Tenemos un problema, Ernesto (2014)

Diego Recalde dirige una película con un puntapié extraño. Él mismo interpreta a su protagonista, quien de repente va al baño y se da cuenta de que perdió su pene. ¿Qué pasó? Y sobre todo, ¿cómo sucedió?, ¿en qué momento?. Antes que nada, este percance provoca una crisis con su pareja, en la piel de Paula Kohan. Mientras ella no entiende por qué él necesita un tiempo para sí mismo, armando conjeturas en su cabeza, él sólo tiene en mente una cosa, una idea fija, recuperar lo que es suyo.

A lo largo del film se produce una crítica hacia la televisión, no sólo porque él es un guionista de tv que no tiene poder alguno sobre lo que hace (incluso le hacen firmar un contrato donde asegura que lo que escribió en realidad lo escribió alguien más), sino por el lugar que la televisión va a empezar a tener en medio de su problema. Es que, desesperado por no saber dónde buscar respuestas, Ernesto va de personaje en personaje, médicos, tarotistas, especialistas, nutricionistas, intentando encontrar algo que lo ayude. Pero ninguna de estas personas, que siempre tienen una manera diferente de referirse al miembro masculino, tiene respuestas acertadas, al fin y al cabo es un caso único. Y es así que cae en la televisión, y ve su imagen en ella, y esto no parece ayudarlo en nada.

Con varios gags efectivos y algunas participaciones especiales, Recalde dirige una película que por momentos funciona pero también a veces divaga demasiado en sus absurdos. Sí se permite retratar al mundo de la televisión como uno poco amigable.

Tenemos un problema Ernesto está basada en una novela homónima del propio director. Es decir, él escribe, dirige y protagoniza una historia creada por él, tiene toda la confianza en su producto y eso se nota. Pero su humor y su argumento, por momentos muy reiterativos, hace de esta película un producto entretenido pero no mucho más.

Publicada en visiondelcine.com.ar