The Glory Stompers (1968)

Arranca mostrándonos durante los títulos de crédito a una banda de moteros más bien pulcra y blandita llamada “The Glory Stompers” pasándoselo bien de buen rollito, ellos haciendo cabriolas con sus monturas y ellas agitando sensualmente las caderas a ritmo de rock.
Con la llegada de un grupo de moteros mal encarados y provocadores llamados “Black Souls”, la chulesca actuación con Chris (Chris Noel), la novia de uno de los Stompers, Darryl (Jody McCrea) zahiriéndola para que baile con el por parte de un Black Soul con amenazantes trazas (bandera japonesa y cruz gamada en el chaleco, pelo castaño alborotado, barba descuidada y ojos de desequilibrado tras unas pequeñas gafas de sol cuadradas) llamado Chino (Dennis Hooper), el enfrentamiento verbal consiguiente que acaba con Chino y los suyos plegando velas y la posterior brutal agresión de los Souls cuando sorprenden solos a Darryl y Chris paseando en su moto, ya tenemos montado el eje de la trama, Chino con la chica de Darryl forzada a incorporarse al grupo y este (al que habían dado por muerto) buscando con la ayuda de Smiley (Jock Mahoney), un legendario Stomper que hace suya la causa, venganza y a la chica, antes de que Chino lleve a cabo su objetivo de venderla a la mafia mexicana.
“Bike exploitation” de mitad de la tabla, de las que solo consideraran interesante aquellos degustadores de este tipo de productos (por si no lo habían notado aquí tienen uno), ya que la coartada sociológica es más bien justita (moteros aseaditos y buenos ciudadanos contra moteros facinerosos y mal encarados) y el desarrollo de la trama se limita a seguir los trillados caminos del genero, teniendo entre los actores su mejor baza con un Dennis Hopper en toda su plenitud (seguido muy de cerca por Sondra Gayle en el papel de Jo Ann, la experta en el manejo del cuchillo despechada con el proceder de Chino, su hasta entonces pareja) y siendo por lo demás tan solo (que no es poco) un ligero producto de entretenimiento (para el sector de espectadores anteriormente mencionado) con bellas chicas, hippies hijos de la época (1968), fiestas del amor libre, malos de manual, banda sonora a ritmo de rock, bastantes escenas de motos dignamente filmadas, algún que otro escenario agreste y un artúrico final acorde con la enjundia de la producción.