Que mi nombre no se borre de la historia (2006)

Para complementar la película de Martínez-Lázaro, nada mejor que acercarse al tema desde este punto de vista documental. Un incombustible Santiago Carrillo hace de narrador, junto a tres de las socialistas supervivientes. El documento humano es impactante, sobre todo cuando alguna de las mujeres cuenta penalidades terribles con una serenidad de verdadera luchadora. Otras veces la emoción se hace patente, sobre todo cuando el relato deriva hacia las compañeras muertas. Sin entrar demasiado en detalles escabrosos se nos hace un relato bastante ajustado de lo que fue la entrada de las tropas franquistas en un Madrid que había que "pacificar" a sangre y fuego. El montaje de entrevistas y lugares reales es sobrio y eficaz. Respecto al caso del asesinato del comandante se apunta una teoría conspiratoria que queda bastante coja. Se quiere con ello apartar a los socialistas de cualquier hecho violento que pudiera empañar en lo más mínimo la inocencia de las mártires. Desconozco si hay datos históricos concluyentes al respecto.

Es un documental que trata sobre las "13 rosas", y lógicamente complementa la película, mucho más conocida, "Las 13 rosas" (2007), dirigida por Emilio Martínez-Lázaro. Vistos desde hoy día, tanto el documental como la película parecen cosa del impulso -tardío y tímido- dado a la "memoria histórica" por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. En este documental, ver a Santiago Carrillo hacerse el demócrata y el defensor de las libertades y la paz en la España de los años 30 le caracteriza como lo que era, un cínico y un mentiroso. Este documental hace una defensa de las Trece Rosas y las JSU aún más firme, y menos crítica (autocrítica) que la posterior película de Martínez-Lázaro: por ejemplo, no se cuenta que los de las JSU estaban dispuestos a cometer atracos para autofinanciarse...Con todo, es un documental interesante.