Coartada para un crimen (1963)

Bien seguro, <<COARTADA PARA UN CRIMEN>>, es otra de esas magníficas películas a las que, sin el menor respeto por el arte cinematográfico, se les pusieron toda suerte de trabas para que no pudieran verse en aquellos países donde, “la justicia”, no es precisamente La Justicia, pues, con su sólido argumento, pone el dedo en la llaga que, para la sociedad, representan muchos de los mal llamados, ‘hombres de ley’.

El protagonista es, aquí, otro abogado del diablo, un hombre astuto que, con suficiente experiencia, ya supo deshacerse de todos los escrúpulos que impone la moral; y para él, lo único que cuenta es ganar, ¡qué importa que su cliente (indiciado) sea el culpable o que muera un inocente (injustamente condenado)! ¡Poder, Poder, Poder!, este es su aliciente, su motivación y su única meta.

Lo que vamos a ver en esta película, dirigida con la más alta eficacia por Christian-Jaque, es la historia de una joven enfermera, Gina Bianchi, quien es acusada por la esposa de su atendido, Paul Dupré, de haberlo asesinado mediante la aplicación de una inyección de Homerana (¿?), cuando lo que tenía recetado era el anticoagulante Heparina (medicamento esencial según la O.M.S.).

En su favor, Catherine Dupré, cuenta con los servicios del experto abogado, Charles Cassidi, quien, además, es su amante; y la bella enfermera, tendrá que vérselas también con el avezado juez de instrucción, Albert Gaudet, quien no tiene otro objetivo que el de aclarar los hechos.

Lo que sigue, es una perfecta disección de la hábil manera como un abogado puede convertir mentiras en verdades, y lo mismo, verdades en mentiras… y este caso, da perfecta cuenta de que, en los estrados, el propósito no es que gane la Verdad… sino -tristemente- que gane el defensor o el fiscal que tenga a mano los mejores argumentos y los más convincentes testigos. ¡No importa si, al final, el inocente va a la cárcel y el culpable queda libre! El beneplácito no es para la Justicia, es principalmente, para el abogado vencedor.

El meticuloso guion de, Christian-Jaque, Paul Andréota y Henri Jeanson, basados en la novela, “Les Bonnes Causes”, de Jean Laborde, pondrá pronto todas las cartas sobre la mesa… y con la plena verdad a nuestro alcance, vamos a ver cómo, cada abogado y el propio juez de instrucción, consiguen poner las cosas a su favor o dejan que, la contraparte, las arrastre hacia su lado.

La fotografía, en blanco y negro, es de un excelente gusto; la edición mantiene el ritmo siempre en alto; y las interpretaciones de, Pierre Brasseur (Cassidi), Bourvil (Gaudet), Marina Vlady (Catherine) y Virna Lisi (Gina), son para nunca olvidar.

Con la presencia, en cierta escena, de la novela de Stendhal, “La Cartuja de Parma”, el director consigue dos (o tres) cosas: Dar cuenta de la frivolidad de, Catherine Dupré, que la considera aburrida; también, hace un guiño a la magnífica adaptación que él mismo hizo de la novela… y de cierta manera, ambas historias se ocupan de las maquinaciones del “poder”. Pero, les dejo una pregunta: ¿Tiene algún sentido cuando la gente dice a, Gaudet, que tiene un cordón suelto... o será una simple broma?

<<COARTADA PARA UN CRIMEN>>, es de esas historias judiciales que me dejan, apesadumbrado, pero, altamente complacido.

Título para Latinoamérica: EL CRIMEN ES UN BUEN NEGOCIO