La bestia y la espada mágica (1983)

En 1983 Jacinto Molina/Paul Naschy, dirigía una de sus películas más emblemáticas. El film aunque enmarcado dentro del género del terror, también contiene elementos de cine de aventuras y de espada y brujería. En su historia tienen cabida maldiciones familiares, brujas, hombres lobos, samuráis y espectros.
Realizada en coproducción con Japón es sin lugar a dudas una de la películas más ambiciosas de Naschy. Nos encontramos con un diseño de producción estupendo, al igual que sus interpretaciones, sobre todo Shigeru Amachi, como el sabio encargado de encontrar remedio a la terrible maldición que arrastra Waldemar. Todo aquel que esté acostumbrado a los montajes frenéticos y a los efectos infográficos de hoy en día, es evidente que la encontrará desfasada. Aún así eso no le resta méritos a esta estupenda película fantástica, en todos los sentidos de la palabra, dirigida y protagonizada por un pedazo de artista, que dedicó toda su vida dignificar un género, el fantástico, muchos años antes que Balagueró, Plaza o Amenabar, por citar algunos ejemplos. Merece la pena verla, y descubrir que en este país, hace más de 20 años, hubo algo más que las películas de Pajares y Esteso. Un tipo de cine distinto y de calidad.

Esto prometía... prometía mucha diversión. Soy así de mala.

Vale, sí, todos mis respetos a Paul Naschy, pero, en serio, ¿de verdad os parecen buenas sus películas? La saga de Whaldermar Danisky es mediocre desde todos los puntos de vista. Mirad el cartel de «La Bestia y la espada mágica». Por favor, miradlo atentamente y entenderéis muchas cosas.

Como se escribe en la sinopsis, aquí hay tigres, samuráis, hechiceras, espadachines, monstruos... yo qué sé, hay de todo, y todo es malucho, artificial, inocentón en el peor sentido del término. La Bestia, es decir, el hombre lobo, queda incluso en un segundo plano y favorece la historia de japoneses honoríficos y combates con catana, pero, vamos, sin que te interese mucho y más bien con algo de sopor. He de decir que este look Japón feudal es horripilante: esas cabezas rapadas con las coletas... Uff.

La historia de amor es para sacarte los ojos, por el pavo que tiene ella y la traición que comete él. Esto es traición en toda regla. De hecho, meten la pata hasta el fondo y si se hubieran estado quietecitos (¡ay!, las cabañas aisladas en el bosque...) la maldición hubiera quedado rota para siempre.

Sin duda una obra ambiciosa para la época pero de evidentes limitaciones. Eso sí, si te mueres por saber quién ganaría entre un hombre lobo y un tigre, esta es tu película.