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Maciste contra los fantasmas (1964)

Maciste contra los fantasmas
90 min.
4,0
53
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Suscripción
free
Sinopsis
Maciste debe luchar contra los siniestros hombres Luna, que sacrifican seres humanos a su divinidad esperando que esto provoque la resurrección de su reina fallecida. (FILMAFFINITY)
Género
Aventuras Fantástico Ciencia ficción Antigua Roma
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Maciste e la regina di Samar
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Grupos
Maciste
Links
5
EL MACISTE MÁS INSÓLITO
Al calor de otros forzudos de buen corazón como Hércules, Sansón o el infatigable Ursus, el cine péplum también "resucitó" al personaje de Maciste en la primera mitad de los años 60, llegando a protagonizar hasta una veintena de films (2 de ellos, ya en los 70, perpetrados por nuestro todoterreno Jesús Franco).
El rocoso Maciste, tras su largo periplo por el mudo (27 películas, nada menos), ahora se enfrentaba a un nuevo abanico de variopintos enemigos; cíclopes, vampiros, mongoles o hasta el mismísimo Zorro, y bajaba a los infiernos si era necesario, todo dentro de las libertades que el peculiar género mitológico ofrecía.
La mayoría de estos films, meros exploits a su vez de otros exploits, tenían como protagonista al culturista foráneo de turno, americano o británico, que sin entender demasiado el idioma (se aprendían los textos así, fonéticamente), se prestaban a lucir pectorales dentro de un siempre simpático y bienintencionado producto de serie B sin mayor pretensión.
Dentro del filón Maciste, obviamente hubo de todo; hubieron films regulares, flojos, más o menos interesantes, algunos del todo demenciales o incluso otros muy estimables (caso de "Maciste contra el vampiro", en 1961). Pero sólo uno se atrevió a adentrarse en la ciencia ficción como lo hizo "El Gigante de Metrópolis" años atrás, creando una película del todo inusual y en la que merece la pena detenerse.
"Maciste e la regina di Samar" (literalmente "Maciste y la Reina de Samar"), fue la penúltima producción de la saga, ya en plena decadencia del héroe, e inesperadamente fue una de las más significativas.
De entrada, aquí el fornido justiciero estaba encarnado por uno de los poquísimos actores italianos culturistas, el recientemente desaparecido Sergio Ciani (stunt de Steve Reeves en su día) y que también se concedió el lujo de cambiarse el nombre a uno más cool y de mayor tirón comercial, pasándose a llamar Alan Steel.
Curiosamente, el timón del film lo llevó el experimentado Giacomo Gentilomo (1909–2001), el que fuera co-director del mejor episodio de la franquicia antes citado, y que también tuvo un alter ego anglosajón, de nombre John Gentil.
Para la ocasión, Gentilomo llevó la misión del semidesnudo semidiós a terrenos inexplorados, y decidió que aparte de los estilemas propios del género como la figura del tirano que somete al pueblo (aquí la Reina Samara), el siempre casto flirteo entre el héroe y la estilizada de marras, los sudorosos combates contra seres imposibles o esos inevitables desastres naturales con final feliz donde prevalece el sentimiento de justicia y/o venganza, su film necesitaba condimentarse con nuevos sabores. Ingredientes de otra índole.
Así pues, Maciste acudirá a la llamada del sometido pueblo de Samar, se enamorará de la jovencísima hija del canciller (no sin antes advertir que su edad era, cuanto menos, inapropiada), y se enfrentará a numerosas criaturas, pero, y ahora viene lo curioso, nada es lo que parece a simple vista.
Lo insólito del caso es que la Reina Samara tiene un pacto secreto con seres extraterrestres (de la Luna) para conseguir la vida eterna y como no, más riquezas. Les deberá suministrar cada cierto tiempo un buen surtido de jóvenes para su sacrificio en "la Montaña de la muerte", para que la reina de éstos, Selene, resucite.
Para evitar dicho plan, Maciste deberá enfrentarse, por lo común al galope, con su ejército de hombres-piedra, gorilas dentados, escapar de trampas en subterráneos o conseguir seducir a la soberana en unas escenas para el recuerdo. Además de escapar a los devenires de la caprichosa Naturaleza, siempre causante de numerosos desastres en el último tercio de metraje (en este caso, por una conjunción astral).
Si todavía no os seduce la idea, aún hay más. A todo este desbarajuste conceptual hay que sumarle un incesante desfile de peinados femeninos con sus moños, extensiones y postizos, sonrojantes intrigas palaciegas, divertidos efectos especiales (¡ese inexplicable filtro dorado final!) y escenas de lucha que nos recuerdan inevitablemente al mítico Astérix contra los romanos, tanto en lo referente a su vis cómica como en lo "viñetesco" del enfoque.
Si no fuera por su autoasumida condición de cine menor y una inexplicable falta de pretensiones, estaríamos ante una pieza angular del péplum. De todas formas, y pese a su obvias carencias (dramas blanditos y fallidos, un héroe más tarugo de lo habitual, enemigos de chiste como los gigantes de piedra o una acción muy poco estimulante), se sigue tratando de un film bien curioso e insólito, que traspasa el género al que pertenece y cae simpático por su honestidad.
Sin duda, y pasando por alto el absurdo título español (de fantasmas, nada), sí es de ley resaltar que tuvo un doblaje cariñoso (con nuestra voz de Schwarzenegger en Maciste), aunque requiere de un mejor trato en su edición digital, muy descuidada en general (con sus altibajos de audio, escenas borrosas y demás lindezas del distribuidor).
En definitiva, una pequeña rareza, de impronta pre-fumetti, con altibajos de calidad pero que se disfruta con cariño y deja una balsámica sensación de cine humano y humilde. Que ya es mucho.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
La despedida de un director
El director de la estimable “Maciste contra el vampiro” abandonaría el cine para dedicarse exclusivamente a la pintura tras esta película que fue ya de las últimas de la saga Maciste y en la que el musculoso héroe vuelve a estar involucrado en una trama propia del festival de Sitges, si bien en esta ocasión está más orientada a la ciencia ficción que a lo fantástico-terrorífico.

Si bien esto último la distingue un poco del resto de la serie y, como la mencionada, la peli tiene tanto argumental como formalmente un tono más oscuro y lúgubre, tampoco está muy alejada de la línea general de la serie en los temas que se tratan y en eso que alguién ha llamado los estilemas propios del peplum y, más en concreto, de la serie Maciste: reina malvada, rival buena, pueblo sojuzgado, amoríos peligrosos entre la malvada y el héroe tras ser apresado y exhibir su fuerza, evasiones inverosímiles tras ser apresado…

Todo esto la hace entretenida, aunque adolezca de alguna que otra falta de sintaxis bastante imperdonable, tal como sucede, al menos en la copia que yo he visto, cuando la heroína deja al héroe en una celda y dos planos más tarde lo encuentra encadenado en otra ubicación completamente diferente en una inexplicable y torpe elipsis.

Con todo, también tiene sus momentos, como la lograda atmósfera de pesadilla final, pero dentro de un tono menor y sin que haya mucho que destacar.

Eso sí, Sergio Ciani (Alan Steel) vuelve a acreditarse, a mi juicio, como uno de los mejores intérpretes de Maciste, junto a Gordon Mitchell en "Maciste el Coloso", frente a blandengues mucho más lánguidos e inexpresivos como Kirk Morris o Mark Forest.

Gentilomo, ya se ha dicho, se fue del cine con esta peli, con solo 55 años y nada más y nada menos que 35 largometrajes de ficción a sus espaldas, Una decisión que a la larga se debió revelar bastante inteligente si se tiene en cuenta no solo lo mucho que había hecho hasta entonces, sino que muriese ya nonagenario a principios de este milenio.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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