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El pan debajo del brazo (1984)

El pan debajo del brazo
92 min.
3,6
125
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Escena (ESPAÑOL)
Sinopsis
Para Adolfo ser padre a su edad es casi un milagro. Las circunstancias de Jacinto son muy distintas: está casado con una divorciada que tiene dos hijos y tiene que soportar al anterior marido de su mujer. Para Rodrigo el asunto es todavía más complicado; es un joven arquitecto sin trabajo que no tiene más remedio que vivir del sueldo de su mujer mientras él se ocupa de las faenas caseras. Remake de "Crónica de nueve meses". (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
El pan debajo del brazo
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
5
Un pan muy reaccionario
Mariano era capaz hasta de hacerse un auto-remake. La versión ochentera de la entretenida 'Crónica de nueve meses' también resulta entretenida, y tiene varios golpes de humor tontorrón que sirven para pasar el rato sin más. Para eso, los guiones de Mariano se bastaban por sí solos y las actuaciones de Antonio y Juanito remataban el asunto. Impagables las escena de Juanito cabreado con los robos incesantes que sufre en su coche. Pedirle más a este tipo de cine es, cuanto menos, ingenuo.

Lo malo de Mariano es lo reaccionario que siempre ha sido. Cuando mete la moraleja rancia y el adoctrinamiento fraguista hace el ridículo, mucho más visto a día de hoy. Las preocupaciones de los reaccionarios de la época eran las que se ven en el guión: preocupación por la inseguridad ciudadana por encima de cualquier otra cosa y sin entrar en las causas; el aborto, oh pecado, incluso para la modesta ley del 85; el estado de las autonomías (aunque aquí solo es mencionado brevemente),; la homosexualidad; la antinatural liberación de la mujer, etcétera... Eso sí, todo esto no impide mostrar a una señorita en picardía ejerciendo la prostitución con hombres casados. Esa maravillosa doble moral!

Contra todo ello ataca don Mariano envolviéndolo en chiste, que se traga mucho mejor que cuando lo quiere presentar en esos poco creíbles momentos tiernos. En fin, que si uno está vacunado contra el bacilo del facherío, la película se ve con simpatía, disfrutando de cómo era aquel cine que ya no existe haciendo abstracción de sus inmensos defectos
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Antes y después de los nueve meses
¿Vienen realmente los niños con un pan debajo del brazo? A veces sí, otras vienen con un disgusto de tonelada y media y se lo tienen que echar los padres a la espalda...

Puedo declarar que me considero bastante purista en lo que a términos cinematográficos se refiere, porque como ha demostrado el cine a lo largo de su historia, una obra original siempre es mejor que una nueva versión, ese fenómeno por muchos repelido y dotado con ese término anglosajón que invita al fruncimiento del ceño llamado "remake". Pues esto existe desde que se inventó la industria, por desgracia, y la mayoría de veces usado por meros fines comerciales, provocando el destrozo absoluto de la pieza inicial.
Lo más interesante de todo es que incluso encontramos a directores tocados por la gracia divina que se propusieron actualizar obras propias cuando ya estaban bien escritas y realizadas en su momento, bien para adaptar las historias a una nueva época y contexto o porque son tentados por la decisión de un productor (casos tan curiosos como el de "Dama por un Día" y "Un Gángster para un Milagro", de Frank Capra; "Bola de Fuego" y "Nace una Canción", de Howard Hawks; el gran clásico de Ozu "Ukigusa Monogatari", "remakeado" treinta años después; o "El Hombre que Sabía Demasiado", que Hitchcock llevaría a territorio americano con más presupuesto).

En este tema de rehacer trabajos ya hechos, el bueno de Mariano Ozores demostró estar muy ducho: su genial comedia negra "Operación "Secretaria" " acabó convertida ocho años después en "Fin de Semana al Desnudo", cambiando a Gracita Morales y López Vázquez por Lina Morgan y Alfredo Landa y un motel de sierra por un hotel de playa, y ya en 1.988 cogería su obra más exitosa, "Los Bingueros", y sustituyendo el bingo por la ruleta realizó "Ya no va Más". En un momento en que ya ha dicho adiós a las aventuras del dúo Pajares/Esteso para entrar de lleno en la debacle comercial, le da por renovar una de las comedias más acertadas de su primera etapa.
Esa es "Crónica de Nueve Meses", coproducción entre España e Italia que rueda en 1.967 con algunas de sus estrellas, en la que se relatan las sorpresas y vicisitudes que asaltan a cuatro matrimonios de muy distinta condición al ser bendecidos con el milagro del nacimiento, pero al cual han de llegar tras los nueve meses de hastío, incertidumbre y enredos correspondientes al embarazo. Ozores recupera la misma historia, esta vez con tres parejas, que resitúa a mediados de unos '80 donde se puede permitir hablar y mostrar con mayor libertad.

Ahora los protagonistas son Adolfo y Laura, una pareja de edad desigual; Jacinto y Mercedes, ésta con dos hijos de un anterior marido al que aún deben soportar; y Rodrigo e Isabel, dos jóvenes a quienes la noticia quizás no supone una completa alegría. Como en la versión original, el director irá retratando con sus habituales tonos costumbristas el día a día de estas gentes sencillas y abnegadas ante el acontecimiento, siempre usando el humor más ligero como vía para expresar el miedo, la ilusión y la responsabilidad que surge al convertirse en padre y hacernos partícipes de las cotidianidades que esto entraña, y que el mismo Ozores sufrió en sus carnes en su día.
Poco a poco conocemos a los personajes de trazo grueso que son Jacinto, Adolfo y Rodrigo, tres compañeros de gimnasio, y sus respectivas mujeres; los dos primeros protagonizarán las situaciones más divertidas y desenfadadas, con el último e Isabel el cineasta aboga por presentar una situación invertida dentro del hogar y no comprendida, como es lógico, por la mentalidad más tradicional ("Lo vuestro lo entiendo fatal", dirá el padre de la chica), y aprovecha para introducir trazos de puro melodrama, que bastante desentonan con el tono general del film, y que le sirven para plantar una visión amarga y cruda de la sociedad.

Así, en boca de Isabel, éste expresa su descontento sin ataduras de ningún tipo por todos los males de este mundo, causados, cómo no, por el ser humano, mundo al que tal vez sería mejor no traer más hijos; Ozores refuerza este agrio discurso haciendo de los protagonistas víctimas de la delincuencia callejera (el padre de Isabel, a quien todos los días le desvalijan el coche). No obstante aquél es tan fiel a la moralina que hace por disculpar esos males de los que antes hablaba la novia de Rodrigo con desinteresadas acciones en favor de la causa realizadas por individuos inesperados (la prostituta, que ofrece una lata de caracoles a Adolfo, o la pareja de chavales, que lleva a éste y Laura al hospital).
Claro está en su discurso reparador también entra la asunción de las costumbres tradicionales, la negación a abortar y la del respeto a la familia por encima de todo (cosa no muy frecuente en la gran mayoría de sus obras); conservador discurso que casi nadie estaría dispuestos a aceptar hoy día o que tildaría de reaccionario, antiguo, fascista o Dios sabe de qué apelativos más. Los originales Alfredo Landa, López Vázquez, Alberto Bonucci y Franco Ressel son reemplazados por un Antonio Ozores igual de gracioso como siempre, el genial Pepe da Rosa, con su imparable colección de chascarrillos, y el menos carismático Carles Velat.

Tras ellos, una correcta María Casanova, la mejor Adriana Ozores, encargada de introducir el melodrama, una Fedra Lorente capaz de disparar los nervios con su actitud y su conocida coletilla que famosa la haría en "1, 2, 3, ¡Responda otra Vez!" y grandes secundarios como María Luisa Ponte, Juanjo Menéndez, repelente en exceso, Paco "Arévalo", Juanito Navarro (otra vez padre de Adriana como "El Hijo del Cura") y la preciosa Azucena Hernández en sustitución de Perla Cristal.
Divertida por momentos, melodramática por otros, y ante todo ingenua y con buena intención. Una decente revisión del clásico del cineasta rematada con una alocada carrera al hospital, aunque esta vez los padres no verán a los niños, sino a la policía...
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