They Wait (2007)

Que un producto venga producido por Uwe Bol no dice mucho en lo que a rigor y calidad cinematográfica se refiere. Que venga firmado por ese admirador de Van Damm y Cuba Gooding que es Barbarash, menos aún. Y ya, si es de capital canadiense tiene todas las papeletas para resultar mala pero mala, mala.
Sabiendo todo lo anterior y guiado por ese demonio interior que me obliga casi a ver toda mierdecilla que cae en mis manos me puse a ver They Wait convencido de que mi nota en esta página no superaría el 3. Y tal vez por eso estoy más que satisfecho, porque me ha gustado bastante. A ver, no es un peliculón, ni siquiera una buena peli de miedo, pero el referente exótico que le proporciona ser un compendio deslabazadillo, todo sea dicho, del oriental de terror de los últimos años la hace al menos digerible e incluso disfrutable.
Una pareja interracial con un niño criado en Shangai pero que no habla chino, acuden al funeral del tío chino al que todos conocen como "el coleccionista de huesos" y mami y el niñochinoquenohablachino descubren que son sensitivos al mundo espiritual, y en un mes como el de los fantasmas los sustos se suceden uno tras otro y llega el final sin que apenas te des cuenta.
Previsible, nada innovadora, con unos efectos especiales reguleros y escasa calidad cinematográfica la peli tiene el encanto de un cine antiguo, ochentero, en el que nos creíamos todo y todo nos daba miedo. En ningún momento se hace pesada, alguno de los sustos está currado y, bueno, no esperen gran cosa pero un buen rato, seguro.
Lo mejor: La historia del coleccionista. El demonio de la farmacia. La del ojo y la boca cosidos.
Lo peor: Esperarse más de lo que ofrece.
A mí me ha enternecido por su ingenuidad y de verdad, me lo he pasado pipa.

Película llena de altibajos que cuenta con la bendita (irónicamente) mano de Uwe Boll en su producción y que ofrece un poco más de lo mismo dentro de un género pisoteado, maltratado y consumido hasta la última gota. Sencillamente, a estas alturas, es muy difícil que alguna película de estas características consiga dar un minimo miedo.

Quizá sabedores de esto, los responsables de este nuevo refrito han procurado introducir alguna que otra escena de susto más que inesperada, que hará botar a más de uno a pesar de sus ridículos efectos digitales (que por fortuna se ven solo en un golpe de vista y poco más), pero todo lo demás se mantiene como siempre, con un argumento clásico de fantasma atormenta familias, que incluye niño con una especial sensibilidad para estos fenómenos. Sorprendentemente e imposible de predecir (nuevamente ironía), el fantasma no dejará de hacer apariciones estelares hasta que se resuelva su muerte en la vida real, acción que realizará la telefílmica Jaime King para salvar la vida de su hijo.

La película no es ni mala ni buena, es tan solo una más, pero al menos consigue entretener y prescinde de fantasmas azules llenos de pelo por una vez, así como de uno de esos finales inexplicables (evidentemente motivado por ser de factura canadiense y no asiática). A pesar de ello, la película está absolutamente desaprovechada y eternamente repetida.