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Este niño necesita aire fresco

Drama. Comedia Narra la historia de uno de los humoristas más apreciados de Alemania. La infancia de Hape Kerkeling, tal y como cuenta en las memorias en las que se basa el filme, estuvo llena de humor, pero al mismo tiempo estuvo marcada por experiencias dolorosas y traumáticas en la República Federal de los años 60 y 70. Su madre sufría episodios de depresión profunda y lo más difícil era hacerla sonreír, mientras que con su abuela mantuvo una ... [+]
La risa sanadora
Hape Kerkeling es toda una personalidad pública en Alemania. Actor televisivo, humorista y escritor, acumula una amplia carrera en la que, además, ha triunfado en toda Europa con su libro "Bueno, me largo" (editado en España por Suma de Letras), donde relata su experiencia en el año 2001 en el Camino de Santiago. Una obra en la que abandona un tanto su faceta humorística para relatar la fuerza purificadora que encontró en su peregrinaje, gracias a la cual miles de alemanes se lanzaron a recorrer el camino, que conocería una adaptación al cine en 2015, "Ich bin dann mal weg", de la mano de Julia von Heinz.

"Este niño necesita aire fresco" dibuja los años de infancia de Kerkeling. Años duros, dramáticos, que forjarían la personalidad del posterior artista y en los que descubriría un arma fundamental para protegerse de su entorno y para expresar su creatividad: el humor. En 1972, en el Valle del Ruhr de Alemania, Hans-Peter Kerkeling es solo un niño de nueve años que no imagina que llegará a convertirse en Hape. Un niño que pronto descubre que puede hacer reír a los demás y que hace de ello un escudo vital. Especialmente cuando su madre cae enferma a causa de una profunda depresión. Es entonces cuando el padre deja al pequeño a cargo de sus abuelas. La película muestra desde ese momento sus intenciones, que trascienden el retrato infantil para convertirlo en una historia de supervivencia, crecimiento y autoafirmación.



A pesar de ello, el filme no escapa de una trampa en la que incurren tantos 'biopics': el personaje no sabe en quien se convertirá, pero el guion sí, con lo que muchas de las secuencias nacen ya habitadas por esa certeza y resulta complicado no ver su armazón, construido para reflejar instantes y momentos vitales como anticipos que conformarán al personaje adulto, ya consagrado. No obstante, la cineasta Caroline Link se introduce con suma sinceridad cinematográfica en los afanes y pesares de una familia a la que el espectador pronto llegará a querer. Link ya había entregado películas interesantes, de la talla de "Más allá del silencio" o "Destino Marrakech" y, especialmente, "En un lugar de África", una sentida aproximación a la vida de la escritora Stefanie Zweig con la que consiguió el Oscar a la mejor película en habla no inglesa. Una cineasta que utiliza armas sencillas en su retrato del niño Hans-Peter: una mirada limpia, discreta, sin ornamentos, en la que deja caer una cierta sensibilidad que nace del uso de una cámara que aspira a la invisibilidad, pero que en realidad es más que estricta en su planificación. Su esfuerzo por capturar el futuro carácter de 'showman' del personaje se plasma en secuencias que parecen atrapadas al vuelo, de asombrosa naturalidad, casi improvisadas, pero en las que se percibe un ajustado trabajo de planificación en la puesta en escena.

Link utiliza muchos de los temas recurrentes en su cine, como la familia, las relaciones entre padres e hijos y el peso del pasado como mochila personal. Pero añade a los ejes narrativos una efusiva defensa de la diferencia, también representada por la familia de Hape, formada por sujetos siempre excéntricos, al borde de una sana locura, donde las abuelas se convierten en un ejemplo de la levedad del abismo generacional cuando ante él se utilizan las armas adecuadas.



Conmueve en más de una ocasión este retrato del Hape niño que consigue vencer al desconcierto emocional que lo rodea, a lo retrógrado de su pueblo natal, al despertar de una cierta ambigüedad sexual, al maltrato por parte de sus compañeros de colegio… a toda una cadena de desdichas que combate con su malicia y con un innato sentido del humor que parece nacerle casi sin esfuerzo, como herramienta inconsciente de lucha contra los elementos.

Y uno se descubre sonriente ante el drama infantil, convertido en estimulante comedia, en canto que ensalza el poder de la risa sanadora, antídoto con el que Hape alivia no solo sus pesares, sino también los de quienes lo rodean y que aplicará incluso a su madre enferma. Así, no es difícil ver en la familia de Hape el anticipo de los futuros espectadores de sus shows adultos. Y merece la pena atender especialmente a un emotivo desenlace que reúne a todos los personajes de la película y en el que puede verse, siquiera fugazmente, al propio Hape Kerkeling.
Escrita por Miguel Ángel Palomo (FilmAffinity)
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