Rescate en el Mar Rojo

Chris Evans es el Capitán América. Pasarán los años, las décadas, pero el personaje por el que será recordado es y será siempre el creado por Stan Lee y el resto de los magos de Marvel. Es por ello que su papel en "Rescate en el Mar Rojo" es tan perfecto, porque lo que se ha limitado a hacer Gideon Raff, creador de la serie que dio origen a la notable "Homeland", y guionista y director de este film, es hacer que Evans se enfunde el traje de Steve Rogers. O mejor dicho, que se lo quite. Que ejecute las mismas acciones, fuerce los mismos gestos, mantenga su torso esculpido en el gimnasio y en definitiva: sea el Capitán América, sin ponerse las mallas. Porque no estamos sino ante la típica película americana en la que un hombre blanco salva a los oprimidos y su protagonista parece hecho a medida para este papel.



Y dicho lo anterior poco más hace falta explicar sobre "Rescate en el Mar Rojo", una película tan correcta como previsible, basada en unos hechos reales que tal como se narran en el film parecen una mala ficción, pero que al final tampoco son tan ofensivos como para acabar de verla sin una sensación de satisfacción. Tan forzadamente académica, calculada y arquetípica como carente de personalidad, la producción plantea cómo un grupo de agentes del Mossad, liderados por Evans, rescató a miles de judíos etíopes en los años 80, haciéndolos pasar la frontera de Israel a Sudán.

Si no existieran películas como "Diamante de sangre" o "Argo", quizá podríamos hablar de "Rescate en..." como algo no ya original, sino valioso más allá de la capa superficial del entretenimiento, algo que consigue sin esfuerzo durante sus más de dos horas mezclando drama con algunos momentos de comedia gamberra, con un reparto de personajes pintorescos, no muy interesantes pero sí eficaces para que la trama avance. La historia (real) es potente pero todo se ha reducido a lo eficaz, no hay pulso en las escenas nocturnas de los rescates, ni hay verdadero riesgo o sensación de peligro en las que deberían ser tensas y enfrentan a los protagonistas a los caciques locales.



El problema más grave de "Rescate en el Mar Rojo" es que, como en toda la película de este tipo, sus héroes jamás pasan por momentos problemáticos y, de hacerlo, nunca hay una sensación de peligro real. Porque son perfectos, intocables, mientras que los malos son muy malos, e incluso torpes y un poco tontos. Si la base de tu guión no trabaja con energía sus momentos más impactantes, el objetivo que se consigue es, quizá, el contrario al buscado: que ese hombre hizo cosas muy buenas, de acuerdo, pero probablemente nadie las recuerde cinco minutos después de que terminen los créditos.

"Rescate en el Mar Rojo" es otra película de Netflix que no tiene nada que aportar, que se ve y se olvida con la misma facilidad. Con este material podría haberse hecho algo mejor; también peor, claro, por lo que dependerá del espectador decidir cómo ve el vaso: o medio vacío, o medio lleno.