Los mangantes (1963)

La dudosa comicidad de Franchi e Ingrassia domina esta obra. Fulci los dirigió nuevamente poco tiempo después en "Dos cosmonautas a la fuerza" que fue quizá la coproducción menos conocida de José Luis Dibildos. No obstante ha habido sin ir más lejos en España cómicos mucho más irritantes que Franchi e Ingrassia y sin embargo han gozado del calor del público. "Los mangantes" carece por completo de soltura narrativa y por eso llega a aburrir en algún momento. José Luis López Vázquez hace lo que puede ante un guión que no le permite demasiado lucimiento pero este genial actor consigue dignificar de alguna manera un proyecto tan modesto como el que sirve de base a una película que por lo demás sólo se salva por dos cosas. La primera cosa es la agradable canción de los títulos de crédito y lo segundo son las escenas del supermercado que son muy divertidas. Lamentablemente el resto de la cinta no llega al nivel de comicidad que tienen esos momentos con lo que la película es mediocre en general aunque en algunos momentos resulte graciosa. El director Fulci filmó luego otras coproducciones con España entre ellas la irregular "Una historia perversa" y la más bien fallida "Una lagartija con piel de mujer". "Los mangantes" puede resultar simpática para aquellos espectadores que sean poco exigentes y es una película bastante discreta que sin embargo pertenece a un momento en el que ni en España ni en Italia se vislumbraba todavía la desbordante vulgaridad que caracterizó luego al género más o menos cómico en ambos paises.

Inofensiva e intrascendente comedia dirigida por un Lucio Fulci del que nada haría pensar entonces que se convertiría en uno de los maestros del terror sangriento, y en cuyo reparto coexisten José Luis López Vázquez, una jovencísima Stefania Sandrelli, y el dúo cómico de gran éxito en Italia (y ninguno fuera de su país) Franco y Ciccio. Va la cosa sobre un juzgado romano ante el que se ventilan varios asuntos de escasa importancia entre personajes voceras y gesticulantes que sacan de quicio al juez (interpretado por López Vázquez), en la tradición, muy italiana por cierto, de las comedias "de episodios" en que se cuentan varias historias cortas.

A ratos simpática, a ratos anodina, se puede ver sin sufrir daños cerebrales permanentes, pero no tiene nada especial, ni para bien ni para mal.