de visionar.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Eficaz: Nos pone en sus zapatos y nos sumerge en la realidad
Wolfkinder no necesita la producción eventos complejos ni llamativos para hacernos experimentar situaciones críticas como si fueran en carne propia. Sufrimos por esos niños con solo verlos caminar, nos cansamos, sentimos hambre, nos desesperamos con sus pérdidas, pero ellos son distintos, tienen esa extraña apatía que les regaló la permanente adversidad.

Esa eficacia con el manejo de la simpleza es lo que halagamos de Ostermann. Por momentos no parece una película, con actores o trucos de cámara, parece que uno está siguiendo a un grupo de chicos reales, y siendo testigo de todas sus desgracias, y nos enfocamos solo subsistir, nos despojamos de los deseos y las expectativas, nos volvemos impersonales y indiferentes a formar lazos, pues solo queremos comer y evitar ser capturados.

Nos tortura con la miseria, nos muestra de primera plana el mas crudo sufrimiento, sin acudir a recursos sobre-explotados como las lágrimas y los gritos, o las muertes excesivamente dramáticas. Apela a nuestro lado mas humano, juguetea con nuestra apatía ¡Son solo niños! y míralos ahí resistiendo mas de lo que muchos de nosotros resistiríamos. Cada huérfano acepta tácitamente la pragmática supervivencia como única motivación de mantenerse en grupo

Es una genialidad no traducir el lituano, pues los niños no entienden en idioma, resulta justo pues que no lo entendamos tampoco, con cosas como esta nos ponen todo el tiempo en sus zapatos. La película no sigue ningún suceso pararelo al viaje principal, pues si estamos viajando con ellos no tenemos idea de la suerte que corren los que dejaron de estar con nosotros, esto nos desconcierta poderosamente, la incertidumbre sobre lo que le pasa a cada chico nos va abandonando, inclusive el protagonista. Asi son las cosas, cuando lo accidental se sobrepone no somos un observador omnisciente sino un viajero más.

Nos recuerda que existe una niñez tras esos cuerpos tristemente sucios y mortificados por la travesía, con cosas simples como la observación pequeños animales o un chapuzón en un lago, inocentes distracciones de niños que parecen hacer paréntesis a la adversidad.

Nos da un final elegante, sin nada de complejo, ante esto hay dos reacciones: Algunos dirán ¿Esto es todo? y otros recordarán para siempre la dureza de ese periodo de la historia, pues Ostermann nos ha sumergido en la realidad para que no la olvidemos nunca. Después de esto casi podemos decir: Yo fui un huérfano de la guerra, a mis 13 ya lo he perdido todo, aprendí a sufrir como esta generación no sufrirá jamás, pero sobreviví.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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