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Vosotros sois mi película

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Documental Ismael Prego (Wismichu), un famoso youtuber español, realizó en 2018 en el Festival de Cine de Sitges una performance que generó polémica y le puso en el punto de mira de los medios: una hora y veinte de una única escena repetida en bucle. “Vosotros sois mi película” es la historia detrás del escándalo y un retrato generacional que pone de manifiesto la erosión de la verdad en la era digital.
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Lo que sabemos es esto: el 12 de octubre de 2018 ya se vislumbraba la línea de meta del 51º Festival de Cine Fantástico de Sitges. Con nueve jornadas superadas, aquella edición se estaba confirmando como una de las más espectaculares de la historia reciente de dicho certamen. Las películas se avalaban a base de ovaciones, las estrellas invitadas llenaban eventos con fans y encuentros con la prensa, y las proyecciones se sucedían sin aparentes problemas. Todo impecable. Demasiado.

De repente, el festival decidió comportarse como uno de esos personajes de Adam McKay, empeñados en librarse al caos cada vez que ven que todo está en orden a su alrededor. Al final de aquel memorable día, twitter (cómo no) dictó sentencia: “¡Wismichu es más trending topic que Ed Harris!”, gritó un amigo del famoso youtuber. Y así fue. La proyección de ‘Bocadillo’, ópera prima de Ismael Prego, devoró a aquel legendario actor. El cine Retiro, por poco no ardió con la sesión única de un film que en realidad era una broma, o para emplear la jerga al uso, una “trolleada”.



Se trataba de un bucle; de una situación absurda que a lo largo de setenta minutos, repetía (con pequeñas variaciones, eso sí) cuatro frases y gestos que parecían diseñados para irritar a quien estuviera viéndolos. Tal cual. La indignación tomó la sala... y creció cuando el equipo del festival se justificó diciendo que no había visto la película. Y cuando creíamos que la historia no podía ir a más, apareció Carlo Padial (cómo no) y declaró que llevaba tiempo trabajando en ese proyecto.

‘Vosotros sois mi película’ es el documental que el cineasta barcelonés dedica al “affair Bocadillo”, pero como era de esperar (incluso de exigir), el experimento no se queda en el mero repaso de los hechos. Para entendernos, la crónica no tarda en revelarse como reflexión que pretende incidir en el espíritu (ahora digital) de los tiempos en los que estamos condenados a vivir. En este sentido, la película da auténtico sentido al concepto “mockumentary”, luciendo así como una etapa tan lógica dentro de la filmografía de este director, que no sería descabellado sospechar que, en realidad, Wismichu no sea más que otro producto del subconsciente de Padial.



Al fin y al cabo, la odisea de este célebre creador de contenido virtual para convertirse en el mejor “directroll” del mundo no es más que otra aventura irremediablemente enfocada al siniestro total. Venimos, toca recordarlo, de ‘Mi loco Erasmus’, de ‘Taller Capuchoc’ o de ‘Algo muy gordo’ (making of, por cierto, sobre una película que no existía). Eran todas ellas “conquistas [fallidas] de lo inútil”, o si se prefiere, derivas existenciales en las que la creación artística (esa tortura) nos invitaba a replantearnos cualquier noción de fracaso que tuviéramos antes de darle al Play.

En este caso, tenemos a un personaje central cuyos rasgos más identitarios nos hablan, por igual, de alguien cuyo único sustento vital parece que sea la notoriedad. Recordemos que, por lo general, hoy en día ésta se alcanza gracias al inflamable combustible del odio. Lo llaman escándalo. Padial construye y filma un engaño (el hombre, en su salsa) que, al igual que aquella película falsa, se comporta como una suerte de chivo expiatorio. Como un objeto sobre el cual descargar la frustración de nuestra frustrante existencia.



El cine de lo precario marca de la casa, se viste de seda para reivindicar a un mono que se ríe de estos ropajes. Lo llaman caballo de Troya. Como era de esperar, el producto hace bandera del vandalismo. Tanto, que por el camino no le importa morder la mano que en su día le dio de comer. En la narración que propone, Carlo Padial, eterno funambulista entre la verdad y la mentira, decide seguir la senda de ‘Primavera Down’ (corto en el que ya la tomó con el festival de música Primavera Sound), y no salir en ayuda de la manchada reputación de Sitges.

Valiente ingratitud. Brutal actitud sostenida de iconoclastia al borde del suicidio. Como tenía que ser. Al fin y al cabo, todas las razones por las que ‘Vosotros sois mi película’ puede hacer hervir la sangre, se deben a su principal virtud. Esto es, una comprensión total del objeto de estudio. El “Just for the lols” impregna así cada etapa de un relato asentado en el gusto pirómano por la broma pesada. Tchaikovsky y Grieg ponen banda sonora a las risas de Wismichu mientras la pantalla se llena de tweets que expresan el enfado de quienes pelean por encontrar el sentido a una propuesta que, de hecho, a lo mejor no lo tenga... Más allá, claro está, de torpedear el -falso- prestigio de los sistemas de validación del arte. Las llamas engullen el Retiro y Padial toca la lira, en otra reivindicable pieza de cine para el fin del mundo... eso sí, no muy lejana de la lucidez renovadora del Banksy de ‘Exit Through the Gift Shop’. Por muy enervante que sea, al final, puede que el presente no sea tan desalentador como parecía.
Escrita por Víctor Esquirol (FilmAffinity)
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