Jîn (2013)

Reha Erdem nos presenta a Jin, una guerrillera Kurda de 17 años, con ella paseamos por paisajes preciosos y llenos de contrastes, la verde naturaleza virgen y las desnudas montañas llenas de cuevas.

La cinta esta llena de contrastes, la tranquilidad y belleza de los paisajes con los disparos y las bombas, la inocencia de una joven de 17 años, que pasea con su fusil por las montañas, la gente dispuesta a ayudarla y los que a la minima intentarán aprovecharse.

En conjunto a mi no me ha acabado de atrapar, me ha gustado la fotografía, pero no he acabado de empatizar con Jin y sin eso la película no deja mucho, Deniz Hasgüler no esta mal, pero no lo suficientemente bien como para llenar los vacíos argumentales, a parte Reha Erdem no trabaja ninguna otra trama ni personaje. Solo paseamos con Jin durante toda la película, sin acabar de entender que hace en la montaña, porque abandona a su grupo. En teoría va a ver a su abuela, pero solo llama a su madre y cuando ve que no puede llegar se esconde en las montañas? por una parte se pinta como que esta lleno de soldados y mil controles y ella pretender llegar alegremente a su destino? cuando ve que no es posible porque no se reune con nadie?... y sobre la escena final, me ha parecido algo forzado.

Película arriesgada que te gustará o no dependiendo de si te metes dentro de Jin y la acompañas sin pensar en nada más.

Con un abatimiento moral se concluye esta fabulosa cinta de origen turco, la cual con pocos parlamentos contrapone las dos caras de la condición humana: la brutal vs. conciliante. Una película efectiva, a la que Reha Erdem no le agrega ni quita algo sobre el conflicto del ejercito turco y kurdo –y no se dice por conocer algo de una guerra totalmente desconocida por estos lares–, sino por las aguerridas imágenes que componen el rodaje.

Jin la protagonista que va y viene, siempre con expectativas pobres de lograr su objetivo; los ataques del cielo caen sin piedad y de los hombres al acecho buscando el momento propicio para el abuso. No obstante ella se congratula con la grandiosa naturaleza, esa que soporta la irracionalidad de la civilización y que sobrepasa la indefensión simbolizada a través de un oso, una tortuga, un siervo, un burro e incluso con el enemigo.

No hay posibilidad de concluir indiferente a los fotogramas, terminas avergonzado por una vez más reconocer nuestro lado obscuro e irracional como especie, esa que atropella por egoísmo.

No existen buenos y malos, lo que hay son víctimas.