Haz click aquí para copiar la URL

La última locura de Claire Darling

Drama. Comedia En Verderonne, pequeño pueblo en Oise, cerca de París, es el primer día del verano y Claire Darling se despierta convencida de que es su último día. Decide vaciar su casa y hacer un mercadillo. Estos objetos tan amados reflejan lo que ha sido una vida trágica y resplandeciente. Esta última locura de Claire provocará el regreso de su hija Marie, a quien no ha visto desde hace 20 años. Adaptación de la novela estadounidense "Faith Bass ... [+]
El dolor del paso del tiempo
La sola presencia de Catherine Deneuve justifica la existencia de cualquier película. Enunciada esta máxima inamovible, que se debe pronunciar a costa de escasísimos intérpretes, cabe felicitarse por su participación en una película de la hondura de "La última locura de Claire Darling", dado que Deneuve no ha sido demasiado exigente con sus proyectos en los últimos años.

Su trabajo engrandece esta dura reflexión sobre el dolor del paso del tiempo, las oportunidades perdidas y las posibles reconciliaciones con el presente que traza la francesa Julie Bertuccelli, curtida tras la cámara en los años noventa con tótems como Otar Iosseliani, Krystof Kieslowski o Bertrand Tavernier, con quienes trabajó como asistente de dirección o directora de la segunda unidad. Más adelante, como autora no ha tenido demasiada prisa: tras debutar con el drama "Desde que Otar se marchó" en 2003, su segunda película, "El árbol", no llegó hasta 2010, un filme intimista y metafísico con Charlotte Gainsbourg al frente. Y ahora ha habido que esperar nueve años más para encontrar su tercera obra, un drama que introduce con mesura algunos toques de comedia y de realismo mágico para acercarse a una historia que, en el fondo, posee una intensa carga de tragedia.



Bertuccelli afila su mirada para asomarse a la carga vital de su protagonista, Claire, una Deneuve que despierta un buen día convencida de su muerte inminente, por lo que decide vender todas sus valiosas posesiones, a precios irrisorios, en un mercadillo en el jardín de su casa (lo que no ahorra el retrato desolador de los vecinos que acuden, como una jauría, a hacerse con los objetos más preciados). Entre el gentío también se presentará su hija Marie (Chiara Mastroianni, hija de Deneuve en la vida real), que escapó del hogar 20 años atrás.

Las imágenes de "La última locura de Claire Darling" acaparan una telaraña de sentimientos en los que el espectador ha de volcarse para bucear en el interior del personaje de Claire y, tal vez, en el de él mismo. Sentimientos que se mueven entre el desasosiego y la tristeza y que vuelcan en los objetos buena parte del peso dramático de los personajes, quienes se relacionan gracias a ellos: encuentran sus asideros en un cuadro, una muñeca, un anillo… Objetos que son parte de la peripecia vital de quienes los poseen, pero también receptores de sus afanes, ilusiones, fracasos y mezquindades. Porque, en definitiva, lo que interesa a Bertuccelli es crear un retrato humano desde la distancia visual, pero no emocional. La puesta en escena de su película se afana en buscar la corrección formal, pero solo para llenar los encuadres de pesares y anhelos. De ahí que esos objetos que acaparan el espacio en la casa de Claire jueguen un papel primordial, desde luego, pero que también lo hagan las miradas, los gestos, las palabras no dichas, los silencios…

Como cineasta, Bertuccelli se esfuerza porque la densidad de sus imágenes empape tanto a los personajes como al espectador: no siempre lo logra, pero se percibe su constante afán por hacer que una plena sensación de melancolía, de dolor por el pasado perdido, esté presente en todo el metraje. Sus mujeres protagonistas son personajes dolientes, faltos de capacidad para expresar su soledad, atrapados por la culpa, por el desamor y, en definitiva, por el peso siempre intolerable del paso del tiempo. Claire es casi una pieza más en el museo en el que ha convertido su casa, pero con su "última locura" se abraza a una posibilidad de redención personal.



Con ayuda del impagable trabajo de su directora de fotografía, Irina Lubtchansky (hija del legendario director de fotografía francés William Lubtchansky, con más de cuarenta años de carrera a sus espaldas), Julie Bertuccelli llena su película, en la que consigue que pese físicamente la sensación de los años transcurridos, de imágenes en la que se confunden el pasado y el presente, en las que los personajes viajan ante nuestros ojos y donde pueden hacer acto de presencia, sin alarde visual alguno, con un sencillo movimiento de cámara o con un cambio de luz, los fantasmas del pasado, que conviven en el mismo plano con los personajes presentes. Son intersecciones temporales que acaban por reafirmar el músculo narrativo de la película, que hacen visibles los recuerdos, esos que se ocultan en los rincones de cada casa, en los pliegues de cada memoria.

Conviene acercarse a esta mujer, Claire, porque supone un espejo de tantos de nosotros, entregados quizá como cinéfilos a la adoración de esa vida que vive en la pantalla y que en Claire vive en los objetos que la rodean. No es una tarea baladí confrontar nuestra vida de amantes del cine con la suya como personaje. Y, de su mano, recorrer los caminos que nos han hecho ser quien somos. Porque "La última locura de Claire Darling" nos impele a mirar hacia atrás. A un inevitable pasado que nos acompaña y que Claire intenta exorcizar acabando con el presente.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
arrow