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Ondina. Un amor para siempre (2020)

Ondina. Un amor para siempre
89 min.
6,2
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Sinopsis
Ondina es historiadora y da conferencias sobre el desarrollo urbano de Berlín. Pero cuando su amante la abandona, el antiguo mito se apodera de ella. Solo le queda matar al hombre que la ha traicionado y regresar a las aguas.
Género
Romance Drama Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Undine
Duración
89 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Coproducción Alemania-Francia;
Links
Premios
2020: Premios del Cine Europeo: mejor actriz (Paula Beer). Nominada mejor película
2020: Festival de Berlín: Mejor actriz y Premio FIPRESCI
2020: Festival de Sevilla: Mejor dirección y montaje
2019: Premios del Cine Alemán: Nominada a mejor película y sonido
7
LA HISTORIA CON MAYUSCULAS. LAS HISTORIAS CON MINÚSCULAS
Cuando salimos del cine, cuatro espectadores coincidimos en las sensaciones que nos ha sugerido la película: nos ha gustado, nos ha producido cierto encantamiento, nos ha arrullado con sus imágenes, sus diálogos, su monótona música y su actriz… A partir de este momento, nos toca, en todo caso, “entenderla”, es decir, interiorizarla, hacerla nuestra. No somos carne de “cine de festival”, sino espectadores de gustos variados. En mi caso dos tercios del cine que veo es cine clásico, y cuando digo clásico estoy refiriéndome al cine clásico de Hollywood en una abrumadora mayoría.

Esto no es una justificación (aunque suene a eso), sino la comprobación de algo que dice el director: “no somos capaces de soportar la complejidad de la Historia”. Lo dice en una entrevista en "Babelia" (21/11/2020). Donde yo he escrito “Historia” con mayúscula (para referirme a una disciplina humanística), podemos entender también “historia” con minúsculas, o la capacidad, cada vez menor, para soportar historias complejas en el cine o en la literatura.

(Ver Zona Spoiler 1, quien quiera, para leer algún detalle de la película)

Al llegar a la plaza de Zorrilla, en la caminata hacia casa y contra reloj por el toque de queda, empiezo a pensar en Jennie (Portraite of Jennie), 1948, de William Dieterle. Como saben, en esta encantadora y triste película, consiguen que dudemos si Jennie es realidad o imaginación. La historia (el guion), la puesta en escena, la soberbias interpretaciones (Jennifer Jones, Joseph Cotten) nos envuelven en ese mundo entre lo real y la ensoñación. Aquí Petzold nos lleva también a un mundo donde acabamos dudando sobre si Undine es realidad o fruto de la imaginación. En un mundo que es Berlín (el actual) y su historia torturada, pero también la de esos pantanos originarios y su mitología de ondinas y caballeros.

Berlín, como ciudad y su historia, tiene un papel en la película. Undine es historiadora y guía, y cuenta a los visitantes del museo la evolución urbanística de la ciudad a través de sus cicatrices y de las decisiones de sus políticos. De esa intención de reescribir la Historia (que decía el director en la entrevista), y simplificarla para un entendimiento más cómodo de la ciudadanía: para quien haya visitado la ciudad (tan ejemplar en tantas cosas, como el cultivo de la memoria), recordará como se está reconstruyendo el palacio real en el lugar donde estuvo el parlamento de la RDA. Una forma, para el director, de borrar el pasado incómodo.

No conviene ir más allá para no desvelar al lector el argumento de este melodrama formalmente clásico con final de tragedia, que pretende crear en el espectador incertidumbre y, a la vez, estremecimiento. Una película de amor hiperromántico, en sus inicios, que nos llevará a otros caminos de emancipación. Y de la que, confieso, no he encajado todavía todas las pieza, ni creo que sea necesario. Undine cree que solo tiene sentido su vida si es amada. De ahí su amenaza de muerte al inicio de la película, y de ahí también su dolor cuando Christoph lo que aplica a Undine es su teoría y praxis sobre los celos o la exclusividad retrospectiva.

Todo lo contado puede resultar (así, contado), un tanto extravagante, pero el arte no es solo el argumento, mejor o peor narrado. El arte cinematográfico es también poesía. Y estamos ante un poema lírico, una elegía, sobre un amor que discurre entre la tierra y el agua, entre el mito y la historia, entre la magia y la razón, contado en un tono realista, sencillo, casi didáctico en ocasiones. La fuerza proviene de una actriz en estado de gracia, Paula Beer, y de un actor convincente como Franz Rogowski, con un tono de voz tan particular. Y de su puesta de escena, de su fotografía acuática, y de su “música” de profundidades fluviales. Petzold parte de referencias clásicas (el melodrama y el cine negro de Holywood) para subvertirlo. Bajo una narrativa formalmente canónica, se deslizan en profundidad corrientes que quieren ocasionar estados emocionales, belleza, encantamiento…, que van más allá de la realidad visible y enlazan con el pasado mitológico, el pasado más cercano y, quizá, el futuro.

(Ver Zona Spolier 2).
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37 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La ninfa rebelde
Después de la maravillosa “Frantz”, vuelve a emplearse la magnética mirada de Paula Beer en el cartel de la película. En este caso, la imagen elegida pertenece a uno de los momentos clave de la historia.

Me ha gustado su romanticismo y su argumento de corte fantástico basado en la mitología, concretamente en la existencia de las ondinas, ninfas de las aguas dulces, que en ocasiones podían enamorarse de un humano, al estilo de la Sirenita.

Lo más discutible es el aprovechamiento de su escaso metraje. Hay mucho dedicado a mostrar el amor de los dos protagonistas o reservado a clases de arquitectura. La primera mitad podría haber sido más dinámica. Mejor recuerdo deja un tramo final intenso y la fuerza de algunas secuencias. Recomendable para los aficionados al cine romántico.
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19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
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