Pianese Nunzio, 14 años en mayo (1996)

De ninguna manera se pueden justificar los abusos a un menor y mucho menos tratándose de un sacerdote. Se pueden comprender, pero lo mismo que la justicia tiene que ser implacable con los asesinos de la camorra, la justicia tiene que actuar contra ese delito que se aprovecha de un menor que todavía no tiene definida su voluntad, y menos su voluntad sexual. Hay una gran dosis de hipocresía por parte de esa iglesia que condena cualquier injusticia y pretende ocultar los abusos a menores que se han producido por parte del clero y ahora están saliendo a la luz por los medios de comunicación. Es muy fácil querer determinar esos abusos como una muestra de amor puro y solo falta que digan que se trata del amor de Dios. En la película, al tratar todo el problema de la camorra napolitana mientras el cura mantiene sus relaciones con el joven Pianese, el espectador puede ir haciendo comparaciones de la condena de unos pecados y la de otros. O la falta de condena. Tampoco la sociedad napolitana sale muy bien parada al justificar las acciones de la mafia, hasta los asesinatos, y condenar el delito sexual. Como historia está bien pero la forma de contarla no me acaba de gustar a pesar de utilizar ciertos métodos innovadores en la narración fílmica.