Barrymore (2011)

John Barrymore (Christopher Plummer), un legendario actor en horas bajas, ha alquilado un teatro para ensayar una audición de Ricardo III, con la esperanza de que interpretar a los clásicos le devuelva a lo más alto. Sin embargo, el declive de Barrymore se hace patente enseguida: no puede recordar el texto y está borracho, necesitando constantemente que Frank (John Plumpis) le susurre la siguiente línea entre bambalinas.

Mientras se esfuerza por ensayar, Barrymore repasa su vida (matrimonios, familia, éxitos, fracasos, etc), de manera que entre frase y frase de Shakespeare, en realidad repasamos la biografía del actor americano.

Esta película no es para todo el mundo. Primero, porque no todo el mundo conoce la figura de "Jack" Barrymore (abuelo de Drew -sí, la "niña de ET") y la importancia que ha tenido en el mundo del cine y del teatro.

Segundo, porque es una obra de teatro convertida en película, pero tal cual: no se trata de una adaptación cinematográfica de una obra, sino de una representación teatral filmada, y esto puede no gustar a todo el mundo (hay que reconocer que un actor interpretando a un actor siempre es un poco chocante).

Tercero, porque no "ocurre nada ". Es una obra de un solo hombre (o dos), que intercala chistes con recuerdos y lapsos de memoria con tragos de licor, porque sin el alcohol Barrymore simplemente dejaba de funcionar y comenzaba el delirium tremens. Esto, durante 80 minutos, puede ser un poco asfixiante.

Ahora bien: la película es un auténtico regalo, permite al espectador comprar una entrada para Broadway y sentarse a ver la obra, no importa cuántos años hayan pasado desde que Plummer protagonizara "Barrymore" en un escenario real (recibió el premio Tony por ella en 1997). La madera cruje, sentimos el calor de los focos, los nervios del actor, la presión al otro lado del telón, el refugio de un camerino. Esa atmósfera está lograda y la interpretación de Plummer es poderosa.

Sí, Christopher Plummer actúa con todo su corazón. Desgarrador, monumental, protagonista absoluto como en ningún otro papel (tan acostumbrados nos tiene a ceder protagonismo como secundario). Él lo es todo en esta película, como lo fue Barrymore a principios del siglo XX. Por fortuna, a Plummer le fue mejor. Bravissimo!