Santo contra los cazadores de cabezas (1969)

Nuestro Santo deja de emular a James Bond, para transformarse en una especie de Allan Quatermain moderno, encabezando una expedición selvática de rescate de la hija de un amigo millonario en el Alto Amazonas, secuestrada por los jíbaros, que pretenden sacrificarla al cabo de un mes. En aquellos años, la franquicia de Tarzán trataba de sobrevivir con nuevas encarnaciones más pop y más osadas y quizás Santo pensó que también podía hincar el diente en esto de las aventuras selváticas.

Una nueva ración bizarra del enmascarado, en una selva que tiene poco de amazónica. Y los peligros de todos los filmes de Tarzán: totems que asustarán a los porteadores, nativos hostiles que les atacarán con lanzas, navegación fluvial en canoa, ataques de cocodrilos, cerbatanas, leopardos, traidores, sacrificios humanos, combates cuerpo a cuerpo y hasta un hombre-leopardo!. tanta variedad no impide que el filme sea muy mediocre, incluso para los estándares de Santo. Los nativos dan risa, ya que parecen una parodia, con unos pelucones de atrezzo espantosos. Curiosamente, la película no pierde el tiempo en ofrecernos combates de Santo en el ring, sino que va al meollo, lo cual es de agradecer. Sin embargo, hay escenas alargadas con tomas inacabables de su marcha por la selva, tanto la de los captores como la de sus perseguidores. Una curiosidad es que el propio director, René Cardona Sr, se reserva el papel de padre de la secuestrada.

Un filme de Santo, ya entrando en los 70, cuando empezaba su decadencia, que se acentuará en los años 70.
Por cierto, los títulos iniciales son para arrancarse los ojos.