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Los niños de la estación del zoo (Serie de TV) (2021)

Los niños de la estación del zoo (Serie de TV)
50 min.
5,9
187
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Sinopsis
Serie de TV (2021). 8 episodios. Sigue la historia de seis adolescentes que luchan por alcanzar su sueño de felicidad y libertad, dejando atrás a sus familias, profesores y todo aquel que no les entienda. Christiane (Jana McKinnon), Stella (Lena Urzendowsky), Babsi (Lea Drinda), Benno (Michelangelo Fortuzzi) Axel (Jeremias Meyer) y Michi (Bruno Alexander) se adentran en las trepidantes noches berlinesas, sin límites ni reglas, para celebrar la vida, el amor y las tentaciones, hasta que se ven obligados a reconocer que ese éxtasis no solo destruirá su amistad, sino que les condenará al abismo.
Género
Serie de TV Drama Drogas Adolescencia Prostitución
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Alemania Alemania
Título original:
Wir Kinder vom Bahnhof Zoo
Duración
50 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Alemania-República Checa;
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2
La nada
Lejos está esta serie de lograr evocar y trasmitir la historia en la que está basada. Muchos dirán que quizá no era su pretensión o que nuevos tiempos traen consigo nuevas perspectivas. ¿Es imposible sobrevivir a la maldición de superar el original? ¿Se puede hacer un buen remake?

Seguro que por mi puntuación esperáis que mi respuesta sea no. Pero todo lo contrario, se puede, aunque debe existir como mínimo la voluntad de querer hacerlo. Y es este el principal error de esta serie. La época, el contexto histórico, social y político del Berlín de finales de los 70 tan magníficamente reflejado en la película "Yo, Cristina F" basada en el bestseller que da nombre a esta serie, está ausente por completo en esta serie.

Quizá los creadores pensaron que no era de vital importancia y que, en el fondo, la drogadicción era el tema importante. Pero resulta que también está ausente en la serie. Porque lo único que yo veo son actores que, dejando al margen el hecho de que cuesta imaginarles cómo los niños de 13 y 14 años que eran, simplemente juegan a representar a heroinómanos.
No hay nada, nada, en la serie ni un mísero intento de intentar reflejar esas dos caras de la droga, tanto la embelesadora como la fatal y siniestra. Nada, salvo la estilización superficial y vacía de un producto de consumo que banaliza todo. La suciedad, la mugre de calles oscuras por luminosidad y fotografía reluciente de patios de escuela, barrios y parques que ciegan tanto que uno llega a dudar que no se hayan localizado en la radiante Almería.

Y pasan los capítulos y ahí están los protagonistas consumiendo heroína sin que ni por un segundo se note la decadencia física y la autodestrucción. Correteando y bailando de episodio en episodio, metiendose picos para acto seguido volver a bailar con la energía de un gogo de una discoteca hardcore.
No hay efectos, no hay consecuencias salvo un puñado de escenas que se pretenden impactantes pero son sólo ese puñadito de sal que se le echa a un guiso para que no quede soso, Las verdaderas tragedias son convenientes elipsis para no pasarse y salirse de la estética videoclipera y molona del glamour de la droga a lo rock and roll star.
Y sí, también se ha cosmetizado el caer bajo y tener que prostituirte por una miserable dosis en algo falsamente sororo y feminista, un girl power de cartón.

Así que me temo que la única cosa positiva que se puede sacar en claro es que al menos las personas que se sientan intrigadas por la historia conocerán esa maravillosa peli en que se basa. Es verdad eso que dicen de que no hay mal que por bien no venga.
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12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Introspección más que fallida
En mi opinión con esta serie se ha pretendido realizar una introspección de los personajes, para dar una causa a lo que hacen, básicamente familias desestrucuradas con toda su problemática.

La serie no es mala, si no fuera porque se trata de un remake de un icono cultural y generacional.
No una película de culto, sino que va mucho más allá, una de esas ocasiones en que confluyen una serie casualidades por las que, un producto propio de la serie B, tanto el libro como la película, se convierte en un icono (de hecho sorprendentemente la película en Filmaffinity tiene una puntuación de 7,3, muy alta para esta web).

Son más las cosas que fallan que las destacables. Me ha gustado cierta poesía de algunas secuencias, los viínculos personales y el daño que se genera al entorno (a la madre de Cristhiane y sobre todo a la abuela de Babsi que en el original no están), la fotografía es muy buena, el ritmo.

La película original es de 1981, el libro de 1978 y los hechos ocurrieron en 1975 (cuando Franco todavía estaba vivo) y la movida madrileña no había ni empezado. Para ubicarnos temporalmente. Las fotos generalmente eran en blanco y negro, y la tele también.
En Europa ya se movía la corriente de mayo del 68, y a la luna se llegó en el 69.

Lo peor de todo es que está plagada de anacronismos, por ejemplo, la musica de la discoteca Sound es techno, eso es imposible y nefasto para la sincronía entre el pasisaje y la historia. La serie en muchas cosas parece de mediados de los 90, si bien en otros tratan de que parezca de la época.
También el vestuario, la forma de bailar, los apartamentos, los complementos (relojes digitales que no existían en esa época), cintas de correr, el lenguaje callejero y coloquial, no eran los de la serie, y tantos detalles.

La fecha de los acontecimientos es muy importante, por su contexto y por el impacto que tuvo que eso pasara a niños y niñas de 13, en particular a niñas, dado que la protagonista tenía 13 cuando empieza la historia.
Hoy en día sigue ocurriendo, aunque de otras maneras (véase la magnífica serie de 2017 "La infamia").

De todos ellos, sin duda, el más importante, es la música, y no sólo por las asincronías, sino porque la música, tanto en la película como en el libro es un personaje más. Bowie es un personaje más. Hasta el punto que actúa en la película dando el concierto que hizo en Berlin, aunque no hay ningún plano en el que coincida con Christiane.
La chupa, que en la serie es de pelo sintético de la madre de Detlef, en la realidad era una chupa de Bowie, que Christhiane le regala a Babsi el día del cumpleaños de Christiane.

Hoy en día la música sigue siendo muy importante, como es lógico, pero nada que ver con lo que era en aquélla época, para hacernos una idea pensemos en la movida madrileña de los 80, que sobre todo se manifestó en la explosión musical (aunque tuvo cómic, cine, etc.). La primera película de Almodovar es del 81.
Mecano, Leño, Nacha Pop, Ramoncín y tantos otros. Por no hablar de la música disco (Fiebre del Sábado Noche es del 1977).
Las tribus urbanas alrededor de la música, los mods, rockers, rockabillis, más tarde los heavys, punks, nuevos románticos. Hace mucho que todo eso desapareció, pero para ubicarnos, porque sin ese contexto no se puede entender, y esa descontextualización destroza a la serie.

Sin la magia de Bowie, no hay magia.

En tiempos del reggaeton, Spotify, y Youtube, y sin industria musical propiamente dicha, todo esto se acabó.

Otra cuestión esencial es que las protagonistas tenían 13 y 14 años, y las actrices tienen alrededor de 22. Deslegitima totalmente la serie; titulada "Los niños..."

La actriz de la película original tenia 15 y le daba realismo, podía pasar por 13 porque estaba sin desarrollar, y era muy guapa al igual que la auténtica Christiane (el Detlef auténtico era mucho más mono que el de la película).

En esta serie, como en tantas de ahora, ese cambio le resta toda autenticidad. No son ni guapos ni feos poque simplemente están fuera de lugar.

La serie es de Amazon y se trata de blanquear, de ser políticamente correcto para su público, son los tiempos, sin embargo, a esta idea puede oponerse que la serie sexualiza a las protagonistas mucho más que la historia original, la forma de vestirlas está hipersexualizada, y lo que es peor, en aquella época no se vestía así.

En la original el tema de la prostitución no es lo esencial, a diferencia de en la serie, lo cual le confiere de bastante hipocresía.

Por último, el tema de la droga, que en la original - libro y la película- es esencial, aquí es como un adorno, un mero hilo conductor.
Además, está tratada con total falsedad, los efectos de las drogas para nada son los que ahí salen, se meten heroína y luego se ponen a bailar música techno (es de traca), como si se hubieran metido cocaína, o éxtasis, u otra droga excitante. Lo trata como si fueran drogas de diversión más propias de otros ambientes y época al de película.
A ver, todo el mundo ha oído hablar de los fumaderos de opio, y no eran precisamente lugares de diversión.

La gente no roba, ni se prostituye por cocaína como sí se hacía en los 80 por la heroína (vease el cine quinqui de Eloy de la Iglesia). O la canción "La Madre ¿Qué te puedo dar?" de Victor Manuel, entre tantas.

Si se quiere ver una buena interpretación de un yonqui, Javier Bardem en "Los días contados", eso es un buen actor, ganó la Concha de Plata al mejor secundario y fue el inicio de su expansión internacional.

Las escenas del chute, cuando enfocan brazo y jeringuilla, la mayoría de las veces es la misma imagen (jaja), y no les deja marcas en los brazos - si alguna vez os habéis sacado sangre sabréis que deja marca y moratón, imagina todos los días o incluso varias veces al día-.
Y la droga entonces era blanca mas que marrón (a veces parece que no se han leído el libro).

En resumen, mal no, pero destroza la original.
La duda que me queda es si ésta tiene algo de la profunda aura romántica que envuelve la original.
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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