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Un corazón extraordinario

Comedia. Drama Lenny Reinhard (Elyas M'Barek) tiene ya 30 años pero sigue siendo un juerguista irresponsable. Por eso, su padre le obliga a cuidar de uno de sus pacientes adolescentes, que tiene una grave enfermedad cardiaca. Será entonces cuando Lenny rompa con todas las reglas para hacer que se cumplan cada uno de los deseos de su nuevo amigo. (FILMAFFINITY)
Limpia, amable, anodina…
Ante cualquier relato de intenciones pretendidamente bonancibles, uno se pone en guardia casi sin ser consciente de ello. Las horas perdidas en las salas de cine frente a películas con intenciones conciliadoras y ensalzadoras de la amistad y los buenos sentimientos son ya demasiadas. Especialmente si se trata de historias de superación personal que oponen a personajes dolientes, pero estupendos, con otros envueltos en el bienestar material, pero infelices. “Intocable”, para entendernos.

El descomunal éxito de la película francesa todavía empapa sin remedio buena parte del cine de todo el planeta y, según lo visto, continuará haciéndolo algunos años más. Y es cierto que a la hora de enfrentarse con una película como “Un corazón extraordinario”, las cosas andaban confusas, porque de entre las obras que se han estrenado en España de su director, Marc Rothemund, se recuerda en 2005 su magnífica “Sophie Scholl. Los últimos días”, un acercamiento a un icono de la sociedad alemana, Sophia Magdalene Scholl, dirigente del movimiento de resistencia La Rosa Blanca en la Alemania nazi. Sin embargo, de Rothemund también llegó en 2017 “Cita a ciegas con la vida”, una nefasta comedieta, culmen de lo políticamente correcto, la amabilidad fílmica, el humor blanco y pueril y los lugares comunes.



En “Un corazón extraordinario”, filmada también en 20017 aunque se estrene este año, Rothemund no alcanza los abismos de su lastimosa última obra, pero la remonta solo unos metros. Y es una lástima, porque Rothemund es un cineasta que filma con suma soltura, que sabe apreciar el valor de los encuadres y que mueve su cámara con pericia y con elegancia, pero resulta complicado asomarse con equilibrio a la enésima relación entre la pareja del vividor en el fondo infeliz y del doliente castigado por la vida, pero de plena vida interior.

He aquí a Lenny, el irresponsable hijo de un famoso cirujano, envuelto en una vida de lujo, obligado por su padre a acompañar David, un paciente adolescente, protegido por su madre y aquejado de una grave enfermedad cardíaca. ¿Aprenderá Lenny lecciones vitales vertidas por el joven David, lleno de amor pese a su mal? A ver quién se atreve a apostar a que no… Tierna hasta el padecimiento, “Un corazón extraordinario” no se abriga con fruición en la lágrima fácil, pero riega sus imágenes de ternurismo y ñoñería, y hace gala de un guion de estudiada simplicidad, tan previsible como anodino, en el que ni siquiera se ahorra la previsible visita (aunque breve, que es una película para toda la familia) a un club de streap tease (¿el equivalente pretendidamente transgresor de los cigarrillos de marihuana de “Intocable”?).



Quizá tampoco convenga hacer sangre con la simplicidad de una película como esta, que tampoco es que sea especialmente ofensiva, pero lo cierto es que, en ocasiones, vence el cansancio de asomarse a las mismas cuestiones y con el mismo envoltorio. Porque lo peor de “Un corazón extraordinario” no es ya el hecho de convertir lo dramático en trivial, sino hacerlo con semejante dejadez visual por parte de un director que ha demostrado otra valía, con tal pobreza de recursos de puesta en escena, con tanta insustancialidad fílmica, propia de esos telefilmes de sobremesa rodados tan en serie que si uno se duerme, al despertar no sabe si continúa el mismo o ya ha empezado otro.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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