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X-Men: Fénix Oscura

Ciencia ficción. Acción Los X-Men se enfrentan a su enemigo más poderoso: uno de sus miembros, Jean Grey. Durante una misión de rescate en el espacio, Jean casi muere al ser alcanzada por una misteriosa fuerza cósmica. Cuando regresa a casa, esa radiación la ha hecho más poderosa, pero mucho más inestable. Mientras lucha con la entidad que habita en su interior, Jean desata sus poderes de formas que no puede controlar ni comprender. Jean cae en una espiral ... [+]
Más que oscura, descolorida
La Patrulla X nació en 1963 y, desde entonces, ha acumulado momentos históricos en los cómics de Marvel. Todos los aficionados coincidirán en la importancia suprema de "La Saga de Fénix Oscura", un arco argumental desarrollado por el guionista Chris Claremont y el dibujante John Byrne. En 1970, después de 66 números, la colección de los mutantes fue cancelada y permaneció cinco años en silencio. En 1975, el legendario 'Giant Size nº 1' resucitaba al grupo con la inclusión de nuevos miembros y bajo la batuta de Len Wein como guionista y Dave Cockrum en los lápices. Un año después, en 1976, con Claremont ya en los guiones, llegaría un acontecimiento crucial para los héroes: durante una misión, en el número 101 de 'Uncanny X-Men', Jean Grey sería devastada por la radiación solar para morir y resucitar, o tal vez solo para cambiar, despertando poseída por la fuerza Fénix. Un terremoto argumental en toda regla que convertía a Grey en una heroína casi todopoderosa. El relato de su nuevo (y muy conflictivo) poder se desarrollaría durante siete números más de la colección, hasta que llegase, ahora sí, "La Saga de Fénix Oscura", extendida entre los números 129 y 138, en el comienzo de 1980, donde se mostraba el reverso del poder de Fénix, tan capaz de dar vida como de destruirla.

Valga tal introducción como resumen para asomarse a "X-Men: Fénix Oscura", el regreso a la pantalla de la franquicia mutante que, aunque inspirada en las ideas de los cómics, varía considerablemente todo su desarrollo dramático. Nos encontramos en el arco argumental iniciado por Matthew Vaughn en "X-Men: Primera generación" y continuado por el gran Bryan Singer en las memorables "Días del futuro pasado" y "X-Men: Apocalipsis", y asistiremos casi en la primera secuencia a la transformación de Jean Grey en Fénix, lo que resulta todo un alivio, ya que de este modo puede obviarse muy pronto el desdichado tratamiento dado a un acontecimiento de semejante relevancia en "X-Men: La decisión final".



Pero lo bueno se acaba pronto. El problema principal de "Fénix Oscura", digámoslo cuanto antes, es que su guion cabe en apenas una cuartilla. La trama es escuálida en toda regla y se limita a exponer un par de situaciones dramáticas y un solo conflicto entre los personajes. Algo de ello se debía esperar, puesto que el libreto es responsabilidad del productor y guionista Simon Kinberg (que también debuta como director). Aunque había colaborado en el excelente guion de "Días del futuro pasado", también es responsable de los que dieron forma a insensateces como "xXx 2: Estado de emergencia", "Sr. y Sra. Smith" y "Cuatro fantásticos". Para cualquier amante de La Patrulla X resultará decepcionante el tratamiento de la conversión de Jean Grey, poseída por un poder que no puede controlar, enfrentada a su ira interior y al trauma infantil de su responsabilidad en el fallecimiento de sus padres.

La levedad de la trama no puede por menos que desilusionar (más aún con el recuerdo, todavía presente, de la hondura de "Vengadores: Endgame"). La condición de marginados sociales de los mutantes no es más que un ligero apunte sin relevancia en el desarrollo de la acción y el conflicto que se establece entre Jean y el resto del grupo cuando esta descubre lo destructivo de su nuevo poder no está exprimido más que en un par de observaciones. Sophie Turner, una actriz de limitado registro, se enfunda el personaje sin poder darle demasiado recorrido; el poderío dramático de Michael Fassbender no puede levantar a un Magneto casi residual; y la eficacia interpretativa de James McAvoy alimenta un tanto la figura del Profesor X, pero pronto sucumbe ante un tratamiento errático del personaje.



Por descontado, "Fénix Oscura" funciona, de sobra, como espectáculo de acción, e incluye algunas secuencias que brillan no ya por la presencia de unos efectos digitales cada vez más asombrosos, sino por la pericia de un montaje que incide en la explosividad de las imágenes: la escena cumbre, un descomunal enfrentamiento en un tren militar lanzado a toda velocidad deja sin aliento y puede presentarse como un modelo de legibilidad fílmica, como un alarde de situaciones cruzadas repletas de tensión, como un patrón para futuras películas a la hora de ensamblar un torrente de imágenes sin que el espectador pierda su lugar dentro de la acción. Sorprende la presencia de una secuencia de tal calibre, de semejante brío, al lado de la indolencia de la puesta en escena de Simon Kinberg en el resto del metraje. Sin embargo, la película naufraga en el terreno en que más brillaban las entregas dirigidas por Bryan Singer, el dibujo dramático de los mutantes, la enjundia de sus conflictos, el espesor de sus relaciones. Simon Kinberg parece querer animar un tanto el relato con la inclusión de disensiones entre los mutantes, con el cuestionamiento del liderazgo del Profesor X (una cuestión cuya resolución atisba cualquier espectador desde el momento mismo en el que se plantea) y con la presencia de una raza alienígena que anhela robar el poder de Fénix a Jean Grey, liderada por una Jessica Chastain que pasea por la trama despojada de cualquier entusiasmo.

En los cómics, "La Saga de Fénix Oscura" supuso una conmoción porque nadie estaba preparado para el descenso a los infiernos de un personaje tan querido como Jean Grey. Y, por un momento, todos los lectores soñaron con que el poder casi infinito del personaje se recondujera hacia el lado luminoso de su personalidad. Pero desde el principio quedó claro que Fénix Oscura está lejos de toda luz. "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad", como bien nos enseñó Stan Lee, de modo que la joven Jean Grey hubo de tomar decisiones que acarreaban consecuencias. Ese es el gran legado de Stan Lee, la lección que asumieron todos sus personajes y por la que llegaron a nuestro corazón. Todo ello está ausente en una película carente de reflexión, de profundidad y, finalmente, de credibilidad fílmica.

Por todo ello, esta "Fénix Oscura" queda como una oportunidad perdida. Lo que hubiera debido ser una epifanía es en realidad un tremendo tropezón. Resulta imposible no pensar en lo que podría haber hecho Bryan Singer con semejante material.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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