Tráiler (INGLÉS)
- Sinopsis
- C.S. Lewis (Anthony Hopkins), profesor de literatura en Oxford, es también un escritor de gran reputación. Es soltero y vive con su hermano de forma casi monacal, totalmente desconectado de la realidad, encerrado en el mundo de la enseñanza y los libros. Un día irrumpe en su vida Joy Gresham (Debra Winger), una poetisa estadounidense divorciada y gran admiradora suya, que está de viaje por Inglaterra con su hijo (Joseph Mazzello) y desea fervientemente conocerlo en persona. (FILMAFFINITY)
- Género
- Romance Drama Drama romántico Biográfico Enfermedad Literatura
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1993 / Reino Unido
- Título original:
- Shadowlands
- Duración
- 130 min.
- Guion
- Música
Premios
1993: 2 nominaciones al Oscar: actriz (Debra Winger), guión adaptado
1993: 2 Premios BAFTA: Mejor film británico y actor (Hopkins). 6 nominaciones
1993: National Board of Review: Mejor actor (Anthony Hopkins)
1993: Círculo de Críticos de Nueva York: Nominada a mejor actor (Hopkins)
1993: Asociación de Críticos de Los Angeles: Mejor actor (Hopkins). 2 nominaciones
La verdadera plasmación del dramatismo.
11 de septiembre de 2006
Richard Attenborugh no cae en la sensiblonería ni en la lágrima fácil. Lo que sucede en la película conmueve porque las interpretaciones de los dos protagonistas lo hacen. Porque los sentimientos se expresan con verosimilitud y coherencia.
Es un obra con frase maravillosas como la de "El dolor del mañana es parte de la felicidad de ahora. Ese es el trato". Es un cine de artesano el de Attenborough, sin grandes expectativas consigue una pequeña joya. Acierta en la dirección de los actores, como hemos visto en otras de sus películas, sus personajes principales son de gran hondura moral, tienen personalidades cautivadoras y presentan matices de personalidad. Tambien los presenta tremendamente humanos con sus dudas y sus miedos.
Yo lloré la primera vez que la vi y lo hice porque quise, las lágrimas brotaban solas.
Saludos.
Es un obra con frase maravillosas como la de "El dolor del mañana es parte de la felicidad de ahora. Ese es el trato". Es un cine de artesano el de Attenborough, sin grandes expectativas consigue una pequeña joya. Acierta en la dirección de los actores, como hemos visto en otras de sus películas, sus personajes principales son de gran hondura moral, tienen personalidades cautivadoras y presentan matices de personalidad. Tambien los presenta tremendamente humanos con sus dudas y sus miedos.
Yo lloré la primera vez que la vi y lo hice porque quise, las lágrimas brotaban solas.
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68 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El sufrimiento es el cincel que Dios emplea para perfeccionar al hombre”
20 de febrero de 2010
Tradicionalmente, las historias de amor asociadas a enfermedades terminales acostumbran a derivar en productos con un elevado índice de afectación y sensiblería barata. Dichas lacras, sin embargo, no son absolutamente inevitables si en lugar de pretender emocionar al espectador por la vía fácil se opta por hacerlo de forma más lenta y progresiva. Como Attenborough en “Tierras de penumbra”. Una peli que atesora las mejores cualidades del cine inglés (sobriedad, contención, sutileza, elegancia, sensibilidad…) y que, merced a ese crescendo dramático tan espléndidamente ejecutado, se convierte -sin lugar a dudas- en uno de los romances más tristes y dolorosos que un servidor atina a recordar.
Gran parte de la ‘culpa’ la tiene, obviamente, Anthony Hopkins. Su composición de C.S. Lewis (el autor de “Las crónicas de Narnia”) es tan profunda y emotiva que no concibo ningún otro modo mejor de recrear el proceso de enamoramiento de un solterón maduro y solitario cuyos postulados éticos y morales van a experimentar la más cruda y despiadada de las experiencias: la muerte del ser amado.
Quizás por ello debo admitir que tengo serias dudas sobre la capacidad del cincel de Dios para hacernos perfectos. Pero lo que tengo claro, clarísimo, es que cada uno de esos golpes de Dios, del destino o de lo que sea -de algún modo u otro- nos ponen a prueba. Día tras día. Año tras año. Hasta que palmamos.
Gran parte de la ‘culpa’ la tiene, obviamente, Anthony Hopkins. Su composición de C.S. Lewis (el autor de “Las crónicas de Narnia”) es tan profunda y emotiva que no concibo ningún otro modo mejor de recrear el proceso de enamoramiento de un solterón maduro y solitario cuyos postulados éticos y morales van a experimentar la más cruda y despiadada de las experiencias: la muerte del ser amado.
Quizás por ello debo admitir que tengo serias dudas sobre la capacidad del cincel de Dios para hacernos perfectos. Pero lo que tengo claro, clarísimo, es que cada uno de esos golpes de Dios, del destino o de lo que sea -de algún modo u otro- nos ponen a prueba. Día tras día. Año tras año. Hasta que palmamos.
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