El super chef (1997)

No es una gran película, ni es una obra de arte, ni mucho menos una de las mejores interpretaciones de Jacki Chan, además de que en un futuro no destacará más allá que sus predecesoras, pero, como muchas de Jackie Chan, tiene sus escenas de lucha, escenas de persecuciones alocadas llenas de saltos, giros y momentos cómicos, escenas arriesgadas hechas por él sin dobles, junto a una trama lineal pero ficticia, con un guión sencillo y cómico, y sin olvidarse de la chica guapa que se acaba enamorando.

Hasta ahora no he dicho nada que sea aplicable a esta película, e igual podria ser la descripción de otra, pero es que es la verdad, es de esas que yo las suelo denominar "simplemente Chan", porque excepto que en ésta interpreta a un chef, por el resto no cambia mucho, pero como siempre, esa hora y pico nos entretiene y nos hace pasar un rato agradable con sus patadas a larga distancia, sus puños alocados, sus giros increibles y sus saltos imposibles.

Que conste que me gusta Jackie Chan, y que las secuencias de artes marciales tienen buenos momentos, pero ni por esas. ¡Madre...! Vaya cinta peleona, en todos los sentidos, le ha quedado. El argumento es deplorable, los antagonistas son tan malos que no duermen por la noche de tantas maldades como piensan (uno de ellos con gafas oscuras hasta de noche, el otro fumando un puro incluso mientras va al baño), la novia de Jackie es directamente idiota, un puro estereotipo machista que no sabe hacer nada salvo gritar, hasta que uno ya quiere que se la carguen en vez de verla salvada para volver a liarla. Jackie se repite bastante en sus payasadas, ya vistas en varias cintas anteriores: vuelve a tocar tetas por despiste y a salvarse de un golpe gracias a ser bajito... En fin, no solo lo mismo de siempre, sino peor. Encima, resulta que el de Hong Kong se encuentra en Australia sin mayores explicaciones, y que es un cocinero que sabe artes marciales sin motivo aparente, salvo, tal vez, ser chino (venga con los estereotipos). Vamos, que ni siendo incondicional de Chan merece la pena.