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Blinded by the Light (Cegado por la luz)

Drama. Comedia En la Inglaterra de 1987, durante los austeros años en los que Margaret Thatcher estuvo en el poder, Javed, un adolescente británico de ascendencia paquistaní, aprende a vivir y a comprender a su familia a través de la música de Bruce Springsteen. (FILMAFFINITY)
Quiero ser como Bruce Springsteen
A un genio del marketing se le ocurrió declarar que todo lo bueno vuelve... o debería volver. Y nos guste o no, así es. Y cómo no, el cine, en su función de fiel reflejo de las alegrías y decepciones que dan color a la vida, se hace eco de dicha máxima. De una tendencia, si se prefiere, que no deja de hablarnos de los pocos argumentos que nos ofrece, en su favor, un presente a todas luces depresivo... si no directamente terrorífico. Hablo de una realidad tan espantosa, que solo puede invitar a refugiarse en otro lugar, y si esto no es posible, pues en otros tiempos. Toca desempolvar, pues, esos buenos recuerdos que, tal vez, y solo tal vez, sean la enésima trampa de la nostalgia.

Supongamos que estamos en Luton, en el año 1980, y que en las colinas que presiden la entrada a tan gris e intrascendente ciudad, vemos a dos chavales que se enfrentan a dicho paisaje urbano con toda la ilusión de la infancia. El mundo, opinan, les pertenece, y la amistad que les une, creen también, será un apoyo con el que siempre podrán contar. Pongamos ahora que la trama, cruel donde las haya, decide llevarles la contraria, trazando un salto en el tiempo hacia adelante, para aterrizar en un momento histórico ciertamente oscuro.



Han pasado siete años; estamos en 1987, o sea, que a los mocosos les ha tocado afrontar su entrada en la edad adulta durante el período más oscuro de la noche thatcheriana. Las recetas económicas de la “Dama de hierro” se han cebado con la clase obrera, y los postulados racistas sobre la inmigración a manos de Enoch Powell siguen marcando una agenda social que más que convulsa, es insostenible. Visto en perspectiva, ya que estamos, queda claro que cualquier tiempo pasado, no fue necesariamente mejor. El caso es que aquel presente es tan depresivo (o directamente tan terrorífico), que el protagonista de esta historia (un joven de familia paquistaní humildse), tiene que buscar cobijo en otro tiempo, en otro lugar... y en otra cultura.

Esta fuga salvadora se produce a partir de una feliz coincidencia. Y es que mientras todos los gurús artísticos venden el sintetizador como el único futuro posible para la música, a un loco no se le ocurre otra que pregonar la buena palabra de un tal Bruce Springsteen. Diecisiete años después del film que le puso en el mapa (aquella revelación pop titulada ‘Quiero ser como Beckham’), Gurinder Chadha recupera la fórmula del éxito. Es decir, que los intrincados caminos de la mitomanía se descubren, a lo mejor, como la pieza que faltaba en el no menos intrincado rompecabezas donde tienen que encajar los anhelos individuales con las imposiciones de los colectivos a los que éste pertenece.



Para esto, ya lo sabía Nick Hornby, nadie mejor que el Boss, ese guía espiritual infalible, cuya sabiduría puede ser invocada en cualquier momento y situación. Lo bueno, por suerte, siempre acaba volviendo. El canal de comunicación entre el Jefe y sus acólitos se establece, evidentemente, mediante una música atemporal en su orgulloso carácter de “vieja escuela”, y que se descubre como un manantial inagotable de energía. Gurinder Chadha filma el primer contacto con la música de Bruce Springsteen imprimiendo en la pantalla la letra (sagrada) de “Dancing in the Dark”.

De la oscuridad a la luz a ritmo de rock inmortal. De Nueva Jersey a Luton a través de unas canciones descaradamente universales. No en vano, la verdad y entrega de su autor, no entienden de ningún tipo de frontera. De esto trata, al fin y al cabo, ‘Blinded by the Light (Cegado por la luz)’... y esto es lo que aleja al producto de la actual fiebre por el greatest hit musical. Si ‘Bohemian Rhapsody’ y ‘Rocket Man’, por ejemplo, eran sendos monumentos al rastro imperecedero de Freddie Mercury y Elton John, respectivamente, Gurinder Chadha prefiere centrarse en la conexión salvadora que establecemos con nuestras fuentes de inspiración de cabecera.



Lo hace dando protagonismo no al dios, sino al creyente; transmitiendo la pureza de esa emoción (religiosa, sin duda... y algo sexual, por qué no admitirlo) que surge ante el convencimiento de que “Badlands”, “No Surrender”, “Hungry Heart”, “Bort to Run” o “The Promised Land”, son cantos de orgullo, dignidad y libertad que pueden aplicarse a nuestra vida... y aún mejor, que pueden dotarla de auténtico sentido. Es el gancho irresistible del popurrí; de esa reproducción aleatoria a partir de una playlist sin ningún tema que no esté concebido para hacernos vibrar.

Los oficios de guionista y directora cinematográfica se comportan pues como el de DJ. Como el del encargado de navegar por una nebulosa melódica de versiones casi-íntegras. De ahí el esquematismo con el que se dibujan los personajes (en ocasiones, especie de bailarines en un videoclip tipo Bollywood) y las temáticas abordadas en ‘Blinded by the Light (Cegado por la luz)’. Es cine social a base de pinceladas que insinúan, pero que no acaban de incidir; es cine musical que se tararea, a falta de saberse toda la letra. Y ya suena bien así. Palabra del Boss, que siempre sabe de lo que habla.
Escrita por Víctor Esquirol (FilmAffinity)
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