La reina del espacio exterior (1958)

Cuatro astronautas estadounidenses (lerdos, palurdos, machistas e iletrados) reciben el impacto en su nave de un rayo de papel de celofán y van a parar a un decorado de plantas de plástico coloreado que se supone es Venus. De pronto, aparecen unas coristas salidas de una revista del Paralelo, ataviadas con minifaldas a ras de bragas (adelantándose por siete años a Mary Quant) y tops de escote discretito. Resulta que sólo hay mujeres en Venus porque acabaron con los hombres, siempre proclives a tirarse trastos por la cabeza y a guerrear con cualquiera que se les pusiera a tiro. Han topado con la facción reformista, que agrupa a chicas afectas de furor (p)uterino y ganas de reencontrarse con su juguete favorito. Pero las fuerzas de la malvada reina Yllana los capturan, y cuando el estólido Eric Fleming se niega a besar su rostro desfigurado, son condenados a muerte, pero... Cuesta decidir qué es lo peor de Queen of Outer Space. Dirige el inútil Edward Bernds, perpetrador de otras infamias como World without End y Space Master X-7, firme acreedor al título de peor director de la historia, que no siempre lo ha de ostentar el pobre Ed Wood, qué caramba. La decoración, el cartón-piedra, los pobretones F/X, la ambientación, en fin, todo habla de nula imaginación y presupuesto inexistente. En el apartado interpretativo, la cosa no mejora, más bien lo contrario. Los cuatro chulescos protagonistas masculinos son de bofetada, pero es la excelsa Zsa Zsa Gabor quien se lleva la palma. Esta señora, cuyas mayores virtudes son haber sobrevivido hasta los 98 años, de momento, y haberse casado 9 veces, con gente tan dispar como Conrad Hilton, George Sanders o Felipe de Alba, brinda una selección de mohines, sonrisitas bobas y miradas de arrobo que invitan a la carcajada más estentórea. He leído en algún papel que se estaba autoparodiando, pero yo creo que lo hacía muy en serio. Queen of Outer Space hace reír, en el mejor de los casos, y obliga al espectador a plantearse por qué alguien pagó la producción de semejante disparate. Allá vosotros.

De acuerdo. No será la mejor película de ciencia ficción de los años 50. La premisa es poco original. Tiene momentos que dan mucha vergüenza y la dirección es muy torpe. Pero en comparación con Fire Maidens from Outer Space, estrenada dos años antes y de temática muy similar, es una maravilla y un deleite para los fans de la ciencia ficción clásica.
Es cierto que los decorados se ven muy acartonados. El diseño del exterior del planeta Venus es muy burdo. Pero están mejor trabajados que su análoga.
No se que parte de los vestuarios sean originales para la película. El de los hombres, o los tomaron prestados del atrezzo de Forbidden Planet (1956), o los copiaron descaradamente. Pero al menos todos (sobre todo las chicas) lucen muy bien al más puro estilo del atompunk.
Las explicaciones científicas, aunque inverosímiles, tienen un poco más de sentido y son ligeramente más precisas que su antecesora.
Todo el metraje mantiene un buen ritmo aunque hay muchos momentos "comicos" que sobran.

Escuché por ahí, que dicen, que los protagonistas son machistas o que la película exhibe machismo de la época y cosas así.
¡Puras exageraciones!
Son cuatro hombres heterosexuales en un planeta de mujeres. ¿Acaso no iban a hacer comentarios y bromas al respecto cuando estaban solos? Era obvio que el tema de las dinámicas entre ambos sexos iba a surgir. Si fuesen cuatro mujeres en un planeta de hombres, pasaría exactamente igual. En cualquier lugar y momento.
Luego, el mensaje de que las mujeres necesitan a los hombres para poder vivir felices se cumple también a la inversa en cualquier momento de la historia y en cualquier lugar. Incluso en Venus. No es machismo. Es un sentimiento y una realidad que ha existido y existirá siempre pese a lo que digan ahora de que los hombres son el mal encarnado y que el mundo estaría mejor sin ellos.